Noticias del Antropoceno

La desvergüenza del Viejo Gran Partido

Dionisio Escarabajal

Dionisio Escarabajal

El actual primer ministro polaco lo ha dicho sin ambages: «Deberías daros vergüenza». Así de rotundo increpaba a los senadores norteamericanos que se habían negado a aprobar la ayuda militar y económica a Ucrania, un país democrático que lucha valientemente contra la invasión rusa perpetrada por el siniestro dictador Vladimir Putin. 

El mismo dictador que esta semana concedía una entrevista al inefable Tucker Carlson, un tonto útil de la derecha americana que está vendiendo las tesis del Kremlim (una paja mental basada en un pasado remoto según el cual Ucrania nunca ha existido como país independiente) a una parte de la sociedad americana. Esa parte (dos tercios de los republicanos registrados como tales) que apoya que Donald Trump se proclame ‘dictador por un día’ (nada que ver con un conocido programa de televisión llamado Reina por un día) si gana las elecciones presidenciales este próximo mes de noviembre.

Y es que la degradación moral y política del que se conoce como el Viejo Gran Partido (Great Old Party), parece no tener límites en su degradación política desde que el multimillonario Trump ganó sorpresivamente las elecciones presidenciales en 2016. En realidad, los trumpianos no dejan de ser una minoría entre los republicanos, como se ha puesto en evidencia repetidas veces. Pero es una minoría cohesionada, casi un culto religioso, con la que hay que contar necesariamente si se quiere alcanzar la mayoría necesaria para aprobar o rechazar cualquier ley. Y quien dice una ley, dice un candidato a cualquier cargo en representación del Partido Republicano.

A nadie se oculta que Trump de alguna forma es un pelele en manos de Vladimir Putin. Puede ser por los comprometidos vídeos del expresidente en poder de los servicios secretos rusos, como se denunció en su momento, o por la ayuda que le prestaron con la filtración de los emails de Hillary Clinton para ganar en 2016, o simplemente por la admiración declarada hacia los dictadores y hombres fuertes del mundo por parte del magnate norteamericano.

 Si de algo carece Trump es de convicciones democráticas, y de ahí su desvergüenza en Ucrania y en múltiples temas. Su última ocurrencia en un mitin ha sido animar a Rusia a invadir a países de la OTAN que no contribuyan suficientemente a su defensa. Diría cualquier cosa que le asegure un titular. En eso es todo un maestro.

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