Semana Santa

Semana Santa en Cartagena: todo comienza este viernes

Cartagena honra todo el día a su patrona en una jornada en la que el Cristo del Socorro ofrece la primera procesión de España y se estrenan los californios

Fotografiando la procesión

Fotografiando la procesión / Karma21

Carlos Illán

El Viernes de Dolores es lo más en Cartagena tanto por ser el día de la patrona como por la movilización de miles de cartageneros. La festividad se instauró hace 263 años (1761), cuando el Ayuntamiento acordó su celebración para responder a la gran devoción suscitada hacia la imagen creada por Giacomo Colombo, que llegó a la ciudad el 17 de abril de 1723 tras un viaje a Italia de Francisco Irsino, hermano de la junta del Real Hospital, para adquirir una Virgen de los Dolores para el centro sanitario y de caridad.  

Hay prisa por rendir honores a Nuestra Señora de la Caridad (talla del napolitano Giacomo Colombo que llegó el 17 de abril de 1723), como muestra que la Real Basílica Menor ya está desbordada de fieles nada más cruzarse la medianoche del jueves al viernes para asistir a la serenata que instauró el rector de dicha iglesia, Francisco Montesinos, en 2008. 

A las tres y media de la madrugada el foco se dirige hacia el punto de partida del vía crucis del Cristo del Socorro, la primera procesión de las que se celebran en España. Tras la entrega de escapularios, se pone en marcha un desfile marcado por el recogimiento, la austeridad y la penitencia, que rememora a los que se celebraran en la Cartagena de hace siglos. La Virgen del Consuelo y el Cristo del Socorro van a hombros recorriendo las catorce estaciones del camino de la cruz. Habrá dos paradas especiales. La primera será en Santa María ante la imagen de la Virgen del Rosell, patrona oficial de la ciudad y que ya estaba en el siglo XVII, cuando se estrenó este cortejo. La segunda es ante la patrona popular de la Caridad en su remozada casa. Con los primeros rayos de sol llegará el epílogo del vía crucis.

Después de las diez de la mañana saldrá la comitiva de la corporación municipal desde el Palacio Consistorial hacia la basílica de la Caridad, donde se celebra una misa solemne durante la cual Noelia Arroyo, como alcaldesa, entregará la Onza de Oro, donación municipal a la labor caritativa del Santo y Real Hospital de la Caridad que se viene efectuando desde 1762.

Cuatro de la tarde. La plaza del Ayutamiento es un hervidero de personas venidas desde las poblaciones del extenso municipio cartagenero. Esperan a las cinco, cuando el desfile se pone en marcha para llenar el casco urbano de colorido con sus trajes típicos y flores, además de bailes y música, en señal de alegría por su avanzar hacia el encuentro con la ‘madre’. Más de mil quinientas personas se distribuyen entre un centenar de colectivos, a los que se suman otras personas a nivel particular y cientos de espectadores. Miles de flores crearán en la fachada de la Real Basílica dos gigantescos murales con el escudo de la Virgen de la Caridad como mejor pórtico de entrada al encuentro de la Virgen. 

En un momento determinado, durante la tarde, el trono con el Divino Cristo de la Misericordia de la Asociación Canónica del mismo nombre pasará por delante de la fachada de la Real Basílica durante la celebración de su vía crucis, con salida y regreso en la plaza de la Merced.

En el interior de la basílica se celebran varias misas durante el día, siendo la solemne a las 11.30 horas y la última a las 21.30 horas. Media hora antes, la iglesia de Santa María abre sus puertas para que por la rampa cruce la primera procesión de la Cofradía California.

El más reciente de los desfiles encarnados tiene muchas singularidades, como las túnicas de cola y velas de la Oración del Huerto, la presencia del grupo pionero de damas portapasos (se estrenó en 1998) y porque todos las obras escultóricas han sido esculpidas por José Hernández Navarro: ‘Jesús y María en casa de Lázaro’, ‘Despedida de Jesús a la Virgen’, ‘Cristo de la Misericordia’ y ‘María Santísima del Rosario’. 

Es el Viernes de Dolores, un día con mucha vida que Cartagena dedica a su ‘madre’.