El río de color corinto de La Caridad fluye en Murcia sobre todas las cosas

«En las cosas necesarias, la unidad; en las dudosas, la libertad; y en todas, la caridad». Lo dijo San Agustín y lo puso en práctica el río de color corinto que se desbordó en Murcia este sábado.

A la altura de Las Claras coincidieron, este Sábado de Pasión por la tarde, las cofradías de La Fe, que había partido de Capuchinos a las seis menos cuarto de la tarde, y La Caridad, que lo hacía un cuarto de hora después del templo de Santa Catalina. Este último cortejo, el de color rojo corinto, adelantó este año su hora de salida y comenzó a procesionar a las seis de la tarde. Al revés, como ya adelantó la cofradía en un comunicado y refleja El Cabildillo: de la iglesia, a la Gran Vía. Las Flores, a la recogida. 

Volviendo al encuentro en Las Claras, nazarenos alegres con el buche lleno de caramelos confluyeron entonces con los sobrios cofrades de túnica marrón y austera que partieron de la Redonda. No hay rivalidad, veneran al mismo dios. El que, cinco minutos antes de las ocho de la tarde, era sacado a hombros por 28 estantes de Santa Catalina.

Rosas hasta las rodillas

Las rosas le llegaban casi a las rodillas. Aunque en el verdadero Gólgota no tuvo flores (ni honores ni alabanzas ni banda de música), en las sucesivas recreaciones de su Pasión, año tras año, el derroche de amor y mimo se hace patente y regio. 

Treinta años tiene Crucificado de Roses Rivadavia, el titular, el que cierra el cortejo, el noveno de los nueve pasos.  

Sentenció el obispo, filósofo y santo antes citado que «donde no hay caridad no puede haber justicia». Este sábado, en Murcia, hubo Caridad a chorros. Y este Domingo de Ramos, la procesión de las palmas.