Hace menos de un año pocos conocían el nombre de Pedro Acosta. Solamente los más adentrados al mundo del motor habían oído de él por su título de la Red bull Rookies Cup, el mundial júnior de MotoGP. Pero este año, Pedro Acosta, se ha destapado de forma definitiva. Bien pronto sorprendió al mundo con sus enormes actuaciones y dejó ver que tenía algo especial. Sus victorias desde el pit lane, con remontadas incluidas, y con un desparpajo que nos recordaban al Marc Márquez más rebelde, se ha hecho su camino. Un camino que se ha visto recompensado, en su año de rookie, con el Mundial de Moto3.

Pocas cosas invitaban a pensar en la victoria de Pedro Acosta en el día de ayer. Una decimocuarta posición acompañaban unas sensaciones poco optimistas para sacar los cinco puntos que debía sacar a Foggia. Tampoco el estado de gracia del italiano, que venía como un ciclón en las últimas carreras, hacían presagiar el alzamiento del título del mazarronero con todavía una carrera por delante. Pero tan imprevisible es esta joven promesa, que rompió todos los esquemas. Ni las urgencias de Foggia, ni salir en el medio del pelotón, evitaron que Acosta saliera a morder para no tener que hacer cábalas. Tampoco el hecho de poder convertirse en el piloto español más joven de la historia le supuso un extra de nervios. Y es que el mazarronero arrebató el prestigioso récord a Marc Márquez y tan solo se quedó a un día de quitarle el récord a Loris Capirossi, que sigue siendo el más joven del mundo en ganar un título mundial. Sabía lo que tenía que hacer y lo ejecutó a la perfección. Nada influyó en su mirada de tiburón.

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Pedro Acosta, campeón del mundo de Moto3 Team Ajo

Decía en la previa del Gran Premio del Algarve que, desde su corta experiencia, defender no le ha servido de mucho y que iría a atacar. Dicho y hecho. No salió a especular y recordó en muchos momentos de la carrera a la actitud del Marc Márquez más joven y rebelde. Y eso que no necesitaba ganar, sino cinco puntos más que Foggia. Pero ni eso le frenó.

Comenzó Pedro Acosta la carrera de una manera espectacular. No mentía al decir que no se iba a reservar nada. En la primera vuelta, ya consiguió dos posiciones y en tan solo tres vueltas, el mazarronero ya iba cuarto después de adelantar a varios pilotos de golpe tras una gran maniobra en una curva.

En poco tiempo, la valentía y el talento iban a llevar a Pedro Acosta en volandas a las posiciones de arriba. Tanto es así que, con catorce vueltas todavía por delante -21 vueltas eran la carrera entera- ya estaba en posiciones de podio. Siete vueltas le bastaron para rodar a rueda de Foggia, que lideraba la carrera desde el principio, y Binder, que más tarde se convertiría en un actor directo en la consecución del título de Acosta.

El joven mazarronero se queda a un solo día de romper el récord de preocidad de Loris Capirossi

A falta de doce vueltas, el mazarronero estaba en una posición muy cómoda. Rodaba más rápido que Foggia e intentó adelantarle, metiéndole la rueda de una forma muy agresiva tras la recta principal. El italiano se la devolvió de inmediato al irse un poco largo el murciano.

La carrera entró en un momento de tranquilidad controlada por parte de los pilotos hasta que apareció Jaume Masiá, el compañero de KTM de Acosta. El catalán, que rodaba en el grupo de cabeza, rodaba tras el mazarronero y Foggia durante algunos kilómetros. Hasta que decidió tomar cartas en el asunto. Vio un espacio y adelantó a los dos. Fue una situación algo confusa, ya que al adelantar a Pedro Acosta, también le estaba perjudicando. Pero no es oro todo lo que reluce. Y la estrategia de Jaume salió a pedir de boca. Adelantó a Foggia y a Pedro, pero entorpeció levemente el ritmo del italiano y ‘dejó’ pasar a Pedro para que se pusiera líder de la carrera. Actuó como gregario durante unos cientos de metros, los necesarios para que el murcianos se pusiera en cabeza y fuera virtualmente campeón del mundo.

Todo se puso de cara para Acosta, pero aún le quedaba por sufrir. Cometió un fallo, propio de los nervios y de la situación del momento, y perdió seis puestos de golpe. Fue el momento más complicado de la carrera, pues en ese momento lideraba Foggia y Acosta era sexto. DEn ese momento, si hubiera terminado así, el italiano tenía incluso de acabar con grandes opciones de ‘sorpasso’ en las última carrera del campeonato.

