La Opinión de Murcia

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Andrés Torres

Cartagena D.F.

Andrés Torres

Supermanzana

La ordenanza de la alcaldesa ni prohíbe ni impone ni restringe, solo propone cambios en beneficio de todos y lo fundamentel es que esta nueva fase para empoderar a los peatones frente a los coches se sustenta en el acuerdo y el diálogo con los vecinos y los comerciantes. Así sí.

Jamás he conducido. Bueno, alguna bicicleta en mis años mozos y tal vez algún ciclomotor con el que me estampé contra la calzada por mi torpeza e inexperiencia. Lo aviso, porque mi opinión sobre la peatonalización de más calles y la reducción del tráfico de coches que prevé la nueva ordenanza sobre Zonas de Bajas Emisiones es más que subjetiva, como todas las opiniones, en realidad. Mi impresión es que en esto de la circulación y del orden del tránsito por las calles nos pasa un poco como con la selección española de fútbol, que cada uno llevaríamos a una distinta a las competiciones y sabemos perfectamente a quién hay que sacar al campo en cada partido, como si el auténtico seleccionador no tuviera ni pajolera idea de lo que hace.

A mí, como peatón empedernido, todo lo que sea despejarme el camino de obstáculos me parece estupendísimo y, si además, respiro un aire menos contaminado, pues mejor que mejor. Parece de Perogrullo y que todo es de color de rosa en un proyecto para reducir la contaminación y disfrutar de aire más puro, para fomentar el uso del transporte público y eliminar decenas o tal vez cientos de coches del parque automovilístico del municipio, para disfrutar de espaciosas aceras y pasear con menor riesgo de sufrir accidentes y para animar a los ciudadanos a contribuir a esta iniciativa saludable mediante la suma de adeptos al mundo de la bicicleta. Una propuesta idónea e idílica a la que resulta prácticamente imposible negarse, salvo que seas una especie de terrorista medioambiental negacionista del cambio climático o que todo te importe un pimiento.

Me enorgullece que nuestro gobierno local haga de nuestro municipio el primero que pone en marcha una normativa similar, tras las grandes capitales de Madrid y Barcelona, pese a que en estas superpobladas urbes la contaminación por el humo de los coches es un problema mucho mayor que en nuestra querida Cartagena. Ya tuvimos no hace tantos años una experiencia previa de peatonalización, no exenta de polémica. El cierre al tráfico del eje calle del Carmen-Calle Mayor, que abanderó la exalcaldesa Pilar Barreiro, contó con la oposición de buena parte de los empresarios y comerciantes de la zona, con su histórico lema de «Así no». Ha pasado poco más de una década desde entonces. Sí, ya sé que parecen siglos, que parece que estas ilustres vías de nuestra ciudad lucieran enlosadas desde siempre y que ya nadie se imagina que la zona más nutrida de paseantes y turistas de Cartagena se vuelva a abrir a la circulación de tráfico. La mayoría lo consideraríamos una aberración. Entonces, la regidora tuvo que tirar de su poderío y ceder el mano de la zona a los peatones. Lo tenía claro y lo llevó adelante contra viento y marea.

Hace aún menos tiempo, el resto del casco antiguo se semipeatonalizó y aunque siguen circulando vehículos por calles como Campos, Jara o Aire, se cerró la plaza San Francisco y cada vez se ven menos coches en esta área, especialmente los días no laborables. La propuesta en la zona se acrecentará con la nueva normativa actual de bajas emisiones.

Pero el Ensanche es otro mundo, puesto que sus calles desembocan y nutren de un constante goteo de vehículos a las principales arterias, como el Paseo, la Alameda, Reina Victoria o Jorge Juan y estoy convencido de que los técnicos municipales de ordenación del tráfico y los investigadores que aporten sus iniciativas a la creación de lo que han denominado como ‘súpermanzanas’, con amplias aceras y escasez de turismos, habrán medido o medirán bien cualquier avance para no dar un mal paso y generar un caos de continuos y desesperantes atascos a diario en esas vías principales.

El acierto de la alcaldesa es que la ordenanza ni prohíbe ni impone ni restringe, solo propone cambios en beneficio de todos y lo fundamentel y lo que más la distingue respecto a su antecesora del PP en sostener el bastón de mando es que, desde el principio, esta nueva fase para empoderar a los peatones frente a los coches se sustenta en el acuerdo y el diálogo con los vecinos y los comerciantes. Así sí.

Siempre habrá quien ponga barreras y obstáculos, quien se muestre en contra de una cosa y de la contraria, quien se eche a la calle con las pancartas sobre sus preferencias o convenencias, porque jamás llueve a gusto de todos. Lo importante es que hagamos lo que hagamos, todos seamos protagonistas activos de un cambio impulsado por el bien común y por conservar una ciudad donde, desgraciadamente, sabemos mucho de episodios de contaminación continuos en la etapa de fábricas hoy desmanteladas, como las de Peñarroya, Zinsa o Potasas, que estaban pegaditas al área urbana.

Mientras las propuestas y decisiones vayan acompañadas de medios y soluciones a los posibles perjuicios lograremos resultados beneficiosos. Lo que no puede ser es que vayamos en el coche para ir sentados y precisamos de un cambio de mentalidad general que nos anime a dejar los vehículos en los garajes e ir andando de un sitio a otro, porque la mayor parte de los recorridos entre un punto y otro de la zona con mayor densidad de población de nuestra ciudad se pueden hacer a pie, sin grandes caminatas ni esfuerzos. Se lo dice alguien que no se ha puesto a un volante en su vida. Nuestra salud lo agradecerá y también la de nuestros hijos y nuestros nietos, cuando puedan salir a pasear entre nuestros bellos edificios y monumentos y por nuestras calles y parques, prácticamente, libres de humo, de acelerones y de atropellos. Cedamos el paso y avancemos en la misma dirección sin salirnos del carril.

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