La Opinión de Murcia

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Menores y delincuencia

"Un niño no nace malo, se hace malo"

El director de la asociación Albores, que atiende a medio centenar de menores de la Región "con indicadores de agresividad", cree que la influencia familiar y social, y hasta la genética, explicarían la violencia

Sesiones de terapia de grupo en medio de la naturaleza, en Albores.

«Hoy un padre nos ha llamado y nos ha dicho: ‘¿Cómo le quito yo ahora la wifi a mi hijo? ¿Y si me mata?’» Así se expresa Rafael Llor, pedagogo, educador social y director general de la asociación Albores, la cual atiende actualmente en la Región a medio centenar de «niños con indicadores de agresividad, violencia y alto riesgo», explica a LA OPINIÓN. 

La referencia al wifi viene por lo que pasó en Elche, donde un adolescente de 15 años mataba a sus padres y a su hermano, en una masacre cuyo detonante, según el propio parricida, fue que la madre le dijo que le dejaría sin Internet, al haber sacado malas notas.

Albores, que ya tiene unas instalaciones en la naturaleza de una pedanía murciana, prevé abrir en breve «un centro de internamiento especializado en problemas de conducta», detalla Llor. El municipio elegido, Molina de Segura. Los destinatarios, chicos con edades comprendidas entre los 12 y los 18 años. «Ya tiene las camas y lo tiene todo», comenta.

10 años y apunta maneras

El más pequeño de los cincuenta menores que Albores atiende en estos momentos tiene 10 años y «ya empieza a apuntar maneras de baja tolerancia a la frustración», indica el pedagogo, sin dar más detalles para preservar el anonimato del niño. 

Con un menor que ya haya cometido un delito grave, como un crimen, Llor apuesta «por trabajar el cuadro clínico que puede tener: podemos estar ante una psicopatía o un trastorno relacionado con el narcisismo», al tiempo que apunta que es importante que el adolescente «tome conciencia de lo sucedido». «Muchas veces se disocian», manifiesta.

Menores asisten a una acción de la asociación Albores. L.O.

A la pregunta de si hay niños malos por naturaleza, el responsable de Albores dice que «no me gusta pensar en esa manera», dado que «no nace ningún niño malo, se construyen a través de las relaciones de influencia familiar, social, de las amistades y ahora de lo que están visualizando en redes». A su juicio, además, «sí que puede haber un factor genético que predisponga para un brote psicótico» e incluso «una historia familiar de esquizofrenia».

El niño de 13 años que apuñaló a su profesor en clase «no es un psicópata, no es perverso», sostiene Rafael Llor, que cree que «hay niños no cogidos a tiempo, que no se ha trabajado con ellos la tolerancia a la frustración» o que «los límites en su infancia no han sido bien puestos».

Usuarios aprenden tareas cotidianas en la asociación. L.O.

Desde su punto de vista, cuando se dan casos como el del triple parricidio de Elche «enseguida empezamos a preguntarnos qué está ocurriendo con nuestros jóvenes en la actualidad». 

Salud mental y coronavirus

«Este hecho es aislado, pero es cierto que también se está produciendo un incremento de estados relacionados con cuadros ansiosos depresivos y estrés postraumático que lleva a muchos adolescentes a desarrollar conductas autolíticas, suicidas o violentas», destaca el experto, a lo que añade que «es necesario poner especial atención a la salud mental infantojuvenil y desarrollar actuaciones de prevención e intervención que nos permitan transformar estas situaciones de alto riesgo y capacitar a familias y profesionales para que puedan afrontar estas situaciones de un modo efectivo».

A su juicio, «vivimos en una sociedad donde la información, las nuevas tecnologías mal usadas están haciendo seres humanos más aislados y menos sociales», lo cual «agudiza la dificultad para establecer relaciones sanas».

Además, Llor tiene claro que la pandemia hizo «que afloren muchas situaciones de estrés postraumático y cuadros ansiosos».

"Implicamos a toda la familia"

"Nuestros usuarios acuden a nuestros recursos de manera voluntaria. No es obligatorio y entendemos que forma parte de nuestro trabajo ayudar a estos chavales a aceptar el tratamiento y para ello implicamos a toda la familia como parte del problema, pero sobre todo como parte de la solución. El hecho de ser una asociación con una dilatada experiencia y conocida en la Región, y por gestionar varias subvenciones, muchos casos vienen derivados por profesionales de la salud mental, por colegios e institutos, por servicios sociales, o por las propias familias que son informadas de la existencia de estos recursos", concreta Rafael Llor. 

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