Apuntes del natural

Aburrimiento y patatas fritas

Adara y Bosco.

Adara y Bosco.

Enrique Nieto

Enrique Nieto

Ya estamos en julio. Ha pasado medio año 2023. Yo no sé ustedes, pero a mí se me pasa el tiempo cada vez más rápido. No sé si será por la edad, pero esto va que vuela. Cuando éramos jovencillos parecía que el tiempo no corría, que tardaban mucho las vacaciones, que para la siguiente Navidad faltaba un siglo. Y ahora…

Carmen Sevilla. Se ha muerto Carmen Sevilla, pobre mujer. Mira que era guapa de joven. Y cuando lo del destape, que ella también se aligeró de ropa, es que daba gusto verla. De sus películas, la que recuerdo mejor es La Venganza. La acompañaban en el reparto Raf Vallone, Jorge Mistral, Paco Rabal, Fernando Rey y más actores y actrices realmente buenas. La dirigía Juan Antonio Bardem. De todos sus comentarios, ya de mayor, cuando decía lo que pensaba de verdad, el que más gracia me hizo fue cuando habló de la película que hizo con Charlton Heston, Marco Antonio y Cleopatra. Dijo que Charlton le tiró los tejos durante el rodaje, pero que ella era muy puritana en esa época y no entró al trapo. ‘Me lo debía haber tirado porque estaba buenísimo’, dijo riéndose, ‘pero es que yo, entonces, era católica, apostólica y romana’, añadió.

Aniuska. Una actriz que se llamaba Aniuska, que no sé si ustedes recordarán, una vez que vino a la Semana de Cine de Cartagena, delante de su representante, Benito Rabal, y de otras personas que cenábamos con ella, dijo esta bonita frase: «Yo, cuando un tío me gusta, me lo tigo». Ella quería decir ‘me lo tiro’, pero era alemana, o algo, y no podía pronunciar la ‘r’.

Sin aportación personal. Escucho la entrevista que Manuel Segura le hizo al presidente provincial de Vox, José Ángel Antelo, el jueves, en RNE. El periodista le formuló todas las preguntas que le hubiéramos hecho usted o yo a este político, es decir, cumplió, y muy bien, con su trabajo en un medio de comunicación del Estado. El problema fueron las respuestas, todas absolutamente fieles al argumentario de Vox, sin ningún matiz, sin cambios en el tono, solo bla, bla, bla, como si se hubieran aprendido de memorieta. Me recordó a algunos de mis alumnos cuando les preguntaba algo y salían disparados con las respuestas. Yo solía decirles: «¿Te estás enterando bien de lo que dices? ¿Comprendes el significado? ¿Sabrías aplicarlo?» Da cosa verlo tan joven y diciendo lo mismo que diría un compañero suyo de partido de 80 años.

Escondida. Un hombre, en el supermercado, me dice dándome una bolsa de patatas fritas: «Por favor, ¿me puede leer usted la caducidad de este producto. Es que me he olvidado las gafas y como usted sí las lleva…» Inmediatamente me pongo a buscar la cosa, pero, por más vueltas que le doy, no consigo encontrarla. Entonces nos acercamos a un reponedor que está cerca y le preguntamos. Él hombre coge la bolsa le da más vueltas y tampoco la encuentra. Por fin, se acerca una empleada para ver qué pasa, e inmediatamente nos enseña la fecha, que va impresa en la bolsa transparente y no en la de papel que la cubre. Apenas se ve. «Lo hacen a caso hecho, para ver si no nos damos cuenta cuando caducan», nos dice ella.

Explicación. Me cuentan que hay quien va diciendo por ahí que soy un rojo irredento. ¿Qué sabrán ellos de lo que es un rojo de verdad? Para rojos, los que vivían en los sesenta y principios de los setenta del siglo pasado, con Franco medio vivo todavía, y ellos jugándose el cuello manifestándose contra la dictadura, lanzando papelas llamando a la rebelión y recibiendo más palos que una estera. Me acuerdo muy bien de una acción policial en un bajo de la calle del Ángel de Cartagena, en el que se encontró una multicopista de aquellas de manivela con propaganda comunista. A los que detuvieron les metieron unas cuantas palizas y 7 u 8 años de cárcel. Esos eran rojos, de verdad, y no los que criticamos a Antelo por decir las cosas de memorieta. 

Serie muy recomendable. Si pueden, no se pierdan ustedes los cuatro capítulos de la nueva temporada de Black Mirror. Son muy buenos. Nunca olvidaré el primero de la primera temporada de esta serie (el del primer ministro británico y el cerdo, por si no se acuerdan). Es, sin duda alguna, lo más cruel que he tenido delante en una pantalla. De una crueldad que te puede hacer reír, o sea, que es peor que la cosa sangrienta y gore. Me quedé enganchado para siempre en esta serie que lleva ya 6 temporadas. A la primera, IMDB le dio un 7.7. A esta, un 8.9.

No le apetece. Una mujer a otra, en la terraza de un bar: «Mi marido quiere que nos vayamos a la playa ya, pero yo es que, allí, me aburro como una ostra». 

Noticia

Leo en la portada de una revista especializada el siguiente texto debajo de una foto en la que se ven un payo y una paya en bañador: ‘Adara y Bosco han tenido una noche de amor en Honduras’. Qué pena no tener ni idea de quiénes son estas personas para poder alegrarme por ellos. Y qué raro, ¿verdad?, que, por ‘tener una noche de amor’, salgas en una portada

Suscríbete para seguir leyendo