Con esto de la crisis, muchos organismos nacionales e internacionales del ámbito económico y político han comenzado a defender la vinculación de los sueldos a la productividad. Si nos atenemos estrictamente a dicha vinculación, la medida me parece bastante lógica, aunque bien podría haberse aplicado hace cinco o seis años, cuando el dinero chorreaba a espuertas, y no ahora, con una crisis galopante. Aún así, con crisis de por medio y todo, muchas de las grandes empresas nacionales e internacionales están batiendo récords de beneficios año tras año, por lo que no se entiende que los sueldos de sus trabajadores se vean disminuidos o, peor aún, que algunos de esos trabajadores sean enviados al paro. Por eso, mucho me temo que, conociendo la catadura moral de nuestra clase política y la de nuestros grandes empresarios, lo único que pretenden con esta medida es justificar la reducción de salarios y echar así a miles de trabajadores de tal modo que puedan seguir engordando aún más sus beneficios. Y hablando de ligar el sueldo a la productividad, me gustaría recordar algunos datos bastante curiosos.

Según han publicado diversos medios de comunicación económicos, entre los políticos —o cargos con vinculación política— que dirigen el mundo, la que más cobra es Christine Lagarde, la recién nombrada directora general del FMI, con unos 385.000 euros al año. Por si esta cifra se les escapa o les marea se la resumiré; 32.000 euros al mes o, lo que es lo mismo 1.069 euros al día. En definitiva; la directora general del Fondo Monetario Internacional gana en un solo día un sueldo superior al salario mínimo interprofesional mensual de la mayoría de los ciudadanos de los países de la UE y superior a la media de los sueldos mensuales de los habitantes de muchos de esos países. Por su parte, Jean-Claude Trichet, el presidente del BCE, cobra unos 367.863 euros al año, colocándose en un destacado segundo lugar. Por detrás de él, y en tercer lugar, se encuentra Robert Zoellick, director del Banco Mundial, con 308.458 euros cada doce meses. En cuarto lugar del ranking de los que más cobran se encuentra el presidente de EEUU, Barack Obama, con 279.668 euros de sueldo al año. En un magnífico quinto lugar se encuentra Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, con 189.000 euros anuales. En sexto lugar se posiciona Ban Ki Moon, secretario general de la ONU, con 158.600 euros de sueldo cada 365 días. En total, y teniendo en cuenta el sueldo de estas seis figuras del politiqueo mundial, suman 1.684.681 euros al año con cargo a las arcas de los distintos Estados. Todo ello sin contar los gastos que sus cargos generan, por supuesto.

Como decía al principio, vincular el sueldo a la productividad es una medida que, a priori, parece bastante justa. Más aún si se aplicase una fórmula según la cual la persona que más cobra en una empresa no pudiese superar las cinco o seis veces el sueldo del trabajador que menos cobra. Desde esta perspectiva, los sueldos de las personas que he mencionado con anterioridad son absolutamente injustificables, mucho más si tenemos en cuenta el sueldo medio de un trabajador o que más de mil millones de personas viven con menos de un euro al día. Por eso, yo soy partidario de que se aplique con urgencia esta medida, porque si tenemos en cuenta la productividad de muchos de ellos, en vez de cobrar van a tener que comenzar a devolver dinero.