Opinión | La Feliz Gobernación

La Corredera de los libros

Las casetas de las librerías y editoriales se convirtieron la pasada semana en un imán para que la calle de la ciudad de Lorca atrajera a la multitud

Una de las casetas instaladas en la Feria del Libro de Lorca | DANIEL NAVARRO

Una de las casetas instaladas en la Feria del Libro de Lorca | DANIEL NAVARRO

En Lorca no todo es blanco y azul. Hay más cosas, aunque a veces no lo parezca, y más en estas fechas. La tarde del pasado viernes me di un voltio por la Feria del Libro. La Corredera, que en su día fue el centro social de la ciudad, es ahora un lugar de paso, pero las casetas de las librerías y editoriales se convirtieron la pasada semana en un imán para que la calle atrajera a la multitud. Un espectáculo, la gente, la mucha gente, en su ir y venir y curiosear y compatir. 

Soy de la generación del Perla, aquel colmado literario del Barrio de San Cristóbal, el Barrio a secas, donde se encontraban los tebeos y novelas de bolsillo que nos iniciaron a la lectura: Bruguera, Estefanía, El Coyote, todo aquello, inolvidable.

Del quiosco del Leño, que vendía los periódicos al grito de «¡Arriba! ¡Pueblo! ¡Ya!», convirtiendo las cabeceras de los diarios de entonces en una proclama subversiva que empezaba por subvertir sus propios títulos.

Y de cuando nos surtiamos de los primeros libros en Foro, del pintor Vicente Ruiz, en la calle Cristal, o en la pequeña y exquisita librería del poeta José Luis Molina. Y más tarde, o quizá antes, en la Eliodoro Puche de Pedro Guerrero, sede camuflada del Partido Comunista, donde lo interesante estaba en la trastienda. Paradoja: Marx en las estanterías, y Henry Miller, clandestino. Como ahora, más o menos. 

Salgo del túnel del tiempo dándome de bruces con la Feria del Libro, transitada por un gentío desbordado. Y, de pronto, una pequeña caseta aparece rodeada por tantas personas que cuesta alcanzar el mostrador. Diríase que en ella se reproduce la imagen del primer día de rebajas en El Corte Inglés. Un tumulto. ¿Qué pasa ahí? Nada especial; solo hay libros. Aunque quien consigue abrirse paso puede obtener el trofeo de unas sonrisas y unas chuches.

Se trata de Futuro Imperfecto, la librería que ha revolucionado Lorca. El secreto no puede estar en otra cosa que en el amor a los libros. Y se trata, a la vista está, de un amor correspondido por sus destinatarios, los lectores. Un fenómeno emocionante.   

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