Palomos deportivos: fulgor en el aire

El vuelo de los palomos con la montaña al fondo

El vuelo de los palomos con la montaña al fondo

Eloy Maestre Avilés / Periodista y Escritor

La afición a los palomos deportivos trasciende la Región de Murcia a todo el Levante español donde los palomistas son legión. Los pueblos comprendidos en el Valle de Ricote son muy aficionados a este deporte, y en concreto los del propio Ricote, del que trata el presente reportaje. El primer concurso tuvo lugar entre los días 21 de noviembre y 9 de diciembre de 2023.

José Antonio Miñano Guillamón, José Antonio el Cojo para los amigos, es un palomista ricoteño serio, bueno, tranquilo y amable; y también honesto, como lo demuestra que nadie pudiera acusarle de haber desviado un solo euro hacia su bolsillo durante sus años como presidente de la Sociedad de Colombicultura San Sebastián de Ricote, llamada durante décadas La Montañesa. A fecha de hoy, la Sociedad cuenta con 53 socios ricoteños. 

Un palomista de raza

Su afición a las palomas le viene de lejos, él calcula que a los ocho años ya andaba detrás de ellas. Su afición procede de su padre, Antonio el Cojo, hermano del Conde, quien fue palomista reconocido y entusiasta durante toda su vida. José Antonio mantiene su pasión por los palomos hasta la fecha, con 49 años cumplidos. Cuenta que tuvo un palomo llamado King con el que ganó muchos concursos. 

Bernardino hizo historia en el pueblo con sus palomos y la presidencia de La Montañesa durante décadas, que mantuvo hasta su muerte. José Antonio le sucedió en el cargo doce años, hasta 2022, cuando Néstor, nieto de Bernardino, pasó a presidirla. La Sociedad fue renombrada como de San Sebastián por ser el querido patrón del pueblo, cuya fiesta se celebra cada 20 de enero con novena, misa solemne, procesión, estruendo de cohetería, tracas, y jolgorio de ricoteños y de forasteros sin miedo al invierno. 

Los palomos deportivos, vistos desde el suelo, son una maravilla de colores vivos que pintan sus alas. Cada socio tiene su propia marca, su color, por el que se reconocen las alas del palomo cuando vuela. La marca de los palomos de José Antonio es pistacho, verde claro.

Los palomos comen panizo y una mezcla de alimentos, donde se incluye la poción mágica secreta que ningún palomista desvela a sus competidores, como las recetas de los cocineros de postín. 

Árbitro de la competición

Árbitro de la competición / L.O.

Los días de suelta, la dieta incluye alguna pastilla con vitaminas admitida por la Federación.

Los concursos

La pasión de los palomistas por su deporte se concreta en los concursos, que constan de seis sueltas por la tarde, a razón de dos a la semana, martes y sábados, durante tres semanas seguidas. Cada suelta dura dos horas, con 240 puntos máximos que puede lograr cada palomo concursante. En los concursos federados compiten cien palomos, con dos árbitros para juzgarlos. 

El deporte consiste en soltar una hembra en un punto y los palomos en otro, que la acompañan tanto en vuelo como cuando se posa en el suelo. El palomo que se mantiene durante más tiempo junto a la paloma, medido en segundos y minutos, es el que gana la competición sumados los puntos de cada suelta. 

Antes de la primera suelta se celebra la prueba de acoplamiento donde los dos árbitros reconocen a los palomos participantes por sus colores. Los árbitros son palomistas expertos y con esta prueba identifican perfectamente a los participantes. 

En el mes de noviembre comienza la temporada de concursos que culmina el mes de mayo siguiente. Durante verano y otoño no hay competiciones porque los palomos no vuelan bien con el calor. 

En el primer nivel de concursos los premios no son importantes, pero la negra honrilla, el pique entre palomistas por imponerse a los demás es la sal del deporte. 

