Semana Santa en Cartagena: Con paso californio

La Cofradía del Prendimiento pasa del castrense Martes Santo a ofrecer todo su esplendor el miércoles y despedirse con un ‘silencioso’ jueves

Sanjuanistas metiendo las varas del trono en la Caridad en el Martes Santo

Sanjuanistas metiendo las varas del trono en la Caridad en el Martes Santo / Karma21

Carlos Illán

La hermandad de Jesús en el Paso del Prendimiento protagoniza tres jornadas consecutivas de la Pasión con enfoques muy dispares, destacando que el miércoles se estrena el paso del ‘Lavatorio de los pies’.

MARTES MILITAR

El Martes Santo es diferente por su sello castrense, además de que Santa María es punto de destino del cortejo pasionario y no de salida, como es habitual. 

El sol ha caído. La salida de los santos es inminente. Santiago es el primero que se pone en marcha. Lo hace desde el Gobierno Militar. Los cofrades de la agrupación que lleva el nombre del patrón de España elevan el trono sobre sus hombros mientras se rinden honores a la bandera, que es arriada mientras suena el himno nacional. Hay también alocución de despedida y con perfecto paso aparece el tercio por la calle Príncipe de Vergara.

En el lado opuesto del casco histórico el protagonista es el Discípulo Amado en el Parque de Artillería, desde donde comienza su andadura desde 1945. Sus portapasos han recibido los escapularios en un acto previo celebrado en la basílica de la Caridad y por el lateral del inmueble aparecen con el trono apagado, deteniéndose cerca de la entrada principal, donde se llevan a cabo los actos protocolarios de despedida, que comienzan cuando se ilumina la gran peana que lleva a San Juan. 

Queda San Pedro. El primer Papa ha estado junto al mar en el primer capítulo de su despedida, donde un regimiento forma parte de los actos que se llevan a cabo entre un buque y parte del primitivo monumento a los Héroes de Cavite. Después, el trono se dirige hacia la casa del almirante, quien pronunciará el discurso de despedida, autorizándolo a salir hasta la medianoche del Miércoles Santo, pese a que cada año incumple ese límite, pues vuelve, pero horas más tarde. Momento del martes muy esperado es cuando cruza el central de los arcos de la entrada del Arsenal, bajo el histórico reloj. También lo son para los otros apóstoles cuando San Juan mete las varas de su trono en la basílica de la Caridad y cuando Santiago cruza la calle Mayor sin que la peana toque el suelo mientras se eleva la voz diciendo: "De quién es la calle Mayor? ¡Del Santiago!".

Los tres santos están en pleno recorrido con sus penitentes, portapasos y escuadrones militares. En la plaza de San Sebastián, a la entrada de la calle Mayor, confluyen y se forma un cortejo único con dirección a Santa María.

ESCLARECIENDO EL PASADO

El pasado de la Semana Santa de Cartagena tiene todavía bastantes lagunas por documentos que se han perdido o destruido (principalmente en la Guerra Civil), existiendo algunos cofrades que se han convertido en 'detectives del ayer procesionista', como es el caso de Alfonso Pagán, quien ha descubierto que la vinculación de San Pedro con el Arsenal no se remonta al año 1755 ó 1763, sino al segundo tramo  del siglo XIX, situándola en 1879. "Nuestra obligación no es saber porqué surge un dato erróneo, sino averiguar la verdad porque la Semana Santa de Cartagena se merece ese rigor", explica quien ha publicado sus conclusiones en la revista sampedrista 'Tiara'.

MIÉRCOLES CON RESPLANDOR

Integrantes del nuevo tercio femenino de Santiago del miércoles con las nuevas tallas detrás.

Integrantes del nuevo tercio femenino de Santiago del miércoles con las nuevas tallas detrás. / Karma21

¿Qué siente una persona cuando descubre la Semana Santa de Cartagena un Miércoles Santo? La respuesta nos la ofrece un vecino que hace años montó casa en esta tierra por cuestiones profesionales. Quería conocer las tan comentadas procesiones cartageneras de ‘pe a pa’ y un conocido le dijo lo que no tenía que perderse, entre lo que figuraba el magno cortejo californio.

