Karateca
Pedro Sánchez Guirao, el narco de la gran autoestima
‘El Karateca’ fue absuelto de asesinar a un colaborador por el jurado de la Audiencia Provincial de Murcia en el año 2011
‘El Karateca’ es un viejo conocido en el mundo policial desde hace años. Y no solo por liderar una organización dedicada al tráfico de drogas que le llevó a acabar condenado a seis años y tres meses de prisión este pasado mes de enero. El primer gran caso en el que estuvo relacionado este narcotraficante fue el de un asesinato en el año 2000. El fiscal pidió para él una pena de 19 años de prisión por asesinar y ordenar el descuartizamiento de uno de los miembros de su organización.
Pedro Sánchez Guirao acusó a la víctima de haberse quedado con dinero de la organización, por lo que le ordenó que bajase al sótano de su vivienda de El Palmar. Una vez allí, y a punta de pistola, le obligó a montarse en una bicicleta estática y pedalear. «Si paras, te mato», aseguraron los testigos que le dijo ‘El Karateca’ a su colaborador.
Uno de los testigos declaró en el juicio que Pedro Sánchez Guirao asesinó a la víctima con un tiro en la cabeza que le entró por el pómulo diestro y le salió por la parte posterior del cráneo «porque sabía muchas cosas de él, no porque le debiera dinero». El testigo aseguró que escondieron el cadáver debajo de una cama hasta que el día siguiente lo enterraron en una finca cercana: «Pedro me llamó a la mañana siguiente, y vi cómo le cortó con un serrucho las dos piernas, ya que el cadáver estaba rígido y no cabía en el maletero del coche».
Aseguró que, aunque lo enterraron en una finca en Sangonera La Seca de su propiedad, después lo trasladaron a otro terreno de Ceutí, en el paraje conocido como Los Torraos, hasta que en el año 2007 los restos salieron a la luz por las laborales agrícolas que realizaba un tractorista.
El jurado popular de la Audiencia Provincial de Murcia declaró a Pedro ‘El Karateca’ Sánchez Guirao inocente al no poder probar que él fue el autor del disparo que mató a su colaborador. Estuvo convencido en todo momento de lo que acabaría ocurriendo. Su respuesta ante la prensa era cordial.
Incluso este martes, cuando salía detenido de su vivienda en Bullas, a la pregunta de un periodista de cómo estaba en ese momento espetó: «Te invito a un café. Y vas a pagar tú». Todo con una sonrisa en la cara. Guiñando un ojo a los fotógrafos. Como si fuese un trámite.
En el juicio del año 2011 no hubo pruebas que demostrasen su culpabilidad. Tampoco, aseguró el propio Pedro, en el último caso en el que acabó condenado a más de seis años de prisión. Así lo dijo en una entrevista a La Opinión el pasado mes de enero por el caso de la producción y venta de marihuana: «No debería ir a prisión, tengo pruebas que demuestran mi inocencia».
Durante la entrevista relató que la fiscal antidroga le vinculó al ático en el que aparecieron las armas y los casi 300 kilos de marihuana. «Sin embargo, ese era el ático G y yo residía en el F», añadió. De su condena, cumplió en prisión provisional más de tres años y medio, por lo que, apuntó, «sería entrar, pasar los dos meses de observación, el tercer grado penitenciario y, después, la libertad condicional. Yo ya he pagado y llevaría más de la mitad de la condena cumplida».
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