Penitenciaría

Los presos de Campos y Sangonera fabrican armas con la pata de una silla y con una lata de atún

Los internos emplean cepillos de dientes, bolis y huesos de pollo para hacer pinchos artesanos

Pinchos carcelarios decomisados por funcionarios de prisiones.

Pinchos carcelarios decomisados por funcionarios de prisiones. / La Opinión

Ana Lucas

Ana Lucas

Los reclusos de Campos del Río cuentan, en sus celdas o en las salas comunes en las que se reúnen para, por ejemplo, ver la televisión, con sillas de plástico que para ellos se convierten en armas. Las sillas se rompen («o dicen que se han roto», apunta un trabajador de un penal murciano) y, con una de sus patas, los presos consiguen fabricarse un arma. Un pincho carcelario.

Dado que los internos tienen todo el tiempo del mundo, dedican bastante de este tiempo, aseguran los funcionarios, a crear objetos afilados que les resultan muy útiles «para defenderse y para amedrentar», explican fuentes penitenciarias.

Pueden llegar a ser armas mortales, que se consiguen no solo con la pata de la silla: también «con un cepillo de dientes, un boli o un hueso de pollo», aseguran. O una lata. Es lo que empleaba, el mes pasado sin ir más lejos, un interno de Sangonera para atacar a otro, para tratar de rebanarle el cuello

Los funcionarios de prisiones de la Región están hartos de requisar pinchos carcelarios. Y de verse con ellos encima.

Los internos emplean cepillos de dientes, bolis y huesos de pollo, entre otros, para hacer pinchos artesanos.

Los internos emplean cepillos de dientes, bolis y huesos de pollo, entre otros, para hacer pinchos artesanos. / La Opinión

En verano de 2022, un preso de Campos del Río (Juan de Dios F.L, un sujeto español con vínculos con el yihadismo) intentaba degollar a un funcionario empleando para ello una lata. Los hechos tuvieron lugar cuando el recluso pidió al funcionario que revisase su peculio. En un momento dado, se abalanzó sobre él y trató de cortarle el cuello.

La víctima, para defenderse, se protegió con la mano, con lo cual sufrió heridas en un dedo, además de en el cuello. Afortunadamente, salvó la vida.