En la misma sala del Congreso, con aplausos similares y con el mismo objetivo: gobernar España. Sánchez primero y Feijóo después exhiben sus cuentas y se declaran vencedores. Uno se fija en los bloques, el otro en sus votos. Los dos auguran destrucción si gobierna el otro. La tarea de Sánchez, aunar el apoyo de más de 20 partidos. La de Feijóo, unir formaciones que se rechazan de plano.