Salud

Ley de Atención Temprana: una escalera hacia el mundo, peldaño a peldaño

Este mes se ha cumplido un año desde que entrara en vigor esta ley, que establece la gratuidad del servicio, permitiendo a los niños aumentar sus sesiones de terapia, esenciales para que salgan de su burbuja y "conecten más con todo y con su entorno"

Una de las profesionales del centro Astus de Cartagena juega con Óscar.

Una de las profesionales del centro Astus de Cartagena juega con Óscar. / Iván Urquízar

Jaime Ferrán

Jaime Ferrán

Óscar nació hace dos años con una lesión cerebral que le provocó una epilepsia «de difícil control», relata su madre, Lucía Ros, a La Opinión. Para esa familia, 2020 no fue el año del coronavirus ni las mascarillas su problema principal. «Todo me sonaba a chino y en el hospital, lo primero que me dijeron, es que mi hijo posiblemente no andara nunca», recuerda. «Como una loca», comenta, empezó a preguntar a amigos y conocidos y acabó en Atención Temprana (AT). 

Enzo, que cumplirá cuatro años en febrero, tiene síntomas del espectro autista. Su camino hasta llegar al servicio de Atención Temprana no fue tan rápido. Marta Vera, su madre, explica que no fue hasta que cumplió los 18 meses cuando se dio cuenta de que «se metió en una burbuja» y empezó a tener «comportamientos irritables, no miraba a la cara y hacía movimientos como el aleteo». Pasó por un neuropediatra privado, por la Seguridad Social y, cuando pudo entrar en un centro educativo tras el cierre por la pandemia, como a Óscar, le derivaron a AT. 

Un niño, recibiendo la valoración de los profesionales de Atención Temprana de Cartagena.

Un niño, recibiendo la valoración de los profesionales de Atención Temprana de Cartagena. / Iván J. Urquízar

Este servicio, esencial para niños con alteraciones en su desarrollo, no es nada nuevo (comenzó a implantarse en Europa en los años setenta), pero solo hace un año (9 de enero) que entró en vigor la Ley de Atención Temprana en la Región de Murcia. En este tiempo, en la Comunidad se han atendido a un total de 5.557 menores y se espera que la cifra supere los 6.000 en 2023, gracias -subrayan desde la Consejería de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias, Política Social y Transparencia- al incremento de su presupuesto en un 83%. 

En la Región se han atendido en 2022 a un total de 5.557 menores y la cifra superará los 6.000 en 2023

La principal novedad y ventaja que trajo la norma es la gratuidad del servicio para todos los menores de 0 a 6 años con necesidades transitorias o temporales especiales. Antes de la ley, todo dependía de los recursos económicos con los que contaban las familias para que sus hijos fueran a más o menos terapias, de las asociaciones a las que pertenecían o, incluso, de su maña a la hora de solicitar subvenciones a la administración. 

Ahora la Atención Temprana gratuita es universal y esto ha permitido dos cosas: por un lado, que el servicio establezca un sistema por el que los usuarios reciben un número de sesiones según sus necesidades (previo informe del pediatra); y por otro, que las familias puedan invertir el dinero que antes dedicaban a terapias básicas en otras más alternativas, muchas de las cuales sientan muy bien a sus hijos. 

Óscar, en la sala multisensorial de Astus, en Cartagena.

Óscar, en la sala multisensorial de Astus, en Cartagena. / Iván J. Urquízar

Óscar empezó con terapia multisensorial, pero también necesita otros tratamientos a nivel motor (como la fisioterapia). «Con lo que nos ahorramos con la gratuidad del servicio, invertimos en otras alternativas que le vienen muy bien, como son la acuática y la equinoterapia. En total, Óscar recibe siete terapias a las semana y más de la mitad se las cubre la Comunidad. «Aún así, me gasto 500 euros al mes, pero tengo que probar como madre», afirma. Lo bueno es que funciona: «Ha mejorado mucho a nivel cognitivo, con el aumento de terapias está más conectado con todo y con su entorno».

Desde que Enzo comenzó a acudir al logopeda en marzo de 2021, sus padres tenían que pagar entre 300 y 400 euros mensuales. Con su inclusión en el sistema de Atención Temprana también puede recibir más tratamientos para intentar solucionar sus problemas con el habla coherente y las lesiones que se provoca ante la frustración. «Un niño como él necesita su terapia como un diabético la insulina», dice. Es incuestionable que Enzo ha mejorado desde el aumento de terapias porque «se han espaciado sus crisis».

Catalina Martínez, directora del equipo de AT de Cartagena.

Catalina Martínez, directora del equipo de AT de Cartagena. / Iván J. Urquízar

Los profesionales

No solo los menores se han visto beneficiados tras el primer año de la Ley de AT de la Región. Catalina Martínez Celdrán, directora del equipo de Atención Temprana de Cartagena, destaca que en este tiempo han contratado a tres profesionales más, pasando de siete a diez, además del incremento de la dotación económica que reciben de la Administración pública.  

"Se agradece que ahora haya un canal establecido; antes, los teléfonos no paraban de sonar"

Catalina Martínez

— Directora del equipo de AT de Cartagena

Además, se ha notado un gran cambio en la forma de trabajar. Ahora se ha estandarizado la forma de recibir las solicitudes para entrar en el servicio. «Se agradece que ahora haya un canal establecido; antes, los teléfonos no paraban de sonar», recuerda Martínez. Ahora, las familias tan solo tienen que rellenar el trámite 1273, que recibe el pediatra y, tras elaborar un informe, se lo remite a un equipo como el de Catalina Martínez, que deberá de responder en 30 días la solicitud. Antes, los pequeños pasan por los valoradores, que decidirán qué tipo de tratamiento necesitan tras estudiar sus capacidades cognitivas, el lenguaje expresivo y receptivo, el área socioafectiva y el área motora.

Para solicitarlo, las familias tan solo tienen que rellenar el trámite 1273, al que se añade un informe pediátrico

Solo en el equipo de Cartagena se reciben entre quince y veinte solicitudes semanales y prácticamente todas tienen luz verde, reconocen los propios profesionales. 

‘A pasito lento, conseguí mi intento’, es el lema del Centro de Desarrollo Infantil y Atención Temprana (CDIAT) Virgen de la Caridad - Astus de Cartagena, basado en un cuento sobre una tortuga que va avanzando dando pequeños pasos. Es el ‘leitmotiv’ de este centro, en el que se tratan más de 250 niños con necesidades especiales. Hace un año había 175. 

Carmen Vera, directora del centro Virgen de la Caridad Astus de Caretagena.

Carmen Vera, directora del centro Virgen de la Caridad Astus de Caretagena. / Iván J. Urquízar

Carmen Vera, la directora, reconoce que tras la aprobación de la Ley de Atención Temprana le han «dado la vuelta al centro al contratar seis profesionales y recibir ochenta niños más». Allí llegan los menores después de haber pasado por la valoración, a pocos kilómetros de allí. «Pero también pueden acabar otros tantos cuando se considera que tienen que recibir un tratamiento de forma urgente, sin esperar al protocolo. Si comenzando un tratamiento se le pueden evitar complicaciones , el IMAS dicta una resolución y comenzamos con las terapias», añade. También ocurre cuando un menor que ya ha abandonado la Atención Temprana «sufre una involución». 

"Le hemos dado la vuelta al centro al contratar seis profesionales y recibir ochenta niños más"

Carmen Vera

— Directora del centro Virgen de la Caridad Astus de Caretagena

Aunque son conscientes de que parte del colectivo de profesionales es reticente con la nueva norma regional, Vera están «satisfecha», principalmente por la gratuidad del servicio y la «igualdad económica» que conlleva.

Una sala multisensorial permite a los niños notar vibraciones y movimiento a través de la música en una cama de agua

El paso por Astus se puede alargar más allá de la Atención Temprana, ya que el centro también cuenta con un servicio escolar que dirige Alodia Sánchez Melenchón. De esta forma, un menor puede pasar allí toda su vida hasta los 16 años, beneficiándose de terapias como la estimulación, fisioterapia, logopedia o la estimulación cognitiva. Allí hay también una sala multisensorial en donde los niños, por ejemplo, pueden sentir vibraciones y movimiento, a través de la música en una cama de agua durante un ejercicio que realizan para estimular su equilibrio y el sentido del oído.

Por otra parte, desde centros como Astus se trabaja la atención indirecta, en donde se ayuda a las familias a cumplimentar informes, así como asesoramiento jurídico y apoyo familiar. Al fin y al cabo, «la Atención Temprana no sirve para nada si el padre no sabe colocar a su hijo en a bañera», señala Vera. 

Y lo más importante, la ratio 1-1 con la que funcionan permite que haya en todo momento un único profesional dedicándose a cada niño (o a dos, si son gemelos). No es, ni más ni menos, que la atención que merecen para seguir progresando, aunque sea a pasito lento, como las tortugas.

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