En la última vuelta, Binder arrolla a Foggia y sirve el título en bandeja al murciano, aunque ya iba líder

El grupo de cabeza no estaba definido y se sucedieron varios adelantamientos entre ellos en cada curva. Seis pilotos aguantaron un ritmo más lento del que se esperaba y Pedro Acosta se hizo grande ante las adversidades. Sacó a relucir el coraje que tiene dentro y otra vez, como una hormiga, comenzó a construir los cimientos de lo que más tarde sería uno de los más felices de su vida.

Siguió empujando y arañando puesto y, a falta de tres vueltas, ya estaba tras la estela de Foggia otra vez. Tuvo que pensar el italiano que cómo era posible. Pero no solo eso, sino que el murciano no tenía ningún tipo de pudor en meterle la rueda a Dennis. No estaba reservando nada de nada. Toda la carne en el asador. De hecho, hasta se llegó a temer por una caída de Acosta que habría sido nefasto para el Mundial. La moneda, por fortuna, salió cara. En la última vuelta, Acosta se puso líder y con intenciones de marcharse. No quería despegarse Foggia, pero lo hizo de manera obligada. Y es que Binder quiso convertirse en el protagonista del bonito duelo que había por delante. Se pasó de frenada y arolló a Dennis Foggia en la última vuelta. En ese momento se acabó todo. En ese mismo instante, Pedro Acosta ya era campeón. No de la forma que había pensado, pero sí de una forma legendaria y con un Mundial excepcional a sus espaldas. Eso ya es suyo. Para siempre. Que le quiten ‘lo bailao’.

De niño travieso, quejica y algo llorón a ‘Tiburón de lo imposible’

Pedro Acosta, el ‘Tiburón del Puerto de Mazarrón’, que más debiera ser reconocido como el ‘Tiburón de lo imposible’ ya que sus padres y familiares nunca pensaron que pudiera llegar a convertirse algún día en campeón del mundo de motociclismo, ni por sus aptitudes ni por su carácter, travieso, quejica y algo llorón, según ha reconocido en ocasiones su propia madre, Mercedes Sánchez.

Pero la perseverancia de su padre, del mismo nombre, Pedro Acosta, pescador de profesión sobre un barco, el ‘Pesquero Peretujo’, con el que toda la familia se ha ganado la vida durante décadas pero que casi se podría decir que es propiedad de los bancos, para poder financiar la carrera del joven piloto del Puerto de Mazarrón, que se ha proclamado campeón con apenas 17 años.

Y es que al pequeño Pedro Acosta le viene la afición por las motos del «mayor» Pedro Acosta, gran aficionado a las «rodadas» los fines de semana en circuito, aunque inicialmente, no quería saber nada de motos, a pesar de tener la primera con cuatro años, y no se sabe muy bien si por perseverancia o por la primera vez que le vio rodar otro de sus mentores, Paco Mármol, «Pakote» para los amigos, el niño acabó viendo en las motos una pasión que hacer crecer.

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La carrera de Pedro Acosta, en imágenes Juan Trujillo y archivo familiar

Y eso no quiere decir que no probara en otros deportes, como las artes marciales, no se sabe muy bien si era kárate o taekwondo, pero cuya afición duró poco, hasta que se dio cuenta de que le «calentaban» demasiado.

Desde el mismo momento en que Acosta se dio cuenta que lo suyo era el motociclismo, no hubo tiempo para nada más, motos por la mañana, por la tarde y casi, casi por la noche, sin tiempo para salir de juerga con los amigos por la noche.

A partir de ese momento en que ‘Pakote’ comenzó a trabajar con un jovencísimo Pedro Acosta, sus padres, con las ideas muy claras, dieron un paso al lado para dejar hacer a su nuevo mentor, que se ha convertido en uno de los pilares del éxito de Acosta.

Fue entonces cuando Pedro Acosta padre y Paco Mármol acordaron tener al chaval un par de semanas a prueba y si no valía «pues que se dedique a otra cosa», en palabras de su padre, pero la realidad fue muy distinta y la relación entre Pedro Acosta piloto y «Pakote» ha continuado hasta hoy.

Si Paco Mármol se ha convertido en su estratega y alma máter, el hermano de éste, Juande Mármol, es su entrenador personal, quien destaca la perseverancia de uno de sus pupilos más obedientes y el último en abandonar el trabajo hasta que no concluye las tareas.

Ese carácter evidencia que por sus venas corre sangre de campeón, de uno de los campeones del mundo más jóvenes de la historia y el único que en su debut en el campeonato del mundo logró subirse al podio en las cuatro primeras carreras para cosechar un segundo y tres victorias, además de ser el único, junto al italiano Loris Capirossi, que ha sido campeón del mundo en el año de su debut en la competición.