“Me dijo que me iba a encantar y así fue. Esa primera noche recibí una sucesión de sensaciones con el sorprendente y perfecto orden de los penitentes y con la pasión que ponen los portapasos llevando las imágenes entre ‘vivas’ que se contagian. Han convertido su carga en un espectáculo cargado de sentimiento. Es espectacular, al igual que la flor, la luz y la calidad de las imágenes”, relata. “Es un desfile “largo pero que se hace corto por su belleza y su intensidad”, además de señalar como momentos que le llegaron a afectar a la piel “ver la lluvia de pétalos caer sobre la Virgen y la Salve que le tributaron en la recogida de madrugada”.

A las 21 horas cuando se pone en la calle la barroca procesión, en la que los cofrades lucen sus mejores galas para ir mostrando cómo Jesús comparte mesa con sus apóstoles (Santa Cena), para después ir a orar entre los olivos (Oración del Huerto), donde Judas lo señalará ante los romanos (Ósculo), que lo arrestarán (Prendimiento). El hijo de Dios será juzgado (Juicio de Jesús) y al salir del sanedrín verá al discípulo que lo negó en tres ocasiones (Arrepentimiento de San Pedro). Será castigado (Flagelación) y se le impondrá la sangrante corona como ‘rey de los judíos’ (Coronación de espinas) antes de hacerse público el veredicto (Sentencia de Jesús). Después llegarán Santiago, Juan, Pedro y la Virgen del Primer Dolor (con el manto más grande de la Semana Santa, de 24 metros cuadrados y 75 kilos) en tramo final de un cortejo que luce tallas de los artistas Francisco Salzillo, Sánchez Lozano, Mariano Benlliure, Hernández Navarro y Coullaut-Valera, además de Juan García Talens, autor de la Santa Cena, que este año alcanzan el 75 aniversario de cuando se estrenó en las procesiones.

Este 2024 es novedad que se amplían las escenas, pues detrás de la Santa Cena se incorporará el pasaje del ‘Lavatorio de los pies’, con tallas creadas por el imaginero cordobés Francisco Romero y que cerrará la incorporación a este cortejo del tercio femenino de Santiago Apóstol. También hay que destacar que el titular encarnado, Cristo del Prendimiento, lucirá tal y como lo concibió su creador al haber sido, junto a los dos sayones, restaurado por Macarena Poblaciones.

JUEVES DE DOLOR

La Virgen de la Esperanza frente al Ecce Homo en el oscuro jueves

La Virgen de la Esperanza frente al Ecce Homo en el oscuro jueves / Karma21

Silencio, penumbras y saetas caracterizan a la procesión con la que los californios cierran cada año sus representaciones pasionarias en la calle. Es un desfile en el que también es singular que todos los portapasos llevan el rostro cubierto.

El origen de este desfile se remonta al año 1929, entonces con la única imagen de Ecce Homo, que es la misma talla del Cristo del Prendimiento, que salió la noche anterior, pero con la caña y con distinto vestuario. Tras la Guerra Civil se incorporó al desfile la Virgen de la Esperanza y en 1957 quedó completado con la Vuelta del Calvario y el Cristo de los Mineros.

Por ese mismo orden van apareciendo cada año por la rampa de Santa María para iniciar una cita con los ciudadanos y visitantes en el que el estremecedor silencio sólo es roto por el tintineo de los cristales sobre las tulipas, las saetas y los cantos del Miserere, siendo la capilla musical ‘Francisco Zabala’ la que va delante del Ecce Homo e interpreta, con sus voces, piezas de música sacra de gran calidad. La oscuridad ‘camina’ con el paso del desfile pasionario, pues el alumbrado de las calles y comercios del centro de la ciudad se va apagando conforme avanza el cortejo.

Este cortejo también tiene más singularidades. Todavía con los rayos del sol, delante de la iglesia y dos horas antes del inicio del desfile, los romanos piden perdón a Jesús por el daño que le van a infringir. A continuación, un niño entregará una corona de flores que irá en el trono durante la procesión y se da lectura a un texto que ha salido de un concurso que, con este motivo organiza la cofradía. Es el acto del ‘Desagravio al Ecce Homo’. Más tarde, cuando quedan quince minutos para abrirse las puertas de Santa María, se leerá en el interior de la iglesia el ‘Reglamento del Silencio’, texto que recuerda las normas de la cofradía y las normas de uso interno para todos los participantes. Lo redactó el hermano mayor Casiano Ros en 1940.

El broche lo pone el canto de la Salve Cartagenera en una recogida de la Virgen que nunca pasará de la medianoche, pues el viernes ya es día marrajo.