Tamara Falcó e Íñigo Onieva toman la decisión final sobre su matrimonio tres meses después de su boda

La pareja contrajo matrimonio el pasado 8 de julio y, desde el minuto uno, comenzaron los problemas

Tamara Falcó

Tamara Falcó

El pasado 8 de julio se celebró la esperada 'Boda del año' o 'La boda del millón de euros': Tamara Falcó e Íñigo Onieva se dieron el sí quiero en la iglesia de Santa Bárbara y lo celebraron junto a 400 invitados en El Rincón: el palacio que la marquesa heredó de su padre Carlos. Pero, lejos de ser un camino de rosas, la vida matrimonial para la pareja parece que no ha empezado con tan buen pie como deseaban: entre otras dificultades que han ido desvelando diversos medios de comunicación, la pareja ha tomado una importante decisión mientras se encontraba disfrutando de su luna de miel en África.

Desde que, hace menos de un año, la hija de Isabel Preysler decidiera cancelar el enlace ante el vídeo de la infidelidad de su prometido en un multitudinario festival de música en Estados Unidos, son muchos los que han comentado que el casamiento se encontraba maldito o gafado. Por si fuera poco, algunas anécdotas durante la ceremonia como el pequeño incendio que quemó la manga de uno de los sacerdotes que oficiaba el sacramento alimentó los rumores sobre una mala bendición.

Los murmullos sobre la convivencia entre ambos desde que se casaron tampoco ayuda: justo el día después de haberse dado el "sí quiero" la prensa del corazón se hacía eco del primer conflicto de la pareja. Las cámaras registraron como entraron separados al hotel y la cara de Onieva era todo un poema: serio y con gafas de sol.

Durante su viaje por Sudáfrica, tanto Tamara como Íñigo se han mostrado mucho más alegres y cariñosos: en el 'videoblog' que ha compartido el ingeniero a través de su cuenta de Instagram, ambos se reían por el look de Tamara Falcó: "No sé por qué me pillas en mallas, llevo vestida de safari todo este... Pues nada, me pides que haga el vídeoblog en malla; cuando me pides que me case contigo, en mallas", comentaba la colaboradora habitual de 'El Hormiguero'.

El intento de Tamara e Íñigo de tener hijos

En repetidas ocasiones, la pareja ha manifestado su voluntad de tener hijos después de celebrar el matrimonio: en las distintas exclusivas para ¡HOLA! habrían confirmado su intención de buscar un bebé en común: "Después de habernos casado, lo que nos hace ilusión es tener hijos", aunque aclaró que "no es verdad que me estoy sometiendo a un tratamiento de fertilidad. Aunque desde hace varios meses, estoy con un método natural que se llama Fertilitas. Me lo comentó una amiga y es un método para medir tu cuerpo y asegurarte de que estás bien. Es natural".

Pero, aunque podría parecer que los tortolitos iban a ponerse manos a la obra en cuanto salieran casados del altar, han debido tomar lo que se supone una dolorosa decisión sobre su matrimonio y el deseo de tener hijos. Y es que, por prescripción médica, Tamara e Íñigo podrían haber decidido no tener relaciones íntimas sin protección para evitar quedar embarazados.

El motivo de esta determinación, que han recomendado los especialistas, son las vacunas que ambos han debido aplicarse para poder disfrutar de su luna de miel en África. A causa de esto, deberán esperar por lo menos seis meses para intentar tener hijos.

La decisión definitiva de Tamara e Íñigo sobre el matrimonio

Una de las polémicas que más curiosidad ha despertado sobre la relación matrimonial de Tamara e Íñigo es la de la vivienda: y es que, desde que se casaron, ambos han vivido por separado a la espera de terminar la reforma en la exclusiva casa que la marquesa adquirió en la urbanización Puerta del Hierro de Madrid, muy cerca de la casa Isabel Preysler.

Aunque se explicó que la marquesa se había ido a vivir con su madre sin su pareja, levantando sospechas de un posible distanciamiento; lo cierto es que después se confirmó que todos vivían en casa de la suegra de Íñigo a la espera de terminar la reforma.

La semana pasada, el 20 de octubre, la revista Semana confirmaba que se habían visto grandes camiones frente al nuevo ático cargando y descargando muebles, cajas y otros enseres desde la casa de Isabel Preysler: piezas de lujo que la pareja habría adquirido por un precio superior a los 20.000 euros. Y es que parece que Tamara e Íñigo ya han tomado la decisión final sobre su matrimonio: irse a vivir juntos de una vez por todas.