Semana Santa

La lluvia impide a la Cofradía del Resucitado sacar su procesión por las calles de Cartagena

Ante la imposibilidad de salir por la tarde tuvieron que suspender la procesión por los fuertes vientos y las lluvias

Pablo Molina

El tiempo no respetó la procesión del Resucitado. El aviso amarillo por viento, con el riesgo de rachas de viento de más de 80 kilómetros por hora ponía en peligro la procesión del Domingo de Resurrección en Cartagena. Además, desde la madrugada se dejaban caer las primeras gotas de lo que sería una mañana completamente pasada por agua. Ante esta situación, en torno a las ocho y media de la mañana del domingo, la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado anunció la suspensión de su procesión en un comunicado a través de sus redes sociales.

La cofradía del Resucitado tomó esta difícil decisión para salvaguardar la integridad de sus cofrades y no poner en peligro sus imágenes. No obstante, la cofradía quiso mantener su “misión de anunciar la Resurrección de Jesucristo a Cartagena” y todos aquellos fieles que deseasen acudir a la Iglesia de Santa María de Gracia pudieron hacerlo. 

Francisco Javier González, Mayordomo de Relaciones Institucionales de la cofradía y vicepresidente de la agrupación de la Aparición de Jesús a los Discípulos en el Camino de Emaús, aseguró que entre la noche del sábado y la mañana del domingo la Junta de Mesa de la cofradía se reunió para estudiar la situación. En dichas reuniones determinaron que existía “demasiado riesgo”, debido a la previsión meteorológica. Considera que es una decisión acertada, pues se debía preservar “la seguridad tanto del patrimonio y sobre todo de las personas”, afirmó. 

“Es un trabajo constante durante todo el año, da tristeza, porque es el único día que tenemos la cofradía del Resucitado, pero tenemos que pensar que se ha hecho lo correcto”, añadió el vicepresidente de la agrupación de los Discípulos de Emaús, donde muchos niños se preparaban para salir por primera vez. “Es una desilusión para ellos, pero lo importante es que tengan esa ilusión de cara al próximo año”, concluyó. 

Miles de devotos se esperaban en las puertas de la iglesia, en una calle del Aire que tendría que lucir llena de gente en un día como hoy, de alegría por la resurrección de Cristo. Paraguas abiertos y chubasqueros para eludir la lluvia mientras esperaban con paciencia su entrada a la iglesia. Dentro del templo, saludos, abrazos y lágrimas de emoción que únicamente encontraban consuelo viendo la imagen de la Virgen del Amor Hermoso. 

“Por favor, vayan rotando, tiene que entrar más gente a la iglesia”, se podía escuchar por los altavoces. Los fieles llegaban a cuentagotas a la calle del Aire, pero conforme se acercaba el mediodía la iglesia lucía cada vez más llena de gente. El viento y la lluvia no eran impedimento para que siguieran llegando más cartageneros que querían ver a Nuestro Padre Jesús Resucitado y a la Virgen del Amor Hermoso. 

Los rayos de sol comenzaron a reflejarse en los charcos que la lluvia había dejado en la adoquinada calle del Aire en torno a las doce de la mañana. Pasada esa hora, se realizaron los correspondientes rezos para conmemorar la resurrección de Cristo. Poco después, cuando pasaba un cuarto de hora del mediodía, la nave central de la iglesia se fue despejando para que las imágenes de Nuestro Padre Jesús Resucitado y la Virgen del Amor Hermoso pudiesen salir al umbral del templo y así poder ser admiradas por sus devotos. 

Los portapasos, vestidos con ropa de calle, sacaron la imagen de Nuestro Padre Jesús Resucitado entre aplausos. Posteriormente, lo iba a hacer la Virgen del Amor Hermoso y el trono de San Juan Evangelista, pero cuando se disponían a salir la lluvia apareció de nuevo. “Lo teníamos todo planeado para que San Juan fuese testigo mudo de ese encuentro desde la puerta”, comentaba Domingo López, capataz del trono de San Juan Evangelista. Los portapasos de la imagen del apóstol sintieron “mucha tristeza y mucha pena”, pues este era el último año que iban a sacar en procesión a la imagen actual del trono, realizada por Antonio García Mengual, que lleva con ellos desde los años ochenta. El próximo año estrenan nueva talla, obra del ciezano Navarro Yuste.

La Salve cartagenera se cantó con la Virgen del Amor Hermoso dentro de la iglesia a hombros de sus portapasos, con miles de fieles en las puertas de la iglesia, viéndola con pesar desde la distancia. Cuando la lluvia volvió a dar un respiro, los portapasos del Amor Hermoso sacaron la imagen a la entrada del templo para que sus fieles pudiesen cantar ante ella la Salve cartagenera por última vez esta Semana Santa.