Opinión | Noticias del Antropoceno

La globalización se resiente pero resiste

Una de las mayores navieras del mundo, la danesa Maersk, ha renunciado a utilizar el canal de Suez para sus fletes, prefiriendo la ruta larga que rodea el continente africano para evitar los ataques de los hutíes, una milicia terrorista aliada de Irán que controla una parte significativa de Yemen. A pesar de los bombardeos de represalia de norteamericanos y británicos, y el dispositivo de seguridad de la Unión Europea, los hutíes siguen lanzando sus misiles contra los barcos de naciones que apoyan a Israel en su lucha contra Hamás, otro grupo terrorista igualmente financiado por la dictadura que gobierna en Teherán.

En otros tiempos, la anulación del la ruta que pasa por el Canal de Suez hubiera sido una tragedia para el comercio mundial. El que el anuncio de la gran naviera danesa haya sido recibido con tan escasa repercusión, dice mucho de la eficiencia que ha alcanzado el transporte marítimo mundial desde la invención y extensión del uso de los contenedores a partir de finales de los años 50 del siglo pasado y sus correspondientes vectores de movilidad en forma de los mega barcos que los transportan y los puertos que los manipulan. Tanto, que el coste de navegar unos cientos o incluso miles de millas náuticas más representa una proporción irrelevante en el escandallo de cada unidad movilizada.

También amenazaba la globalización la guerra comercial desatada por Donald Trump y continuada por la Administración de Joe Biden contra la China de Xi Jinping, que conducía a una disrupción cada vez más profunda por obra y gracia de los intereses estratégicos y la necesidad de cercenar la dependencia de China puesta de manifiesto por la pandemia del Covid 19. Términos como ‘desacoplamiento’ o ‘nearshoring’, para calificar la progresiva independencia del gigante asiático y la búsqueda de nuevas fuentes de mano de obra barata en países más cercanos, cada vez aparecen menos en las secciones de economía de los grandes medios. 

Después de una corta recesión en el cuarto trimestre de 2023, el comercio mundial ha resurgido con fuerza este año, poniendo en evidencia que la globalización no ha sido un fenómeno pasajero y que forma parte esencial del comportamiento de los agentes económicos del mundo contemporáneo. Una excelente noticia para los consumidores y para las naciones más productivas, y una mala noticia para los lobis sectoriales y las economías improductivas como la española.

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