Noticias del Antropoceno

Más cerca de la autarquía en 2024

Dionisio Escarabajal

Dionisio Escarabajal

Cuando Joe Biden tomó posesión de la presidencia de Estados Unidos en enero de 2021, nadie podía prever que continuaría sin atisbo de duda con muchas de las nefastas políticas de su antecesor en el cargo, el populista de extrema derecha Donald Trump. Entre ellas, una visión autárquica de la economía que sacrifica los beneficios de la globalización en aras de una supuesta repatriación de los empleos en el sector manufacturero. Y digo supuesta porque está más que demostrado que forzar la nacionalización de los puestos de trabajo es un espejismo que conduce sistemáticamente a la frustración. 

Y no solamente Joe Biden ha continuado con las políticas de aranceles disuasivos a determinados tipos de importaciones de Trump, sino que ha aprobado un paquete de incentivos descomunales para el desarrollo de las energías renovables con criterios autárquicos que ha obligado a Europa a aprobar sus propias medidas en paralelo para evitar la huida de inversiones y empresas al otro lado del Atlántico.

La mejor muestra de que las políticas autárquicas generan ineficiencias y distorsiones en la economía es lo que estamos viendo estos días, en los que la mayor acería japonesa ha hecho una oferta de compra por la mayor acería estadounidense, US Steel, para formar el mayor conglomerado empresarial mundial del acero. Lo que impulsa esta oferta es la necesidad perentoria de los japoneses por penetrar en un mercado protegido al que de otra forma no pueden tener acceso. Si luchas por conservar los puestos de trabajo en tu país, entonces no te puedes negar simultáneamente a la inversión extranjera de un país amigo.

Lo curioso es que esa deslocalización de la mano de obra fue impulsada, y de forma feroz, por las grandes corporaciones norteamericanas, que aplicaron una tras otra sin escrúpulos las doctrinas de Jack Welch, el CEO de General Electric que se consagró durante veinte años a despedir trabajadores, cerrar fábricas, y eliminar inversiones en I+D+I con el único fin de elevar el precio de las acciones de la compañía y engordar la cartera de sus accionistas. Eso provocó el empobrecimiento y la desesperación de zonas enteras de Estados Unidos, las mismas que votaron por el gran amigo de Welch, Donald Trump que utilizó esos votos de la desesperación para ganar la presidencia para, a continuación bajar los impuestos a esas mismas corporaciones y los accionistas multimillonarios que se enriquecieron con ellas.

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