El Real Murcia solo ha ganado dos partidos esta campaña en Nueva Condomina y ayer no fue una excepción, ya que los granas pudieron irse hasta satisfechos por conseguir un empate que a punto estuvo de transformarse en una dolorosa derrota ante un Jumilla que le puso mucha más intensidad y fuerza al partido que los locales.

Eso sí, aunque el potencial deportivo de los vinícolas es muy inferior al de los granas con diferencia, cada miembro de la plantilla del Jumilla recibe puntualmente su sueldo en tiempo y forma, algo que parece normal en cualquier empresa, aunque en Nueva Condomina existen tantos problemas que la verdadera realidad es que los jugadores, a pesar de la llegada de un nuevo consejo de administración, llevan tres meses sin cobrar. Es imposible que el conjunto grana, confeccionado a golpe de talonario aunque cada semana está generando nuevas dudas, pueda centrarse al 100% en los partidos cuando un día les cambian de jefe y otro, con buenas palabras y con la boca pequeña, se les invita a abandonar la entidad a todo aquel que no esté dispuesto a rebajarse su salario. Un pequeño terremoto que dentro de un mes más o menos va a deparar sorpresas importantes de jugadores que ya han deslizado en sus círculos más íntimos que están escuchando ofertas para cambiar de aires.

Ahora bien, los dos equipos sufrieron lo peor de la mañana en el mismo grado de molestia, un césped, por llamarlo de alguna manera, que no tenía ni color verde, ya que la resiembra llevada a cabo de forma urgente y tardía provocó que el encuentro de ayer entre Murcia y Jumilla diera la sensación de ser un choque de Preferente, ya que el terreno de juego parecía uno de esos parques de arena en los que los niños son capaces de pasar horas y horas sin aburrirse. Haber disputado el choque en otro escenario quizás habría sido la mejor opción para el Murcia, pero desde el jueves en los despachos del club tenían muy claro que el encuentro se iba a disputar en el coliseo grana estuviera como estuviera.

Y la plantilla murcianista, después de un triunfo en las últimas ocho jornadas, ha entrado en un estado de cierta depresión que hasta la grada es capaz de apreciar antes de que el árbitro señale el inicio del encuentro. Al comienzo todo parecía ir bien, pero con un gol por delante y ante su público, el Murcia se ha empeñado en hacer lo más difícil, darle alas al rival cuando se encuentra en el momento ideal para asegurarse los partidos. De hecho la duda ya está servida en la grada: ¿El proyecto de este año está formado solo por buenos jugadores o está confeccionado a base de talonario sin pensar en otras cosas?

Son tres meses los que se le deben a la primera plantilla murcianista, un grupo de jugadores al que no le ha sentado nada bien que los nuevos dirigentes les hayan dicho alto y claro que, si no están dispuestos a bajarse sus salarios, lo mejor es que se busquen otro destino en el mercado de invierno, un gesto que ha enfadado a gran parte de un vestuario que necesita un 'reseteo', además de que alguien les traslade alguna promesa que sea creíble y real. Tirar por la borda el proyecto deportivo de esta campaña es uno de los grandes debates que tiene la actual directiva, unos dirigentes que han exhibido una voluntad de ayudar infinita, pero con poca experiencia en el fango futbolístico.