Medio ambiente

El Mar Menor está en "precolapso permanente", según Ecologistas en Acción

La laguna salada es uno de los cuatro territorios analizados por la organización en un informe sobre la agroindustria

Limpieza de lodos en Los Urrutias.

Limpieza de lodos en Los Urrutias. / Ivan Urquizar

Jose Antonio Sánchez

Jose Antonio Sánchez

Ecologistas en Acción ha analizado el caso del Mar Menor en un informe titulado ‘El verdadero precio de los alimentos: la cara oculta de la agroindustria en la península ibérica’, junto a L’Albufera, Doñana y toda la provincia de Almería. El objetivo es conocer el origen y las posibles soluciones del porqué buena parte de los humedales del Mediterráneo ibérico han desaparecido desecados, están sobreurbanizados o ampliamente transformados por la agricultura

Respecto al caso concreto del Mar Menor, aseguran que actualmente está al borde del colapso, incluso en una situación de “precolapso permanente” por diversos factores del modelo socioeconómico, entre los que destacan la urbanización agresiva y desordenada, la conversión agrícola y de ganadería intensiva de las últimas décadas, sin olvidar la industria minera que dejó “un profundo impacto en el entorno”. 

Estrategia para la preservación del entorno del Mar Menor

La Opinión

El cambio de modelo agrario está señalado, según Ecologistas, por la “expansión del regadío en el territorio y el abandono de las prácticas agrarias tradicionales que tienen lugar en el Campo de Cartagena desde hace tres décadas y que han supuesto la implantación de una agricultura intensiva y un crecimiento económico en el Campo de Cartagena que, contrariamente a lo que percibe una parte de la sociedad local, no es el motor económico de la Región de Murcia ni distribuye equitativamente los beneficios”. Apuntan, respecto a la implicación económica, según la Contabilidad Regional de España del INE, que en 2021 el sector agroganadero y pesquero aportaron, conjuntamente, el 4,75% del PIB regional, lo que supone el 2,61% a escala nacional. 

Pese a que el regadío “está altamente tecnificado”, no ha impedido la filtración masiva de nutrientes a la laguna salada. Unos nutrientes, “procedentes en su gran mayoría de los fertilizantes agrícolas, son los causantes de la crisis eutrófica del Mar Menor y, en consecuencia, del colapso ecológico de esta laguna costera de relevancia internacional”. Por eso, sentencian: “El ecosistema de la laguna y su entorno no pueden soportar tal magnitud de actividad agroganadera intensiva a todas luces sobredimensionada”. 

Consideran también que es una "industria claramente extractivista", con un único fin que es el económico sin incluir el cálculo de los costes de daños al medio ambiente, ni la contaminación por fertilizantes y pesticidas, o la eutrofización del Mar Menor, la pérdida de recursos agotables como el suelo fértil o la correcta gestión de los recursos hídricos, ni la calidad de vida para los habitantes.

Natalia Lorente, portavoz de Ecologistas en Acción Región Murciana, considera que la primera medida para atajar el problema ecológico en el Mar Menor es la reducción de “la entrada de nitratos que la gran mayoría proceden del sector agroindustrial”. Para eso, hay que cumplir la legislación y piden reducir la superficie de agricultura intensiva, eliminando por completo y de manera permanente todos los regadíos ilegales en la cuenca vertiente del Mar Menor: “El precolapso es permanente porque no se actúa en la entrada masiva de nutrientes al Mar Menor. Es difícil que por sí mismo el propio sistema se recupere”.

Una acción que es la primera del decálogo de medidas que proponen y a la que siguen reducir la ganadería intensiva, obligar a cumplir toda la normativa vigente en materia de abonado y fertilizantes, reducir la contaminación por metales pesados en la sierra minera y su zona de influencia, renaturalizar la cuenca vertiente, desnitrificar tierra y agua. También exigen mantener, de forma indefinida, la moratoria urbanística alrededor de la laguna, hasta disponer del necesario Plan de Ordenación del Territorio para la cuenca vertiente del Mar Menor, así como el seguimiento y control y una necesaria coordinación institucional y gobernanza.

El resto de los territorios analizados son: L’Albufera de València, por su importancia y diversidad ornitológica con más de 350 especies de aves. Argumentan que este ecosistema es uno de mayor interés biológico de la Comunidad Valenciana y que desde los años sesenta se utilizan cada vez más fertilizantes químicos y pesticidas sintéticos y parte de esos fertilizantes sintéticos ricos en nitratos acaban en el lago, aportando más nutrientes al fitoplancton y aumentando el problema de la eutrofización y dulcificación de sus aguas.

El Parque Nacional de Doñana, con su flora y fauna únicas, está gravemente amenazado por la agricultura intensiva de regadío en su cuenca hidrográfica. La explotación ilegal y la degradación de las aguas, así como la pérdida de biodiversidad, han provocado una disminución del 70,7 % del número de lagunas entre 1920 y 1987. Y terminan con la provincia de Almería, ya que en el "mar plástico" de Almería los acuíferos están sobreexplotados y salinizados, los humedales, rodeados de invernaderos, sufren contaminación química y continuos vertidos plásticos. Por último, sentencian que cada año se vierten hasta 15.000 toneladas de plástico procedente de los invernaderos a la naturaleza.

El Gobierno regional pide no generar alarmas

La respuesta del Gobierno de la Región de Murcia llegó con las declaraciones del director general del Mar Menor, Víctor Serrano, que aseguró que el Mar Menor presenta unos niveles estables en los distintos parámetros fisicoquímicos que mide permanentemente el equipo de seguimiento y pide no generar alarmas innecesarias sobre su estado y recuperación.

“El Mar Menor es un ecosistema frágil y por eso hacemos un exhaustivo control y seguimiento de los valores que nos indican su situación, pero eso no significa que esté en un estado de precolapso permanente”, contestó a Ecologistas en Acción. Recuerda que los investigadores del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (Imida), realizan muestreos semanales, que son públicos en la web del Canal Mar Menor y que dicen que “actualmente no existen alteraciones significativas en el ecosistema que indiquen un riesgo inminente de colapso”.

El control y seguimiento del estado ecológico del Mar Menor es posible gracias al sistema de monitorización integral que ha desarrollado y que aborda la calidad del ecosistema y la respuesta del sistema a la eutrofización, con un mayor número de análisis y de parámetros monitorizados de la columna de agua, entre los que se encuentran: temperatura, salinidad, turbidez y/o materiales en suspensión, oxígeno disuelto, nutrientes, clorofila y materia orgánica disuelta; además de datos sobre el nivel del mar: velocidad y dirección de las corrientes y registro de condiciones meteorológicas (velocidad y fuerza del viento, precipitación, evaporación, radiación luminosa, temperatura, presión atmosférica). 

Serrano indicó que “el resultado de este estudio se aprecia en una reducción del desequilibrio” y citó como ejemplo que “la salinidad está alta, el oxígeno y la transparencia presenta valores normales para esta época del año y la clorofila por debajo de los límites que indican la presencia de fitoplancton”. “La permanente monitorización sobre el Mar Menor, nos indica que sus principales puntos de perturbación continúan siendo la entrada de agua dulce cargada de nutrientes por la rambla del Albujón y el elevado nivel freático del acuífero cuaternario que se encuentra conectado con el mismo”, concluyó Víctor Serrano.