José Carlos Ruiz, profesor, filósofo y autor del libro 'El arte de pensar', centró su ponencia en 'Educar en el pensamiento crítico' durante el evento 'PequeOpi. Educando más y mejor', organizado por LA OPINIÓN. Para este experto, la base fundamental de la felicidad está en el pensamiento crítico «sin filtros» y esta es la filosofía que ha aplicado durante un año en varios colegios de Córdoba, con la premisa de que para «aprender a pensar críticamente hay que prestar la atención a los demás con respeto».

Entre los elementos principales del pensamiento crítico citó algunos como: pensar y decidir, fijar el valor de una mismo y evitar la comparación. Al respecto, Ruiz dijo que en la educación hay que tener más en cuenta el proceso que el resultado, ya que «el boletín de notas no evalúa la totalidad de la persona».

Durante su ponencia desarrolló el concepto de «protopensamiento», asentado en tres pilares: el asombro, la curiosidad y el cuestionamiento. Al respecto, afirmó que hay que recuperar el asombro por lo cotidiano y que el siguiente paso es despertar la curiosidad. «Está desapareciendo en nuestros hijos esa curiosidad innata», comentó Ruiz, quien explicó que el tercer paso, el cuestionamiento, es hacer preguntas.

«Nuestros hijos tienen que aprender a hacer buenas preguntas, y eso lleva su tiempo (...) Se necesitan siete meses para ver resultados en el pensamiento crítico». Y añadió que a partir de los 14 años se nos estanca la capacidad para hacer preguntas.

Siguiendo la estela de José Antonio Marina, Ruiz desglosó los principales retos de la educación del siglo XXI: Integración en la sociedad, construcción de la personalidad, compromiso con la convivencia («para aprender a pensar se necesita diversidad y conocer niños distintos»), preparación para el mundo laboral 8/8/8 (8 horas para trabajar, 8 para el ocio y la familia y 8 para dormir) y educación para la felicidad, que «es un proceso de construcción, no un objetivo concreto». Al hilo, afirmó que «es un error buscar un trabajo que sea la satisfacción total».

La faceta humanística

Ruiz dijo que le preocupa que «no eduquemos en la faceta humanística, que hace disfrutar más de la vida. Si los hijos cultivan esta faceta estarán más satisfechos y felices». Además, abogó por que los centros educativos formen alumnos interdependientes, sociales, humildes, receptivos y flexibles.

«Nadie va a ser feliz independientemente, sino de forma interdependiente», señaló antes de apostar por una «educación para la vida», en la que el niño tenga claro qué cosas dependen de él, sus aspiraciones, los conocimientos adquiridos y las cuestiones que no dependen de sí mismo, como las opiniones que los demás tienen de él.

Asimismo, destacó también la importancia de reconocer los logros de los demás y de cultivar los afectos de otras personas, a la vez que insistió en que «educamos a los hijos diciéndoles como deben hacer las cosas, cuando lo que tenemos que hacer es fomentar su capacidad creativa y su personalidad. Los niños deben aprender a tomar decisiones dudando».

¿Cómo desmontar los falsos mitos sobre el sueño infantil? ¿Cómo educar sin gritos? ¿De verdad que hay niños buenos o malos? A estas otras preguntas también respondieron relevantes expertos del ámbito docente, pediátrico y psicológico en el evento de PequeOpi 'Educando más y mejor', organizado por el diario LA OPINIÓN el sábado 30 de noviembre en el Auditorio Víctor Villegas de Murcia.