Todo por escrito

Cuento de Vives en Navidad (I)

Gema Panalés Lorca

Gema Panalés Lorca

Lo peor del día después de la Lotería no es que el Gordo te haya pasado de largo; lo peor es tener que currar y ser plenamente consciente de tu pobreza. Todavía con resaca, el joven Vives llegó a la redacción de El Libertador algo desorientado.

—Vives, cógete la bufanda que te vas a San Pedro. Vas a hacer seguimiento de la Lotería. Quiero abrir el periódico con Lamborghinis, diamantes, wáteres de oro... Nada de tapar agujeros ni mierdas de esas. Quiero testimonios que me la pongan dura. Vecinos lanzando fajos de billetes al aire, descorchando botellas de Moët & Chandon o garrafas de Carbonell virgen extra...

El redactor jefe estaba muy animado para ser sábado. Desde que se divorció y se había puesto pelo, parecía otro.

—Me da que alguien mojó anoche, ¿eh, bribón?

—Mira, Vives, lo bueno de estar soltero es que te puedes acostar con quien quieras. Yo, por ejemplo, ayer me acosté con frío y esta noche, con hambre... ¿Qué estás mirando? ¡Muévete, coño, que el periódico no se hace solo!

Vives cogió su bufanda y su bloc de notas de Iberdrola y salió disparado a la calle. Liu Feng, la becaria china que ejercía de fotógrafa en prácticas en El Libertador, lo esperaba con la vespino en marcha.

—Súbete, venga, que a las doce el concejal de Pipicanes ofrece un balance de año y no quiero llegar tarde.

—Admiro tu cultura del trabajo y del esfuerzo. En China nos lleváis siglos de ventaja.

—Sí, bueno, aunque yo crecí en El Ranero... La verdad es que nadie va a las ruedas de prensa del concejal. Son más aburridas que un acuario de almejas. Pero esta vez es diferente: ha organizado un balance periodístico con ibéricos y vino de la tierra. Te puedes venir, si quieres.

A Vives comenzó a latirle fuerte el corazón. ¿Le estaba proponiendo la sensual Liu Feng un plan juntos?

Al llegar a San Pedro, fueron directos al bar y allí localizaron a algunos de los agraciados. Liu Feng se esmeró con la cámara y Vives recogió las declaraciones.

—¿Qué harías si te tocara la lotería? —le preguntó a la fotógrafa.

—No sé, supongo que dar la vuelta al mundo. ¿Y tú?

—Lo primero sería dejarme el periódico. Luego me daría al alcohol.

—¿Eso no lo haces ya todos los días?

—Yo bebo para ahogar mis penas, pero han aprendido a nadar... Si me tocase la lotería, bebería para celebrar, que es muy distinto.

—Ya, claro.

—Oye, ¿no tienes hambre? Vámonos a la rueda de prensa del concejal ese.

Continuará...

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