Economía

Los propietarios quieren alquilar por meses para huir de "los contratos perennes"

Al no considerarse un hogar estable el dueño no asume las obligaciones de la reforma

Una mujer contempla los anuncios de pisos en una inmobiliaria en Murcia

Una mujer contempla los anuncios de pisos en una inmobiliaria en Murcia / Francisco Peñaranda Saura

María José Gil

María José Gil

La inquietud ante las obligaciones que la Ley de Vivienda impone a los arrendadores está llevando a los propietarios de la Región a pasarse al alquiler de temporada, una fórmula destinada a los estudiantes y a los inquilinos de paso, para "huir de los contratos perennes", según ha explicado a La Opinión el portavoz del Colegio de la Propiedad Inmobiliaria, Jerónimo Jover. Asegura que las agencias inmobiliarias están recibiendo instrucciones de muchos propietarios de dejar de alquilar las viviendas a personas que buscan una residencia habitual cuando expiren los contratos para eludir la reforma legal.

Jover precisa que los contratos de alquiler estacional no están sujetos solo a la Ley de Vivienda, sino que están regulados por el Código Civil, al tratarse de casas no son consideradas como "un hogar estable", sino como una alojamiento de carácter transitorio. Se trata de viviendas destinadas a inquilinos que deben trasladarse por algún motivo para un plazo de tiempo concreto, "pero que siguen teniendo su residencia habitual en la ciudad en la que viven".

Son, por tanto, inquilinos que ocupan la vivienda de forma provisional, y que "acaban marchándose" en unos meses, al terminar el trabajo o cuando han cumplido los compromisos que motivaron su desplazamiento.

Jerónimo Jover destaca que el cambio al mercado del alquiler de temporada supone una pérdida de rentabilidad para los propietarios, dado que "los estudiantes no alquilan para todo el año, sino para diez meses. Pierden esos dos meses", precisa. Añade que, de igual forma, cuando un empleado o un profesional deja la casa que necesitó por unos meses, puede que permanezca algún tiempo vacía, aunque el propietario lo prefiere.

Además, los contratos de temporada pueden prorrogarse por el periodo que se ha firmado las veces que sea necesario, sin que cambien las condiciones, mientras que un contrato regulado por la Ley de Vivienda puede alargarse hasta los cinco años si el arrendador es un particular o hasta los siete años si es una persona jurídica. "Por eso los propietarios nos piden que cuando venzan sus contratos los dediquemos a los alquileres de temporada para no tener contratos perennes", explica.

Asegura que sus mayores preocupaciones son el riesgo de impago y la imposibilidad de recuperar la vivienda si está ocupada por "una familia que pueda ser considerada vulnerable", por lo que augura graves problemas para encontrar casa a la población con menos ingresos.

También critica que, en caso de impago, "el Estado carga el problema" a los arrendadores. "Los inquilinos son tan clientes nuestros como los arrendadores, pero quien filtra es el propietario. Y, cuando puede elegir, en vez de alquilarle a una persona que se puede ir al paro, preferirá a un funcionario, al que le puede embargar la nómina si no le paga".

Recuerda que cuando él empezó a ejercer su profesión hace varias décadas "se tardaba meses en alquilar una vivienda y ahora se alquila en unas horas".

También critica las restricciones en los precios y señala que para los propietarios es un perjuicio que "las revisiones anuales se establezcan por debajo del IPC". A su juicio, este tipo de limitaciones acaban provocando un abandono del mantenimiento, que contribuye al deterioro de la casa. "Cuando el propietario no puede subir la renta, no arregla la vivienda, que se va deteriorando con el tiempo.

Jover considera que "el exceso de proteccionismo de la ley va a tener un efecto contrario" al que ha buscado el Gobierno, dado que la escasez de viviendas de alquiler y las condiciones del mercado van a crear mayores dificultades en un momento en el que apenas si hay oferta, pero sí una gran demanda.