La reinvención de una luchadora

Eva Navarro García (Yecla, 27 de enero de 2001) estaba acostumbrada a vivir la cara dulce del fútbol desde que se enfundó por primera vez la camiseta de la selección española en 2016. Con la yeclana como goleadora, España conquistó el tercer puesto en el Mundial sub-17 de Jordania con tres goles y una asistencia con su firma. 

El año 2018 fue absolutamente de fantasía. Fue subcampeona del mundo sub-20 en Francia después de ser la gran protagonista del título sub-17 que alcanzó La Roja en Uruguay. Llegó la consolidación en Primera con el Levante UD y el estreno en la selección absoluta. Pero llegaron las lesiones, graves, en 2021, dos en espacio de apenas ocho meses. La primera, en marzo. Se rompió el ligamento cruzado de su rodilla izquierda y tuvo que pasar por el quirófano. Regresó en octubre, pero en diciembre la fatalidad se cebó de nuevo con la delantera murciana. Esta vez fue una rotura parcial de la plastia del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. Y otra vez vuelta a empezar, a pasar por el quirófano y estar muchos meses sin poder jugar al fútbol, su pasión, esa por la que tanto ella como sus padres lucharon cuando era una niña, realizando infinidad de sacrificios. Porque jugar al deporte del balompié no fue sencillo para Eva Navarro. 

Viajes a Alicante para poder jugar

La murciana comenzó a darle patadas a un balón con su hermano Álvaro en el patio de casa. En el Colegio Público La Paz, donde estudió Primaria, no había equipo de fútbol para niñas, pero sí en el Alfonso X El Sabio, desde donde la reclutaron para disputar el Trofeo Albatros. Después pasó por el torneo de empresas con el equipo Joype, y también hizo sus pinitos en el fútbol sala con el Hispania Yecla. Saltó al fútbol once con el Pinoso, donde estuvo tres temporadas y fue convocada en numerosas ocasiones para jugar con la selección muciana, convirtiéndose en muy poco tiempo en una fija para los técnicos que tuvo.

El Sporting Plaza de Argel, un club consolidado y con una amplia estructura de equipos de base de Alicante, la reclutó cuando apenas tenía 13 años. Su progresión en el club alicantino fue constante. Llegó hasta el primer equipo, en Segunda División, sin apenas darse cuenta, en un santiamén. Y casi a la misma vez se encontró con las convocatorias para las selecciones españolas. Pero detrás hay una historia de sacrificio de toda la familia. Todas las tardes, cuando su padre concluía a las siete de trabajar en una fábrica de gomaespuma de Yecla, Eva y Cayetano cogían el coche y se marchaban a Alicante. A la futbolista le acompañan siempre los libros para poder estudiar durante el viaje. Y cuando a las diez de la noche finalizaban los entrenamientos, otra vez a la carretera para cubrir los 80 kilómetros que hay de distancia de su casa.

Debut en Primera División

Llegó al Levante en 2018, con 17 años, y muy pronto se convirtió en titular. En esa primera temporada en la máxima categoría disputó 22 partidos, hizo un gol y dio cinco asistencias. En Valencia estuvo hasta 2022, cuando pese a estar lesionada, el Atlético de Madrid telefoneó a su representante, el muleño José Manuel Espejo, para hacerle una oferta. Firmó un contrato de dos temporadas y llegó a jugar 19 partidos de liga y a ganar la Copa de la Reina pese a no poder estar en un terreno de juego hasta noviembre. El reto era volver a la selección absoluta, con la que debutó en 2019 en dos amistosos. Ya recuperada totalmente y con la confianza necesaria en su rodilla izquierda, Navarro fue convocada para la Copa de las Naciones que se celebró en febrero en Australia. 

Eva Navarro, saliendo desde el banquillo, lo ha vuelto a conseguir en este histórico Mundial 2023, que quedará en el recuerdo del fútbol español por ser el primero femenino y el segundo de la historia.