El blog del funcionario

Con la que está cayendo aquí y nos vamos a protestar a Madrid

Ojalá viviéramos en una sociedad más reivindicativa y menos resignada, más rebelde y formada y menos domesticada y adormecida, más culta y menos propensa a las apuestas. Quizás, solo quizás, nos iría un poco mejor

Miguel H. Valverde

Miguel H. Valverde

A los alumnos que abandonan los estudios les ponemos ‘Casas de juego’ en cada esquina para que no sientan que han fracasado también en la vida; tenemos prácticamente un tercio de personas en riesgo de exclusión social; apenas llueve y no solo reclamamos agua para todos al resto de España, sino que nos hinchamos a hacer casas con piscinas particulares a miles; la cultura brilla por su ausencia; seguimos teniendo uno de los salarios más bajos del país, aunque siempre nos quedarán Ceuta y Melilla para mirar atrás y mirarnos el ombligo, y, por si faltaba algo, la capital vive sumergida en un caos circulatorio que cada día pone a prueba a miles de conductores y conductoras mientras pierden horas de conciliación de la vida familiar, consumen un combustible que sigue a precio de oro, y, por si eso fuera poco, el centro histórico de la ciudad se ha convertido en un centro histérico, donde se emiten gases contaminantes a borbotones. Eso sí, vivimos en ‘la mejor tierra del mundo’, donde las estrellas se ven más cerca que en ningún otro lugar.

Así que tenemos más de veinte motivos para quienes gobiernan a un millón y medio de murcianos y murcianas, que nos llamarán para manifestarnos en la calle, para reclamar no solo agua, sino dignidad, proyectos, respeto, pero sobre todo, futuro para una juventud que vive sumida en una Odisseo y sus hermanos pequeños.

En cambio, cada fin de semana se trasladan a Madrid nuestros máximos representantes para protestar contra un gobierno legítimo en nombre de que ha hecho una cosa distinta a la prometida en la campaña electoral, diciendo que eso es ‘engañar al electorado’, como si fuera el primer Gobierno nacional o incluso autonómico que, después de jurar y perjurar que no gobernarían en coalición, no solo han terminado ‘traicionando’ a su electorado, sino que incluso se han reído en nuestras narices, y si no lo recuerdan, no hace falta que miren al siglo pasado, tan solo hace cuatro años, cuando la penúltima vicepresidenta y sus compañeras y compañeros de partido terminaron prostituyendo hasta límites insospechados no solo la Asamblea, sino incluso el propio Poder Ejecutivo.

Ojalá nos convoquen a manifestarnos para que Ayuso y Juanma Moreno, presidentes de Madrid y Andalucía respectivamente, no se salgan con la suya y primero se lleve a cabo el Corredor Mediterráneo en su vertiente atlántica, y nos vuelvan a enviar al vagón de cola. Ojalá nos convoquen a una gran marea blanca para que la prevención y la Atención Primaria dejen de ser las hermanas bastardas de la sanidad pública. Y ojalá la educación pública de un giro de 180 grados y se convierta en parte de la solución para la igualdad.

Ojalá hubiera una oposición que hiciera su trabajo y no anduviera pegándose tiros en los pies, o incluso ojalá Podemos se dé cuenta de que, si no quiere seguir el camino de Ciudadanos, tiene que refundarse

Y ojalá viviéramos en una sociedad más reivindicativa y menos resignada, más rebelde y formada y menos domesticada y adormecida, más culta y menos propensa a las apuestas. Quizás, solo quizás, nos iría un poco mejor.

Y cuando todo esto ocurra, entonces nos podremos ir a Madrid a protestar con los deberes hechos.

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