Opinión | Las fuerzas del mal

Sin género de dudas

Con Iker hay una duda de género, no sabemos si es un bufón, porque lo ha dicho para provocar, o un cretino, porque lo ha dicho en serio

Nemo, representante de Suiza y ganador del Festival de Eurovisión 2024.

Nemo, representante de Suiza y ganador del Festival de Eurovisión 2024. / Jessica Gow / EFE

Un euro público por cada tontería que suelta determinada gente opinando sobre la vida de los demás y ya tenemos, sin esfuerzo, la famosa renta de ciudadanía. Que luego lo tendrían que declarar a Hacienda, porque hay gente que cobra un pastizal y no te explicas por qué. Uno de ellos es Iker Jiménez, el comandante de La Nave del Misterio, que nos lleva hablando desde ni se sabe de fantasmas y conspiraciones, todo con un detalle finísimo y con filigranas argumentales que dejarían ojiplático al sofista más preparado. Iker, que es capaz de hablar de xenomorfología de los cuerpos de los alienígenas de Roswell, de elucubrar qué habrá más allá de las Puertas de Tanhaüser, que no existen, es incapaz de albergar, en esa mente que se queda serena ante tanta supuesta maravilla, la no binariedad del ganador de Eurovisión. No digo entenderla plenamente, siquiera intuirla, pero eso no le impide reírse de ella. Con Iker hay una duda de género, no sabemos si es un bufón, porque lo ha dicho para provocar, o un cretino, porque lo ha dicho en serio. Tras la polémica ha afirmado, dignísimo, que no va a dejarse cancelar. Iker, rey, no te han cancelado, se han reído en tu cara, nada más.

El ‘nivel maribel’ de Iker es el básico, el que hemos presenciado y sufrido toda la vida, el reírse del ‘rarito’. Iker sería, en una clase de instituto, la clac del abusón, los que se sentaban en la parte de detrás del autobús en las excursiones porque sus víctimas se sentaban delante, cerca de los profesores. Y esto no es falta de humor, es humor con sentido crítico y algunas veces hasta a mí me falta, que me río con algunos epítetos de Jiménez Losantos y me tiran de las orejas, con razón, porque la mayoría están basados en el físico, pero el de ‘Jamacuca’ para Cuca Gamarra, vamos a reconocerlo, lo compraría hasta yo.

Después de Iker hay otros niveles, y si se quedaran en el entorno del frikismo comunicador, pues todavía sería tolerable, pero es que los jajás y las bromas sobre las personas LGTBI, o sobre las mujeres, en las que hay algo de broma, pero solo algo, se mezclan con discursos tan serios como oponer personas LGTBI y familias, como si las personas LGTBI no tuvieran familias, como si no formaran parte de familias, como si no pudieran existir niños LGTBI criados en familias heterosexuales de toda la vida, sino que los hubieran adoctrinado los malvados manfloritos. Lo hizo en el pleno de la pasada Asamblea, contestando a Pepe Vélez, López Miras, diciéndole que la propuesta de declaración institucional contra la LGTBfobia no tocaba, porque aquel día era el día de la familia. Alpañez, de Vox, confirmó luego que iba a usar la Ley de Familias para derogar la ley LGTBI de la Región de Murcia.

Toda esta gente parece que tiene un problema con la orientación sexual y el género, pero ya viene la RAE a solucionarlo, contestando a un usuario, jiji-jajá, sobre si existía la palabra 'marrona'. «Hay adjetivos -dijo la RAE- de una sola terminación, válida para el masculino y el femenino, como ‘marrón’, ‘azul’ o ‘imbécil’». Ahí tienen la solución, sin género de dudas.

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