En su rincón

Marina Muñoz Álvarez: la creatividad es contagiosa

Marina Muñoz Álvarez en la Exposición Picasso 360º

Marina Muñoz Álvarez en la Exposición Picasso 360º / Javier Lorente

Javier Lorente

Javier Lorente

Hay proyectos culturales y artísticos que nacen de una semilla pero que van creciendo convirtiéndose en un árbol. Hay un colectivo que nació hace cinco años, bajo el nombre de Cartagena Ciudad Creativa, y que, pese a su corta trayectoria, está resultando un verdadero oasis, un punto de encuentro esperanzador que demuestra que sigue siendo posible la cultura participativa y nacida de abajo, sobre todo cuando está pilotada por un grupo entusiasta de mujeres. Hoy quiero compartir con vosotros mi encuentro con la presidenta de esta asociación sin ánimo de lucro, una conversación con Marina Muñoz Álvarez, representante de un grupo de mujeres que está animando la cultura de esta ciudad mediterránea, tan llena de historia como de posibilidades de futuro.

Este colectivo, que no para de generar variadas actividades culturales, presenta en la actualidad una estupenda y muy aconsejable exposición titulada Picasso 360º que podemos admirar en el Museo del Teatro Romano y que me sirve como excusa para quedar con Marina y mantener una agradable conversación en torno a su asociación, sus actividades, el arte y los muchos proyectos que tienen en cartera. La fotografía la hacemos en la sala pequeña del Museo, junto a dos de las obras de esta exposición colectiva en la que participan, además de ellas, un grupo de artistas invitados como Salvador Torres, Juan Pedro Esteban, Goyo, o el dúo artístico de Juan Álvarez y Jorge Gómez. Luego me lleva a la cafetería del NH, donde uno está en la gloria, tranquilo, con música de fondo y con tan agradable e interesante conversación que hasta te distrae de una de las sonrisas y miradas más bellas de toda Cartagena.

Me habla Marina de sus orígenes andaluces: «Mis padres son de Cazorla y pese a que yo vivo en Cartagena y tengo aquí mi trabajo, amigos y actividades culturales, nunca he perdido mi vinculación con aquella tierra. Tengo familia allí y casi todos los meses me reencuentro con ellos, sobre todo con mi abuela. Me tira mucho aquella tierra y he de confesar que nunca me canso de volver al río y sus paisajes. Hace poco he vuelto a visitar en Quesada el Museo de Rafael Zabaleta, que cada vez me parece más interesante. Yo estudié Sociología y Ciencias Políticas, pero siempre me ha interesado el Arte. Mi madre, como profesora de Historia, siempre nos llevó, de niños, por multitud de museos y catedrales en todos los viajes que hacíamos. He mamado el arte, desde chica, y teníamos algún antecedente porque uno de mis tíos fue pintor».

Con el tiempo Marina puso una de las ópticas más reconocidas de Cartagena, pero desde hace tiempo la abrió a la cultura, con exposiciones, charlas y presentaciones de libros: «Aquello fue el germen de nuestra Asociación. La óptica se implicó en actividades culturales y al final fundamos Cartagena Ciudad Creativa entre un grupo de mujeres con iniciativas artísticas variadas. Nuestras actividades siempre han estado abiertas, invitando a otras mujeres, a otros colectivos y a hombres, por supuesto, pero la iniciativa y la organización siempre ha sido fruto de la creatividad y el curro de nuestra asociación. A mí me ha venido genial porque necesitaba algo más que la Óptica y me ha dado nuevas energías. Mi labor es más de gestora cultural que de artista, por supuesto, pero me ha animado a volver a formarme, a seguir aprendiendo, y en la actualidad estoy haciendo 4º de Historia del Arte en la UNED».

Está encantada con todo su equipo y con esas reuniones periódicas en las que van pariendo y dando forma, entre todas, a nuevas ideas y nuevos proyectos: «La primera exposición que organizamos fue de María José Lluch, luego seguimos con varias de las compañeras artísticas, compaginando pintura con danza o con poesía y en la actualidad ya se nos ha quedado pequeña la óptica y hemos expuesto o organizado eventos culturales en los escaparates de los comercios, en la calle y en varias salas públicas o privadas». Hablamos de algunos de esos proyectos que yo he tenido la suerte de conocer… y, mientras me habla, no digo que se le iluminan los ojos, porque quienes la conocéis ya sabéis que siempre son pura luz brillante: «Hicimos un proyecto con la Universidad de Murcia y ahí fue cuando nos exigían tener un nombre como colectivo y nos autobautizamos, queríamos homenajear a nuestra ciudad y también a la creatividad, que es nuestra bandera. Uno de los momentos clave fue nuestra asamblea gastronómica en El Pincho de Castilla. Se fue incorporando gente y ello nos ayudó a superar la pandemia. También hicimos un proyecto denominado Musas, utilizamos la imagen de una mariposa, por lo de la belleza y fragilidad, pero todo tenía una gran carga irónica, porque ya defendíamos la mujer activa, “guerrera”, nada pasiva ni decorativa. Fue muy bonito porque empezamos a unir la poesía y la danza con las artes plásticas».

Me cuenta que muchas de sus actuaciones y actividades no han recibido ningún apoyo ni subvención, aunque cada vez son más escuchadas y respetadas por las administraciones y demás entidades culturales. El colectivo ha colaborado con AMEP (Asociación de Mujeres Empresarias y Profesionales), y han realizado proyectos como el de ‘Arte en La Pecera’, una actividad muy interesante que se realizó en los escaparates de los comercios de la ciudad. También, me sigue contando, que han trabajado con otros municipios de la Región, como el de Cehegín en Gens Poética, «un proyecto que promueve una ciudad más sostenible y viva, tanto para la gente como para el territorio, que nace a partir de las raíces rurales, las costumbres y el arte, siendo el hilo conductor la poesía o cosas como las labores con esparto y otros tejidos tradicionales, y siempre en colaboración con otros colectivos culturales y asociaciones de mujeres, tanto del Campo de Cartagena como de Cehegín».

También hablamos de diversas acciones solidarias, para recaudar fondos para causas benéficas, como una exposición, titulada Botijos, que se organizó en Innovación Óptica, con más de 30 artistas que tunearon, decoraron o intervinieron botijos, siempre con la filosofía del reciclaje y de dar nueva vida a objetos tradicionales. Y me dice: «Necesitamos el arte y la cultura, es urgente para que el mundo no se vaya al traste, y necesitamos estar unidos, apoyarnos en lugar de competir… Sé que suena utópico, pero no voy a dejar de intentarlo». La buena gente puede cambiarte y cambiarlo todo.