Luto negro y luto blanco para adorar a Nuestra Señora del Rosario y el Yacente en Murcia

Del templo de Santa Catalina partía este Sábado Santo por la tarde la segunda procesión murciana de un único paso: el de una virgen doliente, creada hace once años por Ramón Cuenca Santo. Se llama Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos y son 26 los estantes que la llevan a hombros en una tarde que sigue siendo aciaga. 

La Madre de Dios está llorando. Aunque la luz de Jesús está vibrando, y el deseo de reencontrarse con él es poderoso, duele su ausencia. Para la Cofradía de La Caridad, que saca este desfile, además del tradicional de Sábado de Pasión, duele en luto negro.

La Resurrección, en puertas

En algunos países orientales, el blanco es el color del luto. Y blanco es el color de las túnicas de los penitentes que integran la Cofradía del Santísimo Cristo Yacente y Nuestra Señora de la Luz en su Soledad, que partía, dos horas después, de San Juan de Dios, el templo del que no pudo salir el Cristo de la Salud en Martes Santo.  

«Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también apareceréis gloriosos, juntamente a él». Lo dijo Saulo de Tarso, ya trasmutado en Pablo, en la Epístola a los Colosenses. Horas después de las exequias (de luto negro y luto blanco) por las principales arterias del centro de la ciudad, Jesús resucita de entre los muertos. El amor triunfa en todo, dijo San Agustín. Que no se nos olvide.