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El mundo se prepara para Trump segunda parte

El expresidente de Estados Unidos Donald Trump.

El expresidente de Estados Unidos Donald Trump. / Europa Press

Dionisio Escarabajal

Dionisio Escarabajal

A la vista de las últimas proyecciones demoscópicas, hay una posibilidad cada vez más real de que asistamos a un remake de la presidencia de Donald Trump que, como casi siempre con las segundas partes, previsiblemente será peor que la primera. No solo los Gobiernos europeos temen un desapego de los compromisos de Estados Unidos con sus aliados, con la excusa de que no contribuyen lo suficientemente a su propia defensa, sino que las grandes empresas norteamericanas le temen por su nacionalismo feroz que amenaza la globalización en la que se sienten cómodos como ganadores que son en la gran carrera tecnológica.

Si no hubiera sido por su desastroso liderazgo en la pandemia, que convirtió en una batalla guerracivilista lo que habría sido una oportunidad para unir a sus conciudadanos enfrentados a una catástrofe natural, probablemente hubiera obtenido un segundo mandato sin ningún problema. 

La economía en la era Trump fue como una moto, más que nada por el efecto óptico de la recuperación desde los mínimos de la gran crisis financiera. Y aprovechó magistralmente las frustraciones causadas por la globalización en los países desarrollados para vender un nacionalismo económico que apeló a las clases trabajadoras de los Estados electoralmente decisivos. Finalmente, decidió terminar por lo sano la guerra de Afganistán, aún a costa de sus aliados y de la imagen de su país como policía global. Todas eran bazas ganadoras. 

Dicho esto, aún queda mucho bacalao por cortar. Una mayoría de norteamericanos (un 57%) tiene una mala opinión de Trump, frente al 43% que tiene una opinión positiva. A pesar de lo que digan las encuestas ahora, la campaña de Biden acaba de empezar. Es lo suyo, porque un presidente no debe hacer de candidato antes de lo razonable, a riesgo de deteriorar su capacidad de gestión. La gran baza de Biden es que los americanos comienzan a percibir (más tarde y más lentamente de lo que sería lógico) que la economía vuelve a ir bien, o muy bien en realidad. El desempleo está en cotas mínimas históricas, la economía creció por encima del 3% el último trimestre y la inflación por fin está bajo control. Y el gran riesgo de Trump es ser condenado por alguno de los 91 delitos que se le imputan. Yo no apostaría tan pronto por la victoria de El Donald, como popularmente se le conoce.

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