Opinión | Crónicas desde: Londres

Lucas Font

El barrio judío de Stamford Hill, detenido en el tiempo

Los habitantes de la comunidad jasídica de esta zona de la capital británica viven aislados de la modernidad de sus vecinos y mantienen sus costumbres desde que se asentaron en el siglo XIX

Dos hombres judíos paseando por Stamford Hill, en Londres.

Dos hombres judíos paseando por Stamford Hill, en Londres. / Lucas Font

Cualquiera que pise la estrecha Oldhill Street, en el barrio londinense de Stamford Hill, notará enseguida que no se encuentra en una calle cualquiera. Grupos de hombres vestidos de negro, con frondosas barbas y extensas patillas caminan a paso acelerado; mujeres con largas faldas y pañuelos en la cabeza pasean con sus hijos de la mano, deteniéndose en los mostradores de las tiendas con curiosidad. Aquí prácticamente todos visten con los mismos atuendos: son miembros de la comunidad judía jasídica, un grupo originario del este de Europa, profundamente conservador y hermético, que se asentó en esta zona de la ciudad en el siglo XIX.

La calle llama la atención a primera vista. Tiendas de alimentación con productos ‘kosher’, comercios de ropa exclusivamente negra, librerías infantiles con cuentos separados por género… Todo está adaptado a los hábitos culturales y religiosos de esta comunidad. En la puerta de una tienda de productos de electrónica cuelga un cartel que ofrece teléfonos móviles ‘kosher’.

«¿Sabéis lo que significa esto?», pregunta a un grupo de visitantes el rabino Mendy Korer. «Significa que venden móviles programados para evitar el acceso a contenidos en internet que van en contra de nuestros valores religiosos».

El rabino Mendy Korer.

El rabino Mendy Korer. / Lucas Font

El rabino Mendy hace años que organiza visitas al barrio de Stamford Hill para dar a conocer la cultura jasídica e impulsar un cierto aperturismo, aunque reconoce que su iniciativa no convence a todo el mundo en su comunidad. La base fundamental del jasidismo se rige por el acatamiento a rajatabla de los 613 mandamientos de la Torah, el libro sagrado de la religión judía. Una situación que establece una inevitable barrera simbólica entre los cerca de 30.000 judíos ortodoxos que habitan este barrio y el resto de la ciudad.

En la concurrida calle principal, entre las estaciones de metro de Stoke Newington y South Tottenham, se sitúan algunos de los colegios, sinagogas y centros comunitarios en los que se reúnen los miembros de la comunidad. El rabino Mendy se detiene frente a una tienda de ropa para hombres y explica que la vestimenta tradicional les permite estar siempre listos para la oración y les mantiene ligados a sus costumbres. «La comunidad jasídica viste de la misma forma desde hace siglos. Un pequeño cambio podría comprometer todo lo demás: lo siguiente sería empezar a trabajar en el ‘Sabbath’ (el día de descanso para los judíos) o comer alimentos que no sean ‘kosher’. Sería el principio del fin», señala.

El yiddish, primera lengua

La gran mayoría de los habitantes de este barrio usan el ‘yiddish’ como primera lengua, por delante del inglés. Un idioma hablado durante siglos por las comunidades judías en Europa y que cuenta con una clara influencia del alemán, del hebreo y de las lenguas eslavas. Los integrantes de esta comunidad realizan labores de voluntariado e incluso cuentan con sus propios servicios de seguridad y de primeros auxilios para ahorrarse contactar con la policía o llamar a una ambulancia en caso de pequeñas incidencias.

Este hermetismo ha fomentado el espíritu de comunidad, pero al mismo tiempo ha aislado a sus habitantes del resto de la ciudad. Incluso la vivienda social está financiada en gran parte por grupos jasídicos para ajustarse a las normas religiosas: las cocinas cuentan con dos hornos y con dos fregaderos para evitar mezclar los utensilios que han estado en contacto con la carne con los que han estado en contacto con la leche, tal y como está establecido en el libro sagrado.

Una calle de Stamford Hill, en Londres.

Una calle de Stamford Hill, en Londres. / Lucas Font

A pesar de los intentos por mantener a la comunidad unida en Stamford Hill, el aumento del precio de la vivienda está empujando a muchos de sus miembros a abandonar el barrio e instalarse en zonas más alejadas del centro de la ciudad. «De vez en cuando surgen intentos para formar nuevas comunidades en otros sitios. Los mínimos necesarios son una escuela judía, una sinagoga y una tienda ‘kosher’», asegura el rabino Mendy, quien señala que se organizan traslados en grupo para mantener el espíritu de comunidad. Un ejemplo es el caso de Canvey Island, una localidad situada a unos 40 kilómetros al este de Londres, en la que se han instalado cerca de 90 familias jasídicas en los últimos años.

La creciente dispersión no ha evitado, sin embargo, que la comunidad judía ultraortodoxa pierda fuerza. La de Stamford Hill es la más numerosa de Europa y la alta natalidad entre sus miembros ha disparado las previsiones de crecimiento demográfico, que apuntan a que cuatro de cada diez judíos en el Reino Unido serán ortodoxos en 2040, según el Insitute for Jewish Policy Research.

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