Diario apócrifo: estruendo

Bernar Freiría

Bernar Freiría

Voy a escribir hoy sobre cómo fueron los prolegómenos del 23-F, según yo los recuerdo. Adolfo empezó a comportarse como un boxeador grogui que ni siquiera acierta a tirar la toalla. Delegaba en su monaguillo, Abril Martorell, las funciones de jefe de Gobierno. Por ejemplo, dejaba en sus manos los Consejos de Ministros, y prácticamente no aparecía en público. Estaba como apático. Al terrorismo de ETA militar vino a sumarse el de la otra rama, la político-militar y ya teníamos terrorismo en estéreo. Hasta el partido político que él había fundado, la UCD, se le estaba yendo de las manos. Es cierto que muchos políticos de ese grupo se portaron como ratas y abandonaban el barco para buscar mejor cobijo en Alianza Popular o en el PSOE. Pero a otros les resultaba insoportable la incapacidad de Adolfo para hacer frente al aluvión de problemas. Hasta su amigo del alma, Fernando Abril, le presentó la dimisión.

El caso es que yo no podía forzar su cese como sí había hecho con Arias Navarro. Adolfo había ganado unas elecciones y yo estaba fastidiado porque el rey no tenía la prerrogativa de echarlo a la calle, y bien sabe Dios que lo estaba pidiendo a gritos. Porque los problemas seguían ahí y el ruido de sables ya era un estruendo.

Empezó a tomar cuerpo en ciertos ambientes la idea de formar un Gobierno fuerte de concentración nacional.

Alfonso Armada movió muchos hilos y habló con políticos prácticamente de todos los colores. Se veía a sí mismo presidiendo ese Gobierno y contaba con que se pusieran bajo su mando importantes políticos con los que había contactado.

La parálisis de Adolfo llegó a su grado máximo cuando coincidieron en el mismo día el asesinato de tres militantes vascos de UCD y una explosión de gas accidental en un colegio de la provincia de Vizcaya, que recuerdo que murieron más de 40 niños y algunos adultos, un horror tremendo. Y Adolfo ni siquiera compareció por allí. Inmediatamente le dije a Sofía que se presentara en el funeral, claro. La imagen de un gobierno que se desentendía de aquella manera de lo que pasaba en el país era inaceptable e insostenible.

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