­Cuando entré por vez primera en Casa Carmelina, a finales de marzo de 2004, número 2 de la plaza Puxmarina en Murcia, un joven entre rubio y pelirrojo, Fabio, alemán de nacimiento e italiano de nacionalidad, dijo orgulloso de su ´mamma´: «Ella es la artista», mientras señalaba con el dedo índice a la madre que le había traído al mundo en Stuttgart, sur germano, la cual agradeció el piropo filial y a renglón seguido metió en la salamandra (gratinadora) a la vista un plato de ´parmigiana di melanzane´, esto es, de berenjena al horno.

El comedor del ´ristorante´ casa Carmelina Russo era el mismo de una ´trattoria´ de Nápoles o Roma, no una pizzería.

Familiar, sencillo, sin concesiones a lo ´típico´. Se notaba en seguida que la ´mamma´, como coloquialmente suele ponderarse, partía el bacalao, era en efecto la estrella y el establecimiento el de su casa, donde se come y se cena a diario.

Carmelina Russo, infortunadamente, falleció el miércoles 28 de diciembre, en el clínico Universidad de Navarra, de un cáncer que padecía desde hace unos doce meses.

Había cumplido 63 años. Deja marido, Rosario (nombre masculino en Italia) Raguso, dos hijos, Vincencio y el citado Fabio, y dos nietos.

El cuñado, Francesco, al que localizamos en el local de Puxmarina, nos revela la última voluntad de la fallecida: que sus restos mortales descansen juntos a los de su madre en Nápoles.

El matrimonio Raguso-Russo había residido 30 años en Alemania al frente del ´ristorante´ Da Raguso.

Se compraron una segunda residencia en la Costa de Orihuela donde pasaban las vacaciones, hasta que ampliaron el negocio, sendas casas Carmelina en las urbanizaciones Villamartín y Cabo Roig. Y en el año 2001 inauguraban la casa Carmelina de Murcia. Su ´tiramisú a modo mío´, una delicia y un placer.