Cartagena

Carthagineses y Romanos: De Rubiales a la crisis del Mar Menor en el Senado Romano

La sesión, amenazada por la lluvia, sirvió para reír a costa del descrédito político, pero también para reivindicar más empatía ante la tragedia migratoria

Un momento de la sesión plenaria del Senado Romano, con Noelia Arroyo como ‘barbinica’.

Un momento de la sesión plenaria del Senado Romano, con Noelia Arroyo como ‘barbinica’. / IVÁN URQUÍZAR

Alejandro Lorente

Alejandro Lorente

Con su acostumbrada carga de veneno y humor, la XXIV sesión plenaria del Senado de Roma desplegó un guión lleno de pullas con no pocos episodios polémicos de la actualidad de la trimilenaria en los que hincar el diente. La breve presencia de la lluvia durante la recreación de la Destrucción de Sagunto hizo temer lo peor, pero finalmente el Senado pudo reunirse sin mojarse.

Como ya ocurriera el año pasado, el Mar Menor volvió estar en boca de los senadores. Uno de ellos se quejaba de lo mucho que ha sufrido este verano porque le había tocado durante la campaña electoral «demostrar que el Mar Menor estaba apto para el baño mejor que nunca». Lo que llevó a otro a comentar que no sabía qué era peor, «si la plaga de medusas, las algas pútridas de los Urrutias, o los guiris de plaza Bohemia». Los dardos hacia la clase política no se hacían esperar demasiado para regocijo del público. Tras un comentario sobre las producciones cinematográficas que se ruedan en la ciudad, uno de los magister señalaba que había aprendido más de los gobernantes que de los actores «a fingir las calamidades de sus gentes para que la plebe les siga votando».

Con tanto cine en la ciudad portuaria convinieron los altos mandos romanos en que sería oportuno celebrar unos premios, al estilo de los Goya, para ver cuál de los políticos habría «actuado mejor ante la plebe». No duró mucho el certamen, porque a las primeras de cambio ya estaba sobre el escenario la galardonada de la noche, «una rubia de labios pintados que ha dejado a todos boquiabiertos con su deslumbrante estilo», se dijo en referencia a la perla con la que el exlíder de MC, José López, definió en 2018 a la alcaldesa popular Noelia Arroyo, y que fue rebautizada por los senadores como la «sardinica-barbie» y más tarde ‘barbinica’ a secas.

De Rubiales a    la crisis del Mar Menor en el Senado Romano

Un momento de la sesión plenaria del Senado Romano, con Noelia Arroyo como 'barbinica' / Iván Urquízar

No faltó la ya tradicional mofa hacia el exportavoz Manuel Padín, al que se le recordó el apelativo ‘cortito’ con el que también José López se dirigió a él una vez en un pleno. Eso sí, el trato hacia al propio exdirigente de Movimiento Ciudadano fue más laudatorio que humillante. Barbinica señaló que lo tuvo que jubilar porque «estaba tan acostumbrado a decir las verdades como puños y a la cara que no daba buena imagen».

En este ritmo frenético y satírico se desarrolló el guion que no dejó puntada sin hilo: Los 100.000 euros que costó la rampa de la muralla de Carlos III, las inundaciones cada vez que llueve, el hundimiento del catamarán, las expropiaciones del plan Rambla o las reiteradas menciones al expolio de ‘Mursilla’, con el «caudillo Oppenmiras» al frente.

También hubo tiempo de ponerse serio cuando tocó dar el ‘Brutus Anni 2023’, los ‘galardones’ para los más oscuros protagonistas de la actualidad (personas o eventos). Entre otros se nombró a Vladimir Putin «responsable de una de las mayores tragedias de nuestro tiempo: la guerra en Ucrania», los incendios en Tenerife, Luis Rubiales por «su claro abuso de poder», y algo que se llamó la «indiferencia selectiva» del ser humano que genera que se gasten millones «para intentar rescatar a unos pocos ricos del submarino Titán tras hundirse después de pagar un dineral para ver el Titanic y mirar hacia otro lado cuando se hunde una patera con decenas de hombres, mujeres, y niños».

Tras dejar claro que el Senado Romano nunca permitirá que se le aplique ningún tipo de censura, la sesión se cerró con el tradicional Carthago delenda est.