Fútbol

Las claves del ‘milagro Calero’

El manual que ha aplicado el técnico madrileño para llevar al FC Cartagena al borde de la salvación ha estado cargado de mucha psicología

Julián Calero, celebrando con Damián Musto la victoria del sábado ante el Alcorcón.

Julián Calero, celebrando con Damián Musto la victoria del sábado ante el Alcorcón. / Loyola Pérez de Villegas

Alfonso Asensio

Alfonso Asensio

El triunfo del pasado sábado fue el triunfo de una idea futbolística. Una idea que llegó al Cartagonova para salvar a un FC Cartagena desahuciado y que a punto está de conseguirlo. Independientemente del resultado final -muy mal se le tiene que dar para terminar descendiendo- Julián Calero ha obrado un milagro que será recordado durante muchos años en la ciudad portuaria. Devolvió la ilusión y trabajó sin descanso para convertir al peor equipo de Segunda en el mejor de la categoría. Sólo un milagro podía salvar al Cartagena y sólo Calero podía hacerlo.

Después de siete jornadas de liga, la parroquia albinegra ya intuía el rumbo de su equipo. En alerta por los paranormales sucesos durante el verano, la afición protestó sin descanso contra la confección de una plantilla deficiente y un proyecto, abanderado por Víctor Sánchez del Amo, que no casaba con los medios disponibles. El fichaje de Calero fue más que un cambio de entrenador. Fue un cambio de dirección, de fútbol, de filosofía y de actitud. Una declaración de intenciones.

Fue uno de los pocos aciertos de la comisión deportiva durante la temporada. Julián pronto instauró un discurso ganador y, aunque le costó horrores plasmarlo sobre el césped, se mantuvo firme en su creencia hasta que consiguió hacer creer a todo el club y la afición.

«Que busquen a otro, que el Cartagena se va a salvar», fue una de sus primeras declaraciones. Con el paso de las jornadas, el técnico insistió en la necesidad de quitarse la «mochila» psicológica que pesaba en la espalda de sus jugadores y «limpiar cabezas». Después romper la barrera de las victorias, el parleño se obsesionó con evitar la «relajación» que podía arruinar el ímpetu de remontada.

Con su discurso en rueda de prensa, Julián sentó las bases de un equipo competitivo. Cuando tomó las riendas, el Cartagena era un muñeco de trapo en manos de sus rivales. Sin compromiso con el equipo, el nivel físico suficiente ni la actitud necesaria. Todo eso lo cambió el madrileño desde los entrenamientos: «Hemos subido la intensidad a los mínimos de la categoría, pero tenemos que subirlos más», afirmó en octubre.

Esta variable se ve reflejada en el nivel defensivo. Con una defensa en bloque, el Cartagena ha pasado de ser el equipo más goleado de la liga -35 goles- a mitad de campeonato, a ser uno de los más sólidos -11 goles encajados en 17 partidos- en la segunda vuelta.

El ataque albinegro fue insuficiente desde el inicio de la temporada, pero con las armas disponibles consiguió Calero un rédito inesperado. Lo hizo adaptando el ataque a sus medios: repliegue en campo propio y jugadas rápidas al contraataque. Se centró el entrenador en la velocidad tras recuperación y así sorprendió a muchos equipos superiores sobre el papel. La contra ha sido el mejor argumento del Cartagena, aunque también ha sabido dominar partidos contra equipos de nivel similar y manejar diversas facetas como el juego exterior y el balón parado.

En este aspecto, aportaron mucho las incorporaciones en el mercado invernal. Varias fueron solicitadas por el propio entrenador a la comisión deportiva como el mediocentro Andy Rodríguez, pilar sobre el que construyó el nuevo Cartagena de la espectacular segunda vuelta.

En estas claves asentó Julián Calero su proyecto con el FC Cartagena, el que reconoció para el diario AS como «el reto más difícil de mi carrera». La victoria sobre el Alcorcón del pasado sábado supone una salvación virtual a siete puntos del descenso, sólo doce por disputar y nueve equipos por debajo. La permanencia puede ser matemática la semana que viene, pero el milagro de Calero ya es una realidad.

Todos los equipos en descenso caen derrotados en la 38ª jornada

El FC Cartagena, además de lograr el triunfo ante el Alcorcón, que marca la zona de descenso, vio como en la trigésimo octava jornada de la Liga Hypermotion, el resto de implicados en la lucha por la salvación también cayeron derrotados. Por ello, la distancia con el decimonoveno clasificado es de siete puntos cuando restan doce en juego. Después de la aplastante derrota del Villarreal B el viernes ante el Levante (0-3), el Amorebieta salió goleado de Eibar (5-0), mientras que el Andorra cayó en su campo ante un Albacete (0-1) que toma aire. El que también se queda muy cerca del descenso es el Eldense, que cayó ante el CD Leganés después de iniciar el choque marcando a los cinco minutos por medio del yeclano Juanto, hermano del cartagenerista Ortuño. Tampoco el Zaragoza logró adelantar en la tabla a los de Calero al perder en su estadio ante el Burgos (1-3).