Los concursos convocados por la Sociedad de Colombicultura San Sebastián consiguen atraer palomistas de los pueblos cercanos que compiten con los ricoteños. Los palomos se crían o se compran. En Ricote hay muchos palomistas que crían palomos. 

El concurso puede costar 10, 20 ó 50 euros por cada palomo inscrito y el concurso completo. Según el valor de la inscripción así es el monto de los premios.

Ganadores del concurso

Ganadores del concurso / L.O.

Por algunos palomos de alto nivel se han llegado a pagar cantidades astronómicas con cierto riesgo, ya que ningún palomista está libre del peligro que surja un halcón como un rayo desde su otero del Peñón y trinque precisamente a su palomo en un periquete.

Por citar otro caso exagerado, dice José Antonio que en Dolores, pueblo alicantino de la Vega Baja del Segura, se han llegado a cobrar mil euros por cada palomo en un concurso.

Cada palomo tiene su caja o rodete al que vuelve, ya sea tras una suelta o sin ella. Ciertos palomos valiosos se despistan al terminar una suelta y no regresan de inmediato a su rodete. Para prevenir el caso, los palomistas insertan un microchip entre las plumas de su cola y si los díscolos no regresan por las buenas, ellos le mandan señales con un aparato que alertan al palomo de su desvarío y le inducen a volver a su vivienda. 

A los concursos de los pueblos suceden los comarcales. Luego viene el provincial de Murcia y más adelante los inter-comarcales que abarcan varias Comunidades Autónomas. Los valencianos son los que más licencias federativas tienen y según su número pueden mandar más palomos al concurso nacional que concluye el ciclo, llamado Copa de su Majestad el Rey.

El gran día

Desde el día 21 de noviembre de 2023 han transcurrido cinco sueltas del concurso, primero de la temporada 2023 – 2024 en Ricote, y hoy 9 de diciembre es la última y definitiva. Los palomos inscritos han sido 98, de varios pueblos cercanos y del pueblo. Se pagaron 25 euros por cada palomo. Hay premios para los diez primeros y el ganador se llevará 500 euros. 

Algunos palomistas con palomos campeones no han dormido bien esta noche pasada. Los que trabajan el sábado lo tuvieron mejor, distraídos en el trabajo toda la mañana. A los que no trabajan, la noche se les ha hecho eterna.

Uno piensa en su palomo que estuvo espléndido durante la quinta suelta y en las otras mantuvo un buen tono; otro cree en el suyo que no se despegó de la paloma en la segunda y la tercera sueltas, como pegado con cola a ella; uno más cavila que su palomo campeón lo será del concurso al mantener en todas las sueltas un altísimo nivel.

A todos les acongoja la actuación decisiva de esta tarde, que puede echar por tierra el premio gordo si la cosa va mal, o puede encumbrar a un palomo tapado que complete una jornada sensacional, birlándoles el primer premio que alguno creía ya tocar con los dedos. 

Las cartas están dadas. Ya veremos a quien le tocó el perro y a quien la perra; incluso la espada y el basto, también buenísimos para el truque.

Final del concurso

A las 4,10 de la tarde soleada del 9 de diciembre, con temperatura agradable, cielo transparente y rachas de viento, los palomistas se agrupan en el solar de Los Lápices, junto al Tanatorio de Ricote. Llego al sitio con José Antonio, mi anfitrión, y vemos a los palomistas que trajeron sus palomos de competición metidos en cajas, la mayoría sobre motos o coches. Hay dos árbitros jóvenes con sus libretas e intercomunicadores, a los que llaman walkis, que permiten a los árbitros mantenerse permanentemente en contacto, obligadamente separados durante la suelta para cubrir más espacio. 

Presidente de la Sociedad de Colombicultura San Sebastián de Ricote

Presidente de la Sociedad de Colombicultura San Sebastián de Ricote / L.O.

La corta espera se hace larga para los palomistas, que se saludan, fuman nerviosos, bromean a voces y se tiran pullas. José Antonio saluda a los amigos y se nos acercan dos hermanos grandotes, vendedores de fruta y verdura en el mercadillo, que presentan palomos al concurso. 

Uno de los árbitros ordena al fin que se suelten los palomos y allá van. En un momento, el aire se llena de vivos colores: amarillos, rojos, verdes, azules. Los palomos vuelan agrupados en compacto bando con los ojos de los palomistas clavados en ellos. Dan varias vueltas sin paloma a la vista porque son atletas que deben calentar sus músculos antes de competir. A veces el bando da una pasada sobre nuestras cabezas y observamos de cerca sus colores resplandecientes. El bando debe mantenerse unido y si algún palomo se despista y vuela por su cuenta, aislado, es inmediatamente penalizado por los jueces. 

Al cabo, uno de los árbitros suelta la paloma en otro punto, sin pintar sus alas y con una pluma blanca amarrada a su cola, que previamente recortaron para hacerla más visible. Y comienza el espectáculo. 

En cuanto el bando de palomos se percata que la paloma está en el aire se lanza en su persecución, y con ellos también los palomistas ponen en marcha con estruendo sus motos y coches y salen zumbando para seguir sus evoluciones de cerca. El bando vuela lejos, sobre la huerta y el pueblo, y nos hemos quedado solos en el solar. 

José Antonio me cuenta detalles del concurso al pie de su moto y no deja de mirar en dirección al bando, deseoso de incorporarse al grupo de palomistas observadores. Presenta al concurso tres palomos con su amigo Sebastián que trabaja en el restaurante del Sordo. Dice que sus palomos van sólo regular y me emplaza en el mismo lugar a las seis de la tarde cuando la suelta haya terminado. 

A esa hora me cuenta que la suelta ha salido mal porque después de unas vueltas, a la paloma se le ocurrió volar derechamente hasta Villanueva y los árbitros tuvieron que dar por concluida la suelta ante la imposibilidad de valorar a los palomos. Un desastre. La diferencia con otras sueltas ha sido enorme. El palomo ganador de una suelta puede lograr 200 puntos o más y en esta última el primero sólo obtuvo 44 puntos. 

Los campeones

El palomo Fragancia, pintado de azul, de Manu y Sandra de Abarán, fue el vencedor absoluto del concurso con 1.014 puntos, obteniendo el primer premio dotado con 500 euros. 

El palomo campeón cimentó su victoria final al imponerse con claridad en la segunda suelta, el 25 de noviembre, donde obtuvo 208 puntos, la puntuación más alta de todo el concurso en una suelta, con 23 puntos sobre el resto. Con puntuaciones parejas a los demás en las restantes cinco sueltas, terminó venciendo con 14 puntos de ventaja a un grupo de tres empatados a 1.000 puntos. 

El grupo perseguidor lo encabezaba el palomo Cara a cara, pintado de gabino, de los Hermanos Garranchos de Abarán; después, el palomo La Hoya, pintado de moro, del ricoteño Isidro; seguido por el palomo Revólver, pintado de rojo, del también ricoteño Jose Luis Yelo Verdú. 

Manu y Sandra situaron su palomo Mi Sandra, pintado de rojo, en quinta posición con 999 puntos. El palomo Erótico, pintado de gabino, de la Peña Los Miriam de Ricote, fue sexto empatado a puntos con el quinto. 

En séptima posición se situó el palomo Solitario, pintado de rojo bayo, del blanqueño Genaro con 997 puntos. Los puestos octavo, noveno y décimo, empatados a 991 puntos, fueron para el palomo Play Mobil, pintado de rojo, del ricoteño Domingo Saorín, y el también ricoteño Herrero, situó en los últimos lugares premiados a sus dos palomos: Joaquín, pintado de fumao y Mi Noa, pintado de azul. 

Del puesto octavo al treinta y dos empataron a 991 puntos, lo que muestra la igualdad en el concurso. 

Los palomistas ricoteños no vencieron esta vez en su tierra. ¡Ánimo para la próxima!