Murcia D. F.

Bus-VAO: ¿multas de 200 euros?

Está por ver la valentía del Gobierno local de Murcia una vez que ha ‘eliminado’ el carril bus de la Gran Vía, como antaño hiciera Cámara con los de la zona norte, a la hora de sancionar a los conductores que no cumplan los requisitos para el uso de esa zona que ralentizará el paso del transporte público

Las obras de movilidad en el eje entre Gran Vía, Teniente Flomesta y Plano de San Francisco.

Las obras de movilidad en el eje entre Gran Vía, Teniente Flomesta y Plano de San Francisco. / Juan Carlos Caval

Lola García

Lola García

Desgraciadamente todo está inventado. La última ocurrencia del Ayuntamiento de Murcia acerca de la movilidad sostenible no es nueva en este municipio que camina, inexorablemente, hacia el precipicio más negro conocido hasta ahora. De hecho, la contaminación ha alcanzado esta semana el cénit con unos niveles de tóxicos en el medio ambiente que no son aceptables de ninguna manera y que no parece importar a ninguna administración, que nada hacen a diario para avisar a la población y tomar medidas.

El Gobierno local, encabezado por el alcalde José Ballesta, ha decidido eliminar el uso restringido del carril bus de la avenida de la Constitución y Gran Vía, siguiendo la senda que ya hiciera en su día el regidor popular más longevo -20 años en el cargo- de este municipio, Miguel Ángel Cámara, que suprimió de un plumazo las áreas restringidas para el transporte público de la zona norte de la ciudad, una decisión sin precedentes en aquel momento y que supuso una declaración de intenciones sobre qué importancia tiene para los populares la movilidad alternativa al coche privado: ninguna.

La fascinación por la automoción de los gobernantes es clara y palmaria, antes y ahora. Al igual que la que sienten a diario los miles de conductores que invaden sin ningún miramiento la ciudad. Los datos están ahí y darles un vistazo pone los pelos de punta: más de 40.000 coches por el barrio del Carmen y cerca de 15.000 por el corazón del casco urbano. Qué necesidad hay de entrar al epicentro de Murcia, que debería haber sido peatonalizado como lo fue Alfonso X o la avenida Libertad, unas obras que fueron contestadas en un primer momento y que actualmente suponen una isla para el buen pasear y el adecuado respirar.

La decisión ha sido adoptada por el Gobierno local en aras de la fluidez de una vía con vocación peatonal poniendo en marcha el primer ‘bus-VAO’, que ya funciona en otras grandes ciudades como Madrid. El caso es que estos carriles podrán ser utilizados por los conductores siempre cuando vayan más de dos personas en el vehículo y también para las motocicletas. Lo que no ha hecho público aún el Ayuntamiento es cómo controlará que se cumple esa condición, como tampoco ha aclarado si multará a los ciudadanos por infracción grave si invaden el VAO sin llevar en el coche una ocupación decente. ¿Tendrá valentía para imponer sanciones de hasta 200 euros por esa vulneración de los requisitos? Nunca la ha demostrado ni con la invasión de los carriles bici por parte de coches y furgonetas ni con los ruidos que mortifican a los ciudadanos en horas intempestivas. Y menos con los locales de ocio que no cumplen los requisitos y convierten naves industriales en ratoneras.

Quizá ahora sí demuestren arrojo por la asfixia que tienen las arcas municipales, que deben realizar un plan de ajuste en los Presupuestos de 2024 y que deben arbitrar medidas para captar más ingresos. Sería, por tanto, una medida con afán recaudatorio, implementada para paliar el déficit que supondrá además la gratuidad del transporte público durante este mes navideño. Una hipótesis inverosímil, que conduce a otra derivada mucho más inquietante: ¿cómo es posible motivar el uso del autobús si se toman decisiones que torpedean el planteamiento inicial de promocionar la movilidad sostenible? Esos expertos que el Ayuntamiento de Murcia afirma tener no parece que hayan tenido en cuenta todas las variables a la hora de implantar el bus-VAO, una medida que no se suele poner en el interior de los cascos urbanos, sino en los accesos, autovías y vías de acceso interurbanas. Se ve que aquí, en ese Laboratorio de Expertos, no hay muchas más ideas. Conclusión: Murcia, en llamas. Por nadie pase.

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