Tradición

Patiño celebra el XXXV Encuentro de Cuadrillas con música, bailes y el reparto de 200.000 pelotas

Miles de personas pasan por la pedanía durante toda la jornada para disfrutar de las tradiciones más arraigadas de la huerta regional

Música, bailes y… pelotas. Patiño vuelve a convertirse en la capital de la murcianía este domingo por el XXXV Encuentro de Cuadrillas. Miles de personas pasan por la pedanía durante toda la jornada para disfrutar de las tradiciones más arraigadas de la huerta regional, donde el apartado gastronómico, como no podía ser de otra manera, es uno de los grandes reclamos con 200.000 pelotas elaboradas por dos centenares de mujeres de la localidad–las llamadas ‘peloteras’– repartidas en 17 grupos. A lo largo de este domingo, se han cocinado en total unas 680 ollas con 3.000 de estas delicias cada una, según datos facilitados por la Concejalía de Cultura e Identidad del Consistorio murciano.

“¿El secreto de las pelotas de Patiño? ¡Pues que están muy buenas!”, dice Anita López, quien está al frente de una de las cocinas donde las reparten de manera gratuita. “Nacida y criada en Patiño”, recuerda, los ingredientes de este manjar, acompañados con su caldo, son apio plantado en la propia pedanía y perfecto para las pelotas por su finura –“no es el que venden en los mercados”, precisa López–, perejil, carne pavo y gallina, longaniza, blanco, ajo, piñones y docenas de huevos. Una receta que aprendió de su madre. El sábado por la tarde comenzó su preparación para que estuvieran a punto al día siguiente. “La mezcla de la sal, ahí está la cosa…”, deja caer López rodeada de familiares y vecinas también peloteras.

Pero el motivo de reunión es en torno a la cultura. En 1989, Manuel Cárceles ‘El Patiñero’ erigió una cita en la que este 2024 participan media docena de cuadrillas y grupos folclóricos a los que, fuera del escenario, acompañan espontáneos de todas las edades que entonan o bailan jotas, malagueñas o aguilandos al son de instrumentos tradicionales. Gerónimo Gelabert muestra a La Opinión de Murcia su castañeta artesanal decorada con el dibujo de una mata de apio y del Tío Pencho, “el instrumento de percusión más antiguo de la huerta murciana junto a la postiza”. Los huertanos, en sus momentos de trabajo, explica, cortaban una caña, la partían parcialmente por la mitad y le hacían una obertura por donde sale el particular sonido.

Las cuadrillas nacieron en la esencia de una hermandad religiosa, en torno a una parroquia o una pedanía, que se encargaban del culto y las necesidades de la población. “Las cuadrillas ponían música a los actos y ritos anuales”, cuenta el hermano mayor de la Hermandad de la Patrona de la Fuensanta –la Cuadrilla de Patiño–, José Dimas, que baila y toca la postiza, acompañado de Juan Antonio Franco y José Antonio Hoyos, junto a su guitarrón murciano y su guitarra española, respectivamente. Dimas rememora cómo la que encabeza nació en 1913, publicándose un disco por el centenario en 2013, y como en la década de los 80 del siglo XX hubo un resurgimiento de esta clase de grupos folclóricos, “porque los músicos seguían tocando”, aunque muchas de las hermandades desaparecieran al dejar cumplir su función religiosa. “Así se formaron las cuadrillas con entidad propia; nunca han muerto, pero han tenido sus altibajos”, añade.

“¿Las pelotas? Es porque suele hacer mucho frío en esta época del año”, afirma Dimas, pese a que este domingo las temperaturas han sido impropias de enero. Antes de iniciar la distribución de estas, la directora de la Fundación Murciana para la Tutela y Defensa Judicial de Adultos, María Dolores Sánchez, asimismo patiñera de pro que ha participado en todas las ediciones del Encuentro de Cuadrillas, ha sido este año la cohetera mayor, encargada de anunciar el pistoletazo de salida, con un trovo, a un reparto que ha congregado grandes multitudes ante las cocinas dispuestas en la calle.

Carmen Toldos degusta un vaso con caldo y pelotas junto a su marido, Javier Silvestre, ambos de la capital del Segura. "Nunca había venido a Patiño", confiesa ella, alabando la suavidad de las pelotas. "Es una forofa", dice su esposo, y Toldos recuerda cómo su madre, pese a ser nacida en Toledo, cuando se casó con un murciano aprendió todas las costumbres de la tierra, incluyendo la preparación de las pelotas que hoy degusta, y que en Patiño tienen, por un día, su epicentro junto a las canciones y coreografías genuinas de la huerta.