El hombre detenido por, presuntamente, matar de una cuchillada a un joven de 21 años en Puerto de Mazarrón podría padecer una enfermedad mental, indicaron fuentes cercanas al caso. Los investigadores de la Policía Judicial del Instituto Armado, encargados del caso, trataban este martes de esclarecer por qué razón Sebastián, alias ‘El Chabolín’, supuestamente atacó al chico y le quitó la vida al propinarle una puñalada en el cuello, pero, en su interrogatorio, se encontraron con una persona que pronunciaba frases inconexas y «no dejaba nada claro», apuntaron las mismas fuentes. Algo que casaría con lo que han contado tanto a la Policía como a la Guardia Civil vecinos de la zona: que ‘El Chabolín’ tiene problemas psiquiátricos.
Los profesionales de la Benemérita llevaban a cabo este martes una reconstrucción de lo que pasó en el escenario del crimen de Puerto de Mazarrón y buscaban el cuchillo con el que mataron al joven Erick de origen ecuatoriano y vecino del Puerto de Mazarrón («se ha criado aquí», comentaban vecinos) que era padre de una niña y «tenía buen corazón», recordaban sus allegados.
Según las primeras indagaciones, la cuchillada mortal tuvo lugar en la vía pública, tras lo cual Erick, malherido, accedió al interior de un domicilio. Tras ello, el chico volvió a salir a la calle, se desplomó y cayó muerto. Su cuerpo quedó ahí, cubierto con una sábana, hasta que se autorizó su levantamiento y traslado al Instituto de Medicina Legal de Murcia. Una primera inspección ocular confirmó que el joven presentaba un corte en el cuello, por el que previsiblemente se desangró.
Desde el Cuerpo detallan que es importante localizar el arma del crimen, para que los forenses analicen si se corresponde o no con la lesión del difunto.
Este miércoles, ante el juez
El sospechoso del crimen, un sujeto de nacionalidad española y 34 años de edad, fue capturado en el municipio horas después del homicidio. Pasará a disposición en el Juzgado de Guardia de Totana, que es el que corresponde por partido judicial a Mazarrón, y lo hará aunque posteriormente, de confirmarse su trastorno, un examen forense certifique que es inimputable.
Si un sospechoso sufre una grave alteración psíquica, no puede ser condenado a pena de cárcel, aunque quede acreditada su culpabilidad. En estos casos, se les interna en un psiquiátrico, como pasó en el caso del hombre que mató a su madre en Murcia a golpes con una báscula o en el del vecino de Churra que cosió a cuchilladas a su hermana y la mató.
