Opinión | El blog del funcionario

Región de Murcia: tierra de reconocimientos

No sé tampoco si aquí se ven las estrellas más cerca que en ningún otro lado, pero que brillamos con luz propia, de eso no hay duda

Lleva razón nuestro presidente cuando dice orgulloso que vivimos en «la mejor tierra del mundo». No sé si será la mejor, pero sí en la que reconocemos a nuestros conciudadanos su aportación a la sociedad.

Ver como el Ayuntamiento de Murcia, una y otra vez, sigue reconociendo la extraordinaria labor de la plataforma Pro Soterramiento, primero otorgándole, por unanimidad, la Medalla de Oro de la Región, y ahora convirtiéndola en piedra angular del proyecto Conexión Sur, dándole no solo voz, sino voto, es el mejor ejemplo de que vivimos en una tierra única y diferente.

Hace unos días, en Alpedrete, un municipio del norte de Madrid, PP y Vox proponían eliminar de sus calles y plazas los nombres ilustres del murciano Paco Rabal y la catalana Asunción Balaguer. Cuando el mismo día de la noticia salieron el presidente López Miras y el vicepresidente Antelo exigiendo a la corporación del municipio madrileño que reconsideraran su decisión, me sentí orgulloso, porque dieron una lección de convivencia y memoria. Reconozco que me sorprendió esa rueda de prensa conjunta poniendo en valor al gran actor Paco Rabal y a su mujer Asunción Balaguer.

Otro ejemplo de lo que es esta tierra lo tenemos en como las instituciones se han volcado con la profesora Teresa Vicente, que una vez ha sido galardonada con el ‘oficioso’ Nobel de Medio Ambiente, el Gobierno regional no tardó ni un minuto en anunciar que el próximo 9 de junio recibirá la Medalla de Oro de la Región de Murcia, y es que pocas personas han hecho tanto por la defensa del Mar Menor como esta profesora y su equipo de colaboradores.

Si hay una muestra clara de lo que somos capaces los murcianos y murcianas, fue cuando la propia Asamblea regional hizo aquel acto público de reconocimiento al consejero Villegas y su equipo, especialmente al ‘Corecaas’, con el doctor Novoa al frente, y que sin duda ayudó a que las residencias no se convirtieran, como ocurrió, por ejemplo, en Madrid, en cementerios. Fue emocionante ver a sus señorías en pie, haciendo palmas a los responsables de sanidad durante los años de la pandemia. Sin duda, un ejemplo para la sociedad.

Y de la universidad, qué me dicen de una institución que se ha convertido con el paso del tiempo en ejemplo de transparencia y pensamiento crítico, capaz de frenar la cátedra del exalcalde Cámara y ahora, en estas fechas tan complicadas, ser la primera universidad de Europa en romper relaciones con las universidades israelíes mientras dure el genocidio. Ahora se entiende el porqué del prestigio de esta universidad.

Otro de los momentos más brillantes que ha vivido esta Región fue cuando se negó a ser tutelada por Madrid, cuando Ciudadanos quiso imponer un acuerdo de Gobierno y sus diputados y diputadas demostraron una coherencia inusual, o cuando dos años después el presidente López Miras se negó a negociar un Gobierno regional lleno de tránsfugas, traidores y negacionistas. Ese quizás haya sido el momento más importante que vivieron nuestras instituciones.

Pero como dice la canción: «Si me dan a elegir», me quedo, sin ninguna duda, cuando Cartagena se convirtió en un clamor para salvar el Mar Menor al ver una mañana a millones de peces y crustáceos agonizando y muriendo en nuestra orilla, y en las siguientes elecciones, miles y miles de ciudadanos dieron su voto al único partido que no secundó aquella gran manifestación, un partido que sigue echando la culpa exclusivamente, a pesar de todas las evidencias científicas, a nuestros retretes.

Dice el dicho popular que «es de bien nacidos ser agradecidos», y si hay una región agradecida, es la nuestra. Así, solo así, se entiende por qué elección tras elección siguen ganando aquellos que apuestan por el consenso y la convivencia, pero sobre todo por reconocer a los nuestros.

Nota: No sé tampoco si aquí se ven las estrellas más cerca que en ningún otro lado, pero que brillamos con luz propia, de eso no hay duda.

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