Opinión | El retrovisor

Sofía

La gente de la calle valora su naturalidad, su sobriedad y su sonrisa. Esposa y madre que ha sabido superar momentos de crisis, tanto dentro de su familia como en momentos cruciales para la monarquía española

La reina doña Sofía con un grupo de murcianas entre las que se encuentran Marisol Sánchez Belmar, Inés Ortuño, Tanta Moreno Zarco y la Sra. De Bolarín, 2002.

La reina doña Sofía con un grupo de murcianas entre las que se encuentran Marisol Sánchez Belmar, Inés Ortuño, Tanta Moreno Zarco y la Sra. De Bolarín, 2002. / Archivo TLM

Sofía nació en Psychiko, algo que muy pocos se preocuparon de saber. Los de aquí nos contentamos con decir que es de Grecia. En realidad es un barrio de Atenas. Vino al mundo un 2 de noviembre de 1938, en una villa confortable, pero no lujosa, residencia de los entonces príncipes herederos Pablo y Federica, de quien era hija primogénita. Le siguieron Constantino y otra niña, Irene. Aún no contaba Sofía tres años cuando las tropas de Hitler invadieron Grecia y la familia real se vio obligada a abandonar el país. Durante los años siguientes, y hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, tuvieron que cambiar hasta veintidós veces de residencia.

Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia se vieron por vez primera en 1954. Él tenía dieciséis años y ella quince. Fue durante un crucero por las islas griegas, en el que participaron numerosos miembros de la realeza. Seis años después, en 1960, coincidieron nuevamente en Stuttgart, durante una fiesta de los duques de Württemberg. Juan Carlos prestó su atención a la princesa griega, aunque ella pareció decantarse, en un principio, por Harald de Noruega. Unos meses más tarde, en Londres, durante la boda de los duques de Kent, Juan Carlos fue designado como acompañante de Sofía.

Juan Carlos tenía veintitrés años; diez meses más que Sofía, que se había convertido en una joven muy atractiva. Rememorando el idilio que surgió en aquellos días, don Juan Carlos dijo: «Me enamoré de Sofía inmediatamente. Es una de las pocas mujeres que conozco capaz de llevar con toda dignidad una corona real».

El 12 de septiembre de 1961, las familias reales de España y Grecia se reunieron en Lausana, en la residencia de la reina Victoria Eugenia, donde tuvo lugar la petición de mano. «Sofía será una reina de España perfecta», le comentó la anciana soberana a su nieto Juan Carlos al felicitarle. La boda tuvo lugar el 14 de mayo de 1962 en Atenas.

Sofía ha sido reina de España desde el 22 de noviembre de 1975. Doña Sofía, bella, inteligente, culta y sencilla, se ha hecho digna de admiración entre los españoles por su preocupación ciudadana, por el sentido de servicio a la comunidad que se desprende de todas sus actuaciones públicas como reina y como reina emérita. Una mujer equilibrada con gesto y sonrisa en el momento oportuno, sin regatear esfuerzos en los momentos difíciles. Una reina que siempre tuvo el tacto de no establecer distancias suntuarias, que le han merecido el respeto y el cariño del pueblo español. La gente de la calle valora su naturalidad, su sobriedad y su sonrisa. Esposa y madre que ha sabido superar momentos de crisis, tanto dentro de su familia como en momentos cruciales para la monarquía española.

Sus visitas a Murcia siempre despertaron el interés y el cariño de los de aquí, desde sus tiempos como princesa de España, en vida de Franco, visitando industrias y presidiendo actos culturales, entregas de despachos en la Academia General del Aire, en la que el rey Felipe cursó sus estudios, despertando la curiosidad de los murcianos en sus escapadas a la capital del Segura en los fines de semana. Días en los que el actual rey visitaba los locales de moda de la ciudad. 

Inolvidable anécdota la del entonces príncipe Felipe en la ‘La Esquina’, bar frecuentado por noctámbulos recalcitrantes para reponer fuerzas con un caldo o un tentempié. Fue cuando el portero del local, tras su mirada obligada por la mirilla y reconociendo o no al futuro rey le espetó: «¿Cómo estás?, ¿a qué te dedicas ahora?». Seguro que doña Sofía hubiera disfrutado con la anécdota vivida por su retoño.

Acertó de pleno con su sabia experiencia doña Victoria Eugenia con aquel : «Será una reina de España perfecta», refiriéndose a la elegida por don Juan Carlos. 

Lo fue, y lo sigue siendo como reina emérita.

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