Universidad de Murcia

María Pilar Picó: "Aun cuando siempre me aferré a vivir y nunca dejé de luchar, terminé aceptando que podía morir"

Un trasplante de corazón y sus respectivas complicaciones no le han impedido presentar recientemente su investigación

María Pilar Picó Martínez

María Pilar Picó Martínez

Javier Vera

Javier Vera

¿Cuál es su trayectoria académica en la Universidad de Murcia?

Se remonta bastante tiempo atrás, a ese antiguo certificado pedagógico, hoy equivalente al Máster Universitario en Formación del Profesorado de Secundaria. Y ya más recientemente al Máster de Investigación Musical y el doctorado por la Escuela Internacional de Doctorado de la Universidad de Murcia (EIDUM).

He de admitir que el Máster de Investigación despertó y abrió ante mí una senda que era bastante desconocida y atractiva. De ahí que a su conclusión decidiera imbuirme en unos estudios de doctorado que han demandado de tremendo esfuerzo, dedicación, trabajo, sacrificio, inversión, exigencias y quebraderos de cabeza.

Máxime con la pretensión con la que los enfocaba de poder desarrollar un trabajo de investigación serio, de carácter internacional, que pudiera contribuir a ampliar el conocimiento del instrumento al que he dedicado toda mi vida: el clarinete.

Cuando a las dificultades y sacrificios inherentes a la realización de una tesis doctoral se le suman los problemas derivados de una de las dolencias médicas más graves, tan solo queda reconocer la fortaleza (mental y física) de una auténtica luchadora.

¿De dónde la viene la afición por la música, y en concreto por el clarinete?

Supongo que de haber nacido y pertenecer a una saga familiar con larga tradición musical. Mi abuelo, mi padre y mis dos hermanos han sido músicos y tocado durante muchos años en la banda del pueblo. Mi hermano Antonio, de hecho, es un reputado y extraordinario profesional de la esfera de la percusión.

La diferencia con todos ellos es que en mi caso, en lugar de optar por la percusión, de modo un tanto discordante me decanté por el clarinete. Fue algo que tenía claro desde muy pequeña. En los conciertos me fascinaba escuchar, no solo el sonido de este instrumento, sino apreciar como la sección de clarinetes era sobre la que recaía, -musicalmente hablando-, el mayor peso interpretativo de la línea melódica.

En 2022 se le realizó un trasplante de corazón. ¿Cómo surgió este grave problema de salud?

En la madrugada del 29 al 30 de abril de 2022 tuve la inmensa fortuna de nacer de nuevo. Me trasplantaron del corazón en el Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda. De hecho, de no ser por la labor, desvelos y buen hacer profesional del equipo de cardiólogos y doctores que obraron el milagro, hoy no me encontraría aquí. Y por supuesto a esa persona que con su tremenda generosidad me donó su corazón. Alguien a quien siempre honraré y guardaré un sentimiento de inmensa gratitud.

Con respecto a mi enfermedad, una afección del músculo cardiaco, -concretamente una micardiopatía restrictiva en sí heredada de mi padre–, se estaba comportando de manera muy agresiva. Avanzaba a una velocidad vertiginosa, apenas vista, que de no haber sido por ese trasplante, no seguiría viva. Tan delicada llegó a ser la situación que estaba ya barajándose el ingresarme en el hospital para mantenerme viva dado que otros órganos se estaban viendo ya seriamente afectados.

Hay tantas cosas que deseas dejar cerradas cuando te vez en una situación así que recuerdo bien decirle a mi director de tesis (Las escuelas francesas y alemana de clarinete), -mi apreciado José Francisco Ortega Castejón-, que si me pasaba algo que por favor publicara lo que había de la tesis. Supongo que terminas asumiendo que puedes morir. Así a fin de cuentas es la vida, es algo natural.

Porque, aun cuando siempre me aferré a vivir y nunca dejé de luchar, confieso que terminé aceptando que quizá podía ocurrir y que si devenía, deseaba afrontarla con la mayor paz interna y tranquilidad que pudiera.

¿Cómo ha podido compaginar en este tiempo su trabajo de investigación con las dificultades y contratiempos que una intervención así conlleva?

La verdad es que no ha sido nada fácil. Fundamentalmente porque si bien el trasplante supone una cirugía de enorme envergadura, lo que viene tras ello, a la salida del hospital, es un periodo francamente complicado, el cual no está exento de que se presenten complicaciones que pongan en juego tu vida. En mi caso, tristemente, también así ha sucedido.

He tenido que lidiar con bastantes inconvenientes como problemas en el sistema de conducción del corazón que han terminado desembocando en la colocación de un marcapasos; con una segunda reintervención porque un cable del aparato se había movido y atravesado todo el ventrículo derecho; con una grave infección por citomegalovirus proveniente del tejido del órgano donado cuya medicación no toleraba.

Vamos, un camino lleno de obstáculos, nada fácil de afrontar, que por descontado ha sido muy complicado de compaginar con la producción del trabajo de investigación. De hecho, en más de una ocasión, y pese a mi afán, tales percances han trastocado completamente mis planes y márgenes de temporalización con respecto a la redacción de la tesis.

No obstante, el dedicarle todo el tiempo que podía al trabajo era algo que me ayudaba a centrar mi mente en lo que deseaba conseguir. Me servía de terapia para abstraerme de todo lo que me estaba sucediendo, y para tratar de mantener una visión futura de la vida más esperanzadora.

Dedicarle todo el tiempo que podía al trabajo era algo que me ayudaba a centrar mi mente en lo que deseaba conseguir. Me servía de terapia para abstraerme de todo lo que me estaba sucediendo, y para tratar de mantener una visión futura de la vida más esperanzadora.

María Pilar Picó

— Doctora en investigación musical

Dos años después, ¿cómo se encuentra?

Por fin puedo decir que estoy bien. Que después de todo lo sufrido, parece vuelve todo a encauzarse. Me siento feliz y con ganas de exprimir la vida al máximo. Por supuesto, sé que hay pequeños detalles de salud que siguen estando conmigo.

Pero si algo he aprendido del ímprobo proceso que supone hacer una tesis y hacer frente a un trasplante cardiaco, es que la fortaleza mental juega un papel crucial. Frente a las tormentas que pone la vida ante el camino, tratar que nunca falte el ánimo y la fuerza suficiente para poder superarlas es vital.

Quiero puntualizar que yo no soy nadie especial o a admirar, ni creo ser merecedora de este hueco que me habéis concedido en el diario La Opinión de Murcia. Solo soy una superviviente como muchos otros. De ahí que si me lo permiten, simplemente desee aprovechar esta oportunidad para esos quienes dentro de la comunidad universitaria puedan estar atravesando momentos difíciles, mandarles unas palabras de ánimo y apoyo. Infundirles un sentimiento de resiliencia y fortaleza.

Porque aun cuando tiempo lleve, todo al final acaba pasando, nada es eterno. Y, por qué no confesarlo, tras ello, cuando el sol vuelve a brillar, uno es capaz de saborear la vida con otra óptica.

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