Los arqueólogos vuelven al Castillejo de Monteagudo cien años después

Arrancan los trabajos para la restauración del recinto inferior del palacio andalusí de Monteagudo, almunia de recreo del Rey Lobo

Los arqueólogos ya están trabajando en el Castillejo de Monteagudo.

Los arqueólogos ya están trabajando en el Castillejo de Monteagudo. / SALMER

Ana García

Ana García

El recinto del Castillejo de Monteagudo, un palacio andalusí datado en el siglo XII y que está considerado la residencia de verano de Ibn Mardanis, más conocido como el Rey Lobo, vuelve a presentar movimiento con la presencia de técnicos y visitantes. 

En esta zona de gran riqueza arqueológica han comenzado los trabajos del proyecto para la restauración y conservación del recinto inferior del Castillejo. El entorno no había sido excavado desde 1924 y a él han vuelto los arqueólogos casi cien años después gracias a los fondos recibidos por el Ayuntamiento de Murcia (1,3 millones de euros) del 1,5% cultural del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.

Al frente de los trabajos se encuentra un equipo de la empresa Salmer Cantería y Restauración formado por seis peones y las arqueólogas Eva García y Marta Marín, quienes dirigen las visitas que se están organizando desde hace unos días para dar a conocer el patrimonio que existe en esta zona de la huerta de Murcia.

Equipo que está trabajando en el Castillejo de Monteagudo

Equipo que está trabajando en el Castillejo de Monteagudo / SALMER

Los primeros movimientos de tierra y desbroces comenzaron a mediados del pasado mes de abril y ha sido esta semana cuando han arrancado las visitas, abiertas a cualquier ciudadano y a las que se puede acceder a través de la web restauracioncastillejomonteagudorecintoinferior.es.

La Opinión ha participado en uno de estos encuentros para conocer sobre el terreno el proyecto que se desarrollará en el Castillejo durante los próximos 18 meses, un enclave único en el que también tiene una gran presencia el propio Castillo de Monteagudo y el castillo de Larache

La arqueóloga Eva García apunta que el Castillejo de Monteagudo es un «edificio llamativo» porque cuenta con una construcción muy singular respecto a las edificaciones que se levantaban en aquella época, rodeado también de importantes estructuras hidráulicas, con acequias, albercas y acueductos para el riego de toda la zona de cultivo que lo rodeaba.

El proyecto actual se centrará en el recinto inferior, una zona desconocida que no ha sido excavada nunca y que está considerada una construcción auxiliar a la zona superior.

García explica que en el Castillejo sólo se excavó en 1924 y «no existen documentos ni memorias sobre aquellos trabajos», tras lo que hace unos años desde la UMU, el profesor Jorge Eiroa, llevó a cabo unas prospecciones con radar que detectaron anomalías en algunas de las estructuras.

El Castillejo de Monteagudo estaba considerado la residencia de recreo del Rey Lobo, al que se desplazaba en verano, y a esos usos contribuye el hecho de que las torres de las esquinas presenten entrantes, algo nada habitual en los edificios defensivos. Unas torres que estaban destinadas a usos como letrinas o miradores.

Imagen aérea del Castillejo de Monteagudo en la que se ven los muros y las zonas superior e inferior con sus torres

Imagen aérea del Castillejo de Monteagudo en la que se ven los muros y las zonas superior e inferior con sus torres / SALMER

Esta almunia real cuenta con una planta rectangular, con torres poco salientes muy próximas entre sí y torres dobles reentrantes en las esquinas.

El recinto superior contaba con un amplio patio rectangular de crucero, y estaría dividido por un andén en forma de cruz con dos albercas adosadas a los lados menores, que seguramente estaba decorado con yeserías y pintura mural.

Sin embargo, durante la época en la que el Castillejo estuvo en manos privadas se construyó en ese patio una gran balsa de riego, lo que «lamentablemente ha hecho que se pierdan muchos elementos como yeserías y pintura mural».

Precisamente, los trabajos de las primeras semanas se centraron en retirar las montañas de tierra que había junto al muro y las torres, procedentes del vaciado de la balsa, y donde han aparecido cerámicas del patio interior.