Opinión | Pintando al fresco

Una mirada alrededor

Imagen de archivo de dos pensionistas.

Imagen de archivo de dos pensionistas.

A menudo, he escrito aquí una crónica de ambiente de un acto o de cualquier acontecimiento. Para documentarme, he acudido al sitio indicado, he mirado, he tomado algunas notas y luego he intentado fotografiar la realidad con palabras. Si lo piensan, verán que, cada día cuando ustedes leen este periódico, en papel o en digital, lo que están asimilando es una crónica de ambiente del estado de la Región, del país o del mundo mundial. Y eso es lo que voy a intentar hoy aquí, mirar superficialmente (si profundizo no me cabe) algo de lo que está pasando por estas tierras y enseñárselo a ustedes. Procuraré no hablar solo de lo malo por no darles el día, que hoy es sábado, o sea, una jornada para pasarlo bien lejos de jefes, amos o compromisos ineludibles.

En primer lugar les diré que no sé si nuestro querido presidente López Miras está entre nosotros o sigue en Bucarest tirándole los tejos a la Sra. Ursula von der Leyen, como podía verse en una fotografía publicada en La Opinión el jueves en la que el lorquino le está dedicando una sonrisa absolutamente subyugadora a la presidenta de la Comisión Europea, que ella le devuelve con una cara de gusto de muchísimo cuidado, como pensando ‘Pero qué majo es este chico’ y pasando a preguntarle de inmediato a un asesor, ‘Eso de Murcia, ¿qué es?’.

Asimismo, otro detalle del ambiente de nuestra Región es el tema de cuánto cobramos los pensionistas cada mes, porque de eso dependen alrededor de 260.000 seres humanos que viven en nuestras ciudades y pueblos. Visto por municipios, solo 15 de los 45 superan los 1.000 euros mensuales. Todos debemos preguntarnos cómo pueden vivir miles de personas con una pensión que no llega a esa cantidad. Una vez que se restan los gastos fijos de casa, luz, agua, teléfono, el recibo de los muertos, etc., ¿qué queda para comer y quizás tomarse un café o una cerveza con los amigos/as? Ya sé, ya sé que todo depende de lo que se haya cotizado a lo largo de la vida laboral, pero, tal y cómo está la vida, es inexplicable.

Otro ambiente que debemos conocer es el que se produce en la Asamblea Regional entre nuestros representantes, pero resulta muy difícil escribir sobre ello sin utilizar el lenguaje así llamado malsonante. Que alguien tenga el valor de decir que habría que volver a poner en marcha la Ley de Vagos y Maleantes del franquismo solo tiene una lectura positiva, que la mayor parte de la población no tiene ni zorra idea de a qué se está refiriendo el que lo dijo, porque a los que sí sabemos lo que fue nos sube una especie de vómito verde por el esófago al escucharlo. Qué asco, por favor. Menos mal que también forma parte del ambiente murciano lo que vi el martes. Un hombre inmigrante rebuscaba en un contenedor de basura algo aprovechable para comer. Alguien que pasaba por allí lo vio, se acercó a él, le dio un billete de diez euros y le dijo: ‘para que comas hoy’, pasando a continuación a tratar de explicarle donde está el comedor de Jesús Abandonado, aunque el de la basura apenas podía comprender lo que le hablaba en español. Ya ven, ‘habemos de to’’.

Y ya metidos en desgracias, podemos ver que los tribunales van juzgando, poco a poco, eso sí, a los presuntos para convertirlos en condenados, como al hombre que le dio una paliza a su mujer que provocó que tuvieran que extirparle el bazo y parte del páncreas. También detecto un mal ambiente con respecto al consumo de fresas, por aquello de que se ha descubierto que en Marruecos las riegan con mierda, literalmente.

Y, oiga, qué bien que se celebrara en Cartagena lo los Soles Repsol. Da gusto que sonemos para algo tan positivo, que venga personal de fuera a descubrir que aquí se come de cine y se tiene mucho que ofrecer. Hay un buen ambiente, y, donde no lo hay, tratamos de que mejore. Casi siempre. Aunque haya gente que quiere que vayamos hacia atrás, como los cangrejos.

Suscríbete para seguir leyendo