La Opinión de Murcia

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Menores y delincuencia

"Os voy a quemar vivos cuando estéis en la cama"

Las amenazas de muerte, las agresiones físicas o los atentados contra la autoridad forman parte de la variopinta carga de trabajo diaria en la Fiscalía de Menores

El caso de Santiago, el joven de Elche que asesinó a sus padres y su hermano o el apuñalamiento a un profesor del colegio Monteagudo por un menor de 13 años también ha colocado el foco mediático y social hacia el fenómeno de la delincuencia entre los menores. 

En la Fiscalía de Menores de la Región de Murcia han visto pasar por sus dependencias a cientos de jóvenes con una variopinta y tétrica mochila de actos delictivos. Recientemente, en las dependencias de Fiscalía atendieron el caso de una chica de 14 años que tenía atemorizada a su familia: Las agresiones físicas, los daños en el mobiliario y las amenazas se habían convertido en algo cotidiano. Esta menor solía amedrentar a sus padres diciéndoles que cuando estuviesen durmiendo les rociaría de gasolina y les prendería fuego.

Según algunas fuentes consultadas, estos casos de violencia doméstica e intrafamiliar representan el mayor porcentaje de expedientes desde hace más una década. Otros menores que pasan por Fiscalía atemorizan a sus progenitores con hacer lo mismo que hizo José Rabadán, u otros protagonistas de la crónica negra regional y nacional, a los que toman de ejemplo. 

Las causas que desencadenan estos arrebatos violentos son diversas, en muchos casos lo que motiva el aviso a las autoridades es solo el último capítulo de una larga historia de desafectos en relaciones deterioradas desde hace años. El dinero que perciben los menores o los intentos por parte de sus padres de restringir sus horarios y sus movimientos suelen ser otras causas habituales de sus actos violentos. 

Contra los abuelos

Hace dos meses, otro menor de Murcia, de 15 años, empujó a su abuela escaleras abajo porque no quiso darle dinero para sufragar el gasto que le ocasionaba su consumo de marihuana. Las drogas, explican desde Fiscalía, están muy presentes en la mayoría de los casos que tratan. Una joven de 16 años también tuvo que pasar por Fiscalía tras un largo historial de ataques y amenazas contra su madre y su tía. En este caso, los familiares de la joven presentaron diversas grabaciones que mostraban a la menor fuera de sí, hasta el punto de que tuvo que ser reducida por los agentes que se personaron en el domicilio. En este caso, como en muchos otros según fuentes del órgano judicial, los menores hacen uso de cualquier elemento del hogar que pueda servir de arma, como los cuchillos de cocina.

Las agresiones sexuales entre menores, incluso entre hermanos, los chantajes a través de redes sociales con fotos íntimas de por medio, o los atentados contra la autoridad constituyen otros temas que colapsan el trabajo del escaso personal que existe en este órgano judicial. 

Las fuentes consultadas por esta Redacción no creen que se esté dando un repunte importante de los casos violentos que tienen como protagonista a un menor, pero, aclaran, eso no significa que los niveles que se están dando sean los óptimos. «Hay un problema muy de fondo, que tiene que ver con la cultura, los valores, y las nuevas generaciones que deberíamos atajar cuanto antes, porque lo que está claro, es que todo esto va a peor», aseguran. 

Un hombre envía a una menor fotos de sus genitales y ésta decide extorsionarle

Según el estudio Violencia Viral de Save The Children, cerca del 94% de los niños de entre 10 y 15 años ya son usuarios de internet. Este modo de relacionarse en el mundo digital ha generado que la violencia también se traslade a las pantallas, tanto la que sufren como la que ejercen los menores. En algunos casos se dan las dos circunstancias al mismo tiempo. 

Entre los expedientes que maneja la Fiscalía de Menores destaca, por llamativo, el caso de una menor de 15 años, que fue investigada por, presuntamente, extorsionar a un hombre de mediana de edad. 

Al parecer, este individuo decidió enviarle una imagen de sus genitales y ésta aprovechó la ocasión para chantajearle. A cambio de no hacer pública su fotografía junto con su nombre y dirección, el individuo debía abonar cierta cantidad de dinero. La menor ya había acumulado cerca de 500 euros cuando, contra todo pronóstico, el hombre decidió dar parte de la situación a la Policía. 

Al parecer, la joven declaró en Fiscalía y justificó sus actos afirmando que necesitaba ese dinero para comprar ciertos fármacos. 

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