Les ha pasado conocer a alguien, charlar, pasear, conectar, generar cantidades industriales de serotonina que activan nuestro deseo y a la vez que no haya sucedido nada? No porque ambos no quisieran, sino porque a veces un abrazo, un beso laaaargo y lento o simplemente mirarse a los ojos durante horas, son mucho más potentes que meterte en la cama sin más.

Puede que yo sea una pura contradicción después del alegato que les hice hace pocos días con megáfono incluido desde el tejado, sobre el orgasmo femenino, pero como me gusta decir a menudo, A no quita B.

Vivimos un mundo en el que es importante gustar, ligamos a través de aplicaciones desde donde lo primero que nos llama la atención es el cuerpo, ¿pero dónde queda la mente? Descubrirnos más allá de un físico, la seducción, el flirteo, las conversaciones, las miradas... Puede haber más carga sexual en una mesa de un bar mientras dos personas se conocen que en una cama, créanme.

Quedarse con las ganas, ¿qué les parece? A mí, sugerente, motivador, divertido. Querer seguir explorando a la otra persona, charlando, descubriendo, conocer quienes somos. Nunca se sabe qué sucederá después, y si no que se lo digan a Scarlett y Bill en la película Lost in translation. Para mí es la relación más erótica y a la vez pura que he visto. Vale que ambos están comprometidos en la película, pero saben a lo que me refiero. Abrir el melón de la infidelidad en el siglo XXI no lo pienso hacer.

Dormir vestidos y que te toquen un tobillo ¿puede haber algo más atractivo, insinuante? Quizás parezca que no, pero pruébenlo y ya me cuentan después. He paseado de madrugada por Madrid, me he sentado en un banco a charlar durante horas, me he metido en antros a los que no he vuelto nunca más, pero la compañía merecía la pena y durante tiempo nos quedamos con las ganas. Tenía que ser así, a veces es bonito que así sea entre tanta cabeza hueca, a los que solo les importa quitarte la ropa.

Nada como una cita improvisada, en la que vas teniendo claro que sólo desnudarás tu alma y quien eres; pasear por las calles, besarte en un portal y que fluya. Hay que recuperar quedarse con las ganas, yo lo había olvidado, alguien a quien quiero me lo ha recordado y esta columna va por ti y todo lo bueno que deja quedarse con las ganas.