Opinión | Apuntes del natural

El tranvía, un ejemplo a seguir

Un amigo me dice. «Los políticos deberían dejar de provocar esta polarización enloquecida en la que están metiendo al personal. Lo que ha ocurrido en Eslovaquia, el ataque a tiros al primer ministro Robert Fico, las palizas a políticos en Alemania, los golpes con palos a un muñeco que representaba al presidente Pedro Sánchez, etc., son el resultado de esos discursos incendiarios, llenos de insultos hacia el oponente político, a menudo con acusaciones falsas llenas de odio». Y yo añado: «La verdad es que no sé qué ganan con eso, además de provocar posibles incidentes que se escapan de todo control, porque bestias pardas hay en todos los países, y estas actitudes sacan lo peor de cada persona».¡

Gente maja. El periodista José Antonio Montesinos recordaba el viernes en su chispazo –columna de este periódico- las magníficas dotes como parlamentario de Juan Ramón Calero cuando fue diputado en la Asamblea Regional y en el Congreso. Comparto esa opinión y añado a su comentario, yo que tengo más espacio, los muchos otros políticos de todos los partidos que en aquellos años basaban sus intervenciones en el conocimiento de lo que decían, a menudo adornado con una sutil ironía y la suficiente inteligencia para hacerte sonreír o soltar la carcajada. En una ocasión, un diputado le preguntó a un consejero en qué pensaba gastarse el dinero del apartado ‘varios’ de su presupuesto y éste le respondió exactamente, punto por punto, a lo que preguntaba: «en folios, tantos euros, en bolígrafos, tanto, en papel higiénico, tanto», y así continuó hasta que el presidente de la Asamblea, lo paró y le preguntó al diputado si ya se consideraba informado, y el otro dijo: «Vale, le perdono el resto».

Son para gente pudiente. Una mujer en una frutería: «¿A cómo las cerezas?». El dueño responde: «A 14 euros». La mujer pregunta, «¿Es que tienen música?». El hombre dice: «Es que son las primeras, se-ño-ra», dicho así, recalcando cada sílaba.

Transporte público. Murcia es la comunidad de España que menos utiliza el transporte público. Teniendo en cuenta, es un ejemplo, la cantidad de pedanías del municipio de Murcia, con personal que se desplaza a diario desde sus domicilios hasta la ciudad o a otros enclaves vecinos, resulta tremendo que aquí no haya la menor costumbre de tomar un autobús, sino que casi todo el mundo va y viene en su cochecito, su moto, su patín, etc. Sin embargo, el servicio de tranvías de la capital va lleno a cualquier hora del día. ¿Saben ustedes por qué? Pues porque da un buen servicio, limpio y rápido, barato y cómodo y con fluidez en el horario. Sin embargo, como decía alguien hace poco: «Es que, si pierdo el autobús para ir al trabajo, el siguiente viene media hora después y ya no llego a tiempo, así que voy en coche».

Luego a luego. Una mujer, a su marido, desayunando en un bar: «Luego a luego, vamos a tener que ir limpiando la casa de la playa».

Que viene el calor. Cuando llega esta época del año, siempre me acuerdo de lo que era meterse en un aula de un instituto de esta Región con 30 chicos y chicas a enseñarles el estilo directo e indirecto en el idioma inglés. Los calores propios de la primavera, el solanero dando en las ventanas y el propio calor que emanaba de nuestros cuerpos hacía que aquello pareciese un horno. Cuando se acababa la clase y abríamos las puertas salía una bocanada de calor con olor a sudor que era bastante repugnante. Pues bien, pasan los años, llegan los meses de mayo y junio y muchos colegios e institutos públicos siguen sin aire acondicionado. Qué bonito ver a un chaval, o chavala, o chavale, haciendo un examen cayéndole las gotas de sudor en el folio.

Léxico local. Tengo un amigo la mar de culto al que le gusta mucho utilizar los giros netamente murcianos del idioma español. He aquí una de sus expresiones favoritas: «¡Ese es un pedazo de tontolpijo!».

Serie

Serie / L.O.

Serie

Había leído la novela Los pacientes del Dr. García, de Almudena Grandes, pero no había visto la serie y esta semana me he puesto a ello. Me ha gustado. Refleja muy bien lo que el libro trataba de explicar sobre aquella nefasta ‘contienda’ nuestra de 1936. Los actores son muy buenos y se han gastado perras en la ambientación. La murciana Eva Llorach tiene un papel no muy largo, pero, cada vez que aparece en la pantalla, demuestra lo que es ser una gran actriz. Eso sí, la serie, como la novela, es dura como el pedernal.

Suscríbete para seguir leyendo