¿Quién es el asesino? A los aficionados a la novela policiaca les sonará la pregunta. Cada vez que abren las primeras páginas de un libro de esta categoría, el objetivo está claro, no caer en las trampas del autor y encontrar al culpable más pronto que tarde. Para ello, en la mayoría de los casos, siempre encontramos un detective que nos ayuda a ir andando el camino.

Aunque los escritores nórdicos son los que más han contribuido a convertirnos en desconfiados por naturaleza, en Murcia también tenemos nuestro detective de cabecera, y ese no es otro que Víctor Ros, el personaje creado por Jerónimo Tristante y que tan bien representa en la pantalla el guapo de Carles Francino. No sabemos si al mencionado inspector le gusta el fútbol, pero en Nueva Condomina hay muchas posibilidades de que en las próximas horas aparezca un cadáver y un misterio por resolver.

Porque después del bochornoso espectáculo que ayer ofreció el Real Murcia diseñado por Deseado Flores, la novela grana, de la que solo hemos leído apenas siete páginas, se pone de lo más interesante, y lo mejor, aunque todo el mundo parece tener claro el nombre del culpable, no habría que olvidar lo que ocurre en las historias policiacas: el principal sospechoso nunca es el asesino.

De momento, los 7 puntos conseguidos de los 21 en juego, han llevado a señalar al entrenador como el principal responsable de la situación. Ya decía el gran Dante Panzeri que los técnicos son el invento de las directivas para tapar sus propios errores. «Es el oportuno parapeto de contención de histéricos colectivos ansiosos de culpables», escribía el periodista argentino. Y Manolo Sanlúcar, el preparador elegido por el Real Murcia para «ganar partidos y jugar bonito», lo está viviendo en primera persona, y eso que ayer ni se sentó en el banquillo al estar sancionado, y eso que ayer intentó voltear la situación realizando distintos cambios en el once, unos por decisión técnica y otros por obligación -se cayeron el lesionado Pedro Martín y Víctor Curto, con molestias-. También aparecían en el césped nombres que en agosto fueron bautizados por el universo twittero como auténticos jugones: David Mateos, Fede Vega, Fran Carnicer, Santi Jara, Chamorro..., así como el deseado por todos, Elady Zorrilla.

Mientras todos ellos estaban sobre la hierba, donde los futbolistas son libres para inventar y dar alegrías, Sanlúcar estaba en la grada, pero, como no es murciano como Paco García ni tiene un director deportivo en el que escudarse, a las primeras de cambio los revólveres apuntaron contra el andaluz y los gritos de ´vete ya´ fueron calentando en las gargantas de los aficionados a la espera del desastre.

Si aguantaron a la segunda parte fue gracias a la chispa de algunos futbolistas, a un Mérida que dio la sensación de venir de excursión y al gol en propia puerta de Chico. El tanto que adelantó a los murcianistas definía perfectamente el partido que se estaba viendo sobre el terreno de juego y que dejaba claro que el Murcia es los latigazos de sus futbolistas, porque, dado el egoísmo de más de uno, de equipo y colectivo nada de nada. A falta de defensas, posiblemente también sea culpa de Sanlúcar la desnudez en algunas posiciones de la plantilla, Xiscu volvía al lateral izquierdo. En el derecho Fede Vega, con el motor recién salido del taller, comprobaba que no es fácil coger velocidad cuando tus piernas no están al cien por cien.

Solo la ausencia de exigencia del Mérida, que no aprendió la lección mostrada por otros rivales de los granas, que demostraron que la mejor forma de ahogar a los murcianos es apretar en el centro del campo, permitió que Santi Jara, Elady, Fran Carnicer y Jordan dejaran algunos chispazos. Pero no había continuidad en el juego, solo destellos que parecían suficientes viendo el nivel del conjunto entrenado por Nafti.

Lo mejor que pudo pasarle al Murcia es que el gol llegase sin ni necesidad de rematar a puerta. Fue en una excelente combinación entre Juanra -salió en el 28 por el lesionado Xiscu- y Elady. Jordan, otra de las novedades, metía el balón al área, y Chico batía a su propio portero para suerte de la afición murcianista, que ya empezaba a inquietarse en sus asientos y a mirar al palco con una mirada en la que había de todo menos inocencia.

Todo estaba a favor para los granas. Un once ofensivo y valiente, jugadores con calidad, o eso indican sus nóminas y los expertos, y un rival sin manual de instrucciones. Pero los jugadores contratados por Deseado Flores, que todavía no han demostrado sus virtudes futbolísticas, dejaron entrever que si algo se les da más que bien es hacer la cama, y no en el sentido literal de la palabra.

El primero en borrarse fue Fran Carnicer. El andaluz, que viene reclamando su titularidad un día sí y otro también, abandonaba el terreno de juego por un golpe. En su lugar saltó, o eso indicaba el videomarcador, David Sánchez, aunque, como ocurre con un trampantojo, una cosa es lo que se ve y otra lo que sucede, porque el sevillano representó a la perfección el esperpento que se estaba viendo sobre el terreno de juego y al que no dudaron en sumarse Santi Jara, al que la gasolina le dura menos que a un Ferrari; Fede Vega, que se convirtió en el mejor atacante de Nafti regalando un córner tras otro; o Chamorro, que mancha el ´9´ que lleva en su espalda.

El flash que hizo ver que la película se iba a convertir en una historia de auténtico terror se produjo a falta de un cuarto de hora para el final. En una contra favorable al Real Murcia, la mitad de los futbolistas granas se desentendió de la jugada, deambulando como fantasmas por el centro del campo en vez de ir a buscar el 2-0 que diese la tranquilidad absoluta.

Como los profesores que castigan en las notas la falta de esfuerzo, los dioses, cada cual que le ponga el nombre que quiera, excomulgaron a los granas con un gol que hizo estallar a Nueva Condomina. Y no de alegría. El Mérida, que solo había sacado la cabeza gracias al trabajo de Álex Bernal y a la lucha de Kiu, obtuvo un premio que ni ellos mismos esperaban. Fue en una falta lateral. El sevillano puso un balón al área que remató completamente solo el exUCAM Javi Gómez. Y si los de Nafti no se llevaron los tres puntos fue por una estirada de Biel Ribas y el poco acierto de Hugo Díaz. Pero no fue necesaria la derrota para que el cielo de NC explotara como ocurre en una tormenta.

Los jugadores del Real Murcia encendieron la mecha que va directamente contra la figura de Manolo Sanlúcar. La cuerda ya está preparada y hoy será ajustada al cuello del técnico que en el mes de junio fue presentado como el ideal para el proyecto. Será la primera víctima de la temporada, pero que nadie olvide que la novela solo acaba de empezar, y los aficionados a los libros policiacos saben que el primer sospechoso nunca es el culpable.