José Carlos Ruiz es maestro, filósofo y escritor. Mañana, 30 de noviembre participará en Murcia en el evento de la PequeOpi 'Educando más y mejor'. ¿Cómo pueden los grandes filósofos estimular el pensamiento crítico de los escolares? El profesor Ruiz se ha hecho esta pregunta y la respuesta nos la da en forma de libro: 'El arte de pensar'.

P¿Cómo se puede enseñar a pensar a un niño en el colegio? ¿Es una tarea complicada?

R No es una tarea complicada siempre que se tenga claro que es una labor de equipo. No es algo exclusivo de una asignatura. Existen múltiples técnicas de trabajo que se pueden variar, pero lo más importante pasa por trabajar con ellos lo que yo denomino el PROTOPENSAMIENTO, que está formado por 3 elementos que deben trabajarse encadenadamente: asombro-curiosidad-cuestionamiento. Estos 3 elementos, por ese orden, son el inicio del pensamiento crítico. Tenemos que trabajar con ellos la base del asombro en torno a lo cotidiano (asombrarse de lo excepcional es sencillo) y teledirigir ese asombro hacia la curiosidad. Y si hacemos bien el proceso debería terminar con el cuestionamiento. La filosofía nace de este compendio en torno a estos 3 elementos. Lo bueno es que se puede realizar desde cualquier asignatura.

P En general, ¿desarrollan los maestros en España el pensamiento crítico de sus alumnos? ¿Tienen las herramientas necesarias para hacerlo?

R Bueno, hablar «en general» siempre es complicado, pero creo que los docentes hacemos lo que buenamente podemos. Sobre todo, teniendo en cuenta que a nosotros no nos han formado para educar bajo el paradigma del pensamiento crítico, que la gran mayoría de los maestros no han recibido formación al respecto. Desde esa perspectiva es difícil educar con la vista puesta en el pensamiento crítico porque no siempre se sabe cómo hacerlo, o por dónde empezar. Creo que es necesario dotar de formación específica a los maestros para facilitarles una herramienta concreta y eficaz que les sea de utilidad. Nosotros, en el Centro de Formación del profesorado de Córdoba, hemos logrado impartir a otros docentes cursos de formación para que trabajen el pensamiento crítico en sus clases y el resultado ha sido muy positivo, pero me temo que es una excepción.

P En su libro afirma que despreciar la cultura es carecer de armas para enfrentarse a la brutalidad que todos llevamos dentro€ ¿La llevamos todos? ¿Por qué?

R Bueno, esa frase es de Victoria Camp y yo la entiendo como una prolongación de la definición que Aristóteles ofrecía sobre el hombre. Para Aristóteles el hombre era una «animal político», es decir, tenemos una faceta «animal» que se consigue moldear por medio de la faceta «político» (que vive, que necesita, que precisa de la polis, de la ciudad). La cultura nos integra en sociedad y nos da unas pautas que nos sirven para controlar esa animalidad e irracional que llevamos dentro.

P ¿Qué es más importante en el pensamiento, la razón o la emoción?

R Ambas, no se puede pensar bien si falta alguna de ellas.

P¿En la escuela se puede enseñar a los escolares a ser felices?

R Bueno, no creo que sea el objetivo principal de la escuela, la escuela tiene una labor educativa en torno a la reproducción social, entre otras muchas. Pero sería muy complicado educar para la felicidad porque requeriría llegar a un consenso previo sobre qué es la felicidad. Eso no es óbice para que, de manera indirecta, aprendan que existen elementos importantes que les servirán para fundamentar su felicidad, tales como la amistad, la convivencia, el pensamiento crítico, la solidaridad, la empatía€

P La eterna pregunta. ¿Dónde aprenden más los niños a pensar por sí mismos, en el colegio o en la familia?

R En todos lados, los niños son una esponja de aprendizaje y dependiendo de la edad, suelen aprender por imitación, de modo que pueden hacerlo viendo la tele, jugando en casa con los hermanos o haciendo un trabajo en clase con los compañeros. Educar en el pensamiento crítico es, como dije al principio, una labor de equipo. La familia, la escuela, los medios de comunicación, la sociedad, todos aportan, de manera directa o indirecta, modelos de pensamiento que suelen influir en la metodología de pensamiento del niño.

P Utiliza una metáfora, la del césped y el árbol, para hablar de dos tipos diferentes de felicidad: la inmediata y externa frente a la progresiva y profunda. ¿Nos lo puede explicar?

R El césped es una planta bonita, que es barata, que no requiere esfuerzo para plantarla (echar las semillas y remover un poco la tierra), que apenas necesita cuidados, a excepción de un poco de agua diaria y evitar pisarlo mientras crece de primeras. Lo maravilloso del césped es que crece muy rápido, que es estéticamente bonito, y que se puede disfrutar de él en muy poco espacio de tiempo. El árbol, sin embargo, es más caro, requiere cavar un agujero para plantarlo, necesita además más cuidados iniciales, tenemos que ponerle una guía al tronco para que crezca recto, además tenemos que regarlo al igual que el césped. La diferencia es que el árbol no lo podemos disfrutar al mes, como se hace con el césped. En principio, con el árbol son más las desventajas e inconvenientes si lo comparamos con el césped. Pero a la larga, llegará un momento en el que ya no te tengas que preocupar por él porque ha crecido bien, porque tiene unas raíces fuertes que le permiten mantenerse en pie a pesar de que lleguen vendavales, tormentas, meses de calor, o no llueva durante un tiempo. El árbol representa esa felicidad enraizada que necesita tiempo para madurar pero que una vez que lo hace es una felicidad profunda, de raíces que son fuertes y tienen la capacidad de buscar sus propios nutrientes, que será capaz de resistir con fortaleza las contingencias de la vida. La felicidad que representa el césped, por el contrario, necesitará que estemos pendientes de ella a tiempo completo, habrá que regarlo todos los días durante el resto de nuestras vidas si no queremos que se seque, además, al ser de raíces superficiales, tenemos que cuidar que no llegue alguien que las arranque porque al mínimo inconveniente, el césped sufre mucho.

P ¿Cómo pueden los maestros motivar a un niño en riesgo de fracaso escolar y con una familia desestructurada?

R Es una pregunta que requiere un análisis profundo y concreto dependiendo del niño. No hay recetas mágicas en educación porque educar conlleva una parte de «arte», no solo es transmitir y evaluar contenidos. La motivación obedece a múltiples factores y dependerá de cómo sea el niño, de qué entendemos por fracaso escolar, de qué nivel de desestructuración familiar tiene€

P ¿Están preparados los niños de Primaria para que los maestros utilicen enseñanzas de los grandes filósofos para estimular su pensamiento crítico?

R Sin la más mínima duda. A fin de cuentas, los grandes filósofos lo son porque sus razonamientos son universales y se enfocan hacia problemas que nos afectan a todos. Acercar el modo de pensar de esas mentes brillantes a las clases de Primaria no es complicado y nuestros niños/as de primaria están sobradamente preparados/as para entenderlos. Otra cosa distinta es cómo pueden hacerlo.

P ¿Qué se le puede decir a los escolares cuya aspiración en la vida es ser ricos como Amancio Ortega, Steve Jobs o Zukerberg, por ejemplo?

R Que van a sufrir mucho si interiorizan la excepción como si fuera lo normal. Esas tres personas representan una excepción en la normalidad de la vida y tiene que darse cuenta de ello.