Podemos estar a las puertas de un salto cuántico en la esperanza de vida

En medio de una discreción que ronda el secretismo, se están desarrollando investigaciones punteras orientadas a revertir el envejecimiento que podrían alargar la vida hasta los 120 años en un futuro no muy lejano. El epigenoma y las células madre figuran entre las vanguardias. Un español, Juan Carlos Izpisúa, está entre los expertos más destacados a nivel mundial.

Desde que el Homo Sapiens deambula por la Tierra, hace unos 200.000 años, con vidas “pobres, cortas y violentas”, su gran anhelo soñado ha sido alargar la vida y aproximarse a la engañosa inmortalidad.

La esperanza de vida se ha ido alargando asombrosamente: era de 46 años al nacer en 1950, de 71 años en 2022 y se espera que alcance más allá de los 77 en el 2050, según la División de Población de las Naciones Unidas. Estamos hablando de medias mundiales, con enormes diferencias entre países y estatus sociales.

Hay un cierto consenso científico en que es razonable esperar alargar la vida hasta los 120 años en un futuro no muy lejano. La ley de rendimientos acelerados, que nos indica que estamos ante una progresión exponencial de la tecnología y la ciencia, nos permite especular con un salto cuántico en la esperanza de vida que puede estar a nuestro alcance.

Secretismo empresarial

Las empresa y los laboratorios más avanzados del mundo están llevando sus trabajos con una discreción que raya el secretismo. Es razonable, si tenemos en cuenta que el tema suscita una expectación que puede desbordarse, como ya sucedió el 16 de junio pasado en el Boston Convention and Exhibition Center durante una ronda de presentaciones científicas en EEUU. Se trataba esencialmente de una convención de células madre.

Los científicos Intentan imitar en el laboratorio el modo en el que las células humanas se desarrollan durante el embarazo para desempeñar sus funciones especializadas. Pero el tema suscitó tal expectación que los organizadores recurrieron a la policía para expulsar a la mitad del público ante una peligrosa aglomeración. Así lo narra un largo artículo de la prestigiosa MIT Technology Review..

Un español de vanguardia

La revista destaca la participación de Juan Carlos Izpisúa Belmonte, especialista de nacionalidad española en tecnología de rejuvenecimiento, que trabaja para Altos Labs, una startup que investiga con una discreción que raya el secretismo en tecnologías avanzadas, como la tecnología molecular para prolongar 40 años o más la vida humana.

Restaurar y mantener la salud celular es uno de los desafíos más ambiciosos e importantes de nuestro tiempo.

Juan Carlos Izpisúa Belmonte.

— Altos Labs.

“La inversión del proceso vital es casi la hazaña definitiva para un ingeniero”, afirmó Haifan Lin, biólogo molecular de la Universidad de Yale y presidente de la Sociedad Internacional para la Investigación sobre Stem, organizadora de la reunión citada.

La reprogramación celular en marcha sería con seguridad un tratamiento carísimo, reservada a multimillonarios, lo que desata un vivo debate sobre su aplicación práctica.

Solicitud de patente

Altos Labs cuenta con una financiación inicial de 3.000 millones de dólares, lo que la convierte en una de las empresas biomédicas mejor financiadas de todos los tiempos. Altos paga a sus más destacados empleados sueldos en torno al millón de dólares anuales.

En mayo pasado había presentado su primera solicitud de patente. Todo tiene que ver con el epigenoma, la serie de controles químicos por encima de nuestros genes que determinan cuales están activos y cuáles no. Las células reprogramadas se vuelven más resistentes al estrés y a los daños.

Algunas investigaciones sospechan que el envejecimiento ocasiona que nuestras células perdieran el control sobre parte del ADN basura, que constituye el 45% de nuestros genomas y es el residuo de genes transponibles. Belmonte explicó a los asistentes que ha estado utilizando fármacos genéticos, en especial unos denominado LINE-1.

Boom de terapias para volver a los 18

En los últimos años, se ha producido un “boom” en el campo de la investigación de terapias antienvejecimiento, no solo en empresas líderes como Calico y Altos Labs, sino también de gigantes tecnológicos como Alphabet y multimillonarios como Jeff Bezos.

No se trata tanto de volver a ser jóvenes, sino de combatir enfermedades relacionadas con la edad como las cardiopatías, el cáncer o el Alzhéimer. La competencia y el desafío es de tal magnitud que los posibles avances se guardan en secreto.

Algunos magnates de la tecnología llevan a cabo sus propios desarrollos para revertir su envejecimiento. Bryan Johnson es fundador y consejero delegado de Kernel, una compañía que desarrolla cascos que puedan medir la actividad cerebral y permitir la comunicación entre celebros y máquinas, aparte de otras empresas. Tiene 45 años y se ha propuesto volver a los parámetros de salud de cuando tenía 18.

Deportista de élite

Para ello contrató a Oliver Zolman, un médico especializado, así como otro equipo de médicos que controlan todo el proceso, en el que lleva invertidos muchos millones. El proceso se basa en la alimentación y en ejercicios. No se trata de tomar unas píldoras y ponerse unas inyecciones, sino que requiere la dedicación y constancia de un deportista de elite.

Johnson arranca del día a las cinco de la mañana con varios suplementos y medicamentos. Se citan licopeno para la salud de las arterias y la piel, metformina, cúrcuma, pimienta negra y raíz de jengibre, zing, litio y una dieta vegana.

¿Final feliz?

Otro caso famoso es el del director científico de Google, Ray Kurzweil, autor de algunos superventas sobre prospectiva y futurología, de 75 años. Llegó a ingerir 250 suplementos diarios en una dieta con muy pocas grasas. Destacan suplementos como Omega 3, acetil carnitina, resveratrol, vitaminas Ay D, fosfatidilcolina, magnesio y un largo etc.

Es posible que nos estemos acercando a un punto interesante en nuevas terapias contra esa suprema humillación de envejecer, que te va doblegando paulatinamente y acaba contigo finalmente con muertes muchas veces prolongadas y crueles.