Semana Santa

Los cartageneros acompañan al Cristo del Socorro en la primera procesión de España

Como cada año, cientos de cartageneros salen a la calle en plena madrugada para marchar junto al Cristo del Socorro y la Virgen de la Soledad del Consuelo

Pablo Molina

Comienza la semana grande para la ciudad de Cartagena. Un año más, la Semana Santa de Cartagena, declarada de Interés Turístico Internacional, posee el honor de ser la que inaugura estos días de fe en toda España. La madrugada del Viernes de Dolores es siempre especial para todos los cartageneros, que en el abrazo de la madrugada salen a la calle para ser testigos de la procesión del Via Crucis del Santísimo y Real Cristo del Socorro.

El Santísimo y Real Cristo del Socorro aguardaba su salida, custodiado por sus portapasos junto a la Catedral de Santa María la Mayor. En torno a las 3:30 de la madrugada, comenzó el Via Crucis con la salida del Cristo del Socorro, precedido por la Virgen de la Soledad del Consuelo, tal y como marca la tradición.

Los tronos comienzan a descender la pronunciada cuesta de la calle Concepción para llegar a una plaza de San Ginés donde cada año se concentran centenares de fieles para esperar al Cristo del Socorro, que encaraba la entrada a la plaza con un silencio unánime mientras desde uno de los balcones le dedicaban una saeta.

La procesión dio comienzo en un ambiente solemne y austero, donde el recogimiento y el silencio son la esencia de esta procesión. Los caballeros portapasos elevan ligeramente sobre el suelo unos tronos sencillos, iluminados con velas, sin ostentaciones.

Las imágenes continuaron la procesión por las calles Campos y San Miguel, hasta llegar a las puertas de la Iglesia de Santa María de Gracia, en donde tendría lugar una estación de penitencia ante la Santísima Virgen del Rosell, primera patrona de la ciudad portuaria, a la que se le hizo una ofrenda floral. Al filo de las 4:30 de la madrugada se entonaría la primera Salve cartagenera de todas las que se van a cantar en estos días de Semana Santa.

Las imágenes del Cristo del Socorro y la Virgen de la Soledad del Consuelo se elevarían de nuevo sobre los hombros de sus portapasos para iniciar su camino por las calles del casco histórico de la trimilenaria hacia la Basílica de la Caridad. Después de varios años, han culminado las obras de restauración que se estaban ejecutando en la nave central de la basílica, recuperando así el culto a Virgen de la Caridad en su templo.

En torno a las 6 de la mañana comenzaría la misa en honor a la patrona de Cartagena, la primera en su día grande en donde se darían cita cientos de cartageneros. Muchos tuvieron que seguir la misa desde la calle, pues la Basílica estaba prácticamente llena. Al finalizar la eucaristía, los fieles volvieron a entonar la Salve cartagenera dentro del templo en honor a la Virgen de la Caridad, a la que le hicieron una ofrenda por su día grande. La misa finalizó entre vítores y alabanzas a la patrona antes de que los fieles abandonasen el templo.

Al amanecer de una mañana nublada, se realizaron los últimos rezos en la plaza de San Ginés de nuevo abarrotada de fieles. Los cartageneros entonarían de nuevo la Salve cartagenera, en este caso en honor a la Virgen de la Soledad del Consuelo. Entre aplausos y alabanzas, los portapasos subieron las imágenes por la pronunciada cuesta de la Calle Concepción para volver al punto desde el que había partido la procesión, donde volvieron a cantar la Salve para poner el broche de oro a la primera procesión